sábado, 1 de febrero de 2020

LA ESTELA DE CASA DEL TEMPLE (Toledo) Y LA DE CALAIBRIA (Portugal); dos aras inéditas -PARTE I: LA ESTELA DE CASA DEL TEMPLE-.

Deseo dedicar este artículo a Fco. Javier Zubiaur Carreño -investigador incansable-; cuya obra con miles de páginas expresa una enorme inteligencia, una magnífica honradez y un gran amor hacia su patria chica, a su tierra natal y a nuestro país -a San Martín de Unx, a Pamplona y a España-.

Existe un índice general de artículos que contiene este blog, al que se llegará pulsando el siguiente enlace: https://artesimbologiayhumanismo.blogspot.com/2023/07/indice-de-articulos.html


POR LA AMPLITUD DEL ESTUDIO, SE HA DIVIDIDO EN DOS PARTES. ESTA ES LA PRIMERA, EN LA QUE ANALIZAREMOS EL ARA DE CASA DEL TEMPLE. PARA LLEGAR A LA SEGUNDA, EN QUE TRATAMOS SOBRE LA DE CALAIBRIA, PULSAR:
https://artesimbologiayhumanismo.blogspot.com/2020/03/la-estela-de-casa-del-temple-toledo-y.html
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, la estela de Calabria portuguesa. Esta antigua ciudad -también llamada Calaibria-, es hoy un monte perdido junto a la población de Almendra. Fue abandonada entorno al siglo XII de nuestra era, sin conocerse los motivos de su desaparición. Se considera un emplazamiento suevo, fundado como sede episcopal dependiente de Braga; aunque al ser destruido por los árabes -hacia el año 750-, quedó casi abandonada. Parece que se repobló en tiempos de la Reconquista, creándose entonces el nuevo obispado de Calabria, dependiente de Ciudad Rodrigo (ajeno a la diócesis de Braga). Pero por motivos que se desconocen, la ciudad fue despoblándose -quizás debido a enfermedades-; llegando a convertirse en ruinas durante el siglo XVI (tal como se menciona en los textos de la época). El pedestal que vemos se encontró cerca de las ruinas de Calaibria; sobre una valla de una finca particular y en un lugar llamado “la piedra escrita”. Lo estudiamos en la parte segunda de este artículo, que por su amplitud hemos de dividir en dos capítulos.
ABAJO: Ara paleo-cristiana propiedad de La Casa del Temple, en Toledo. Esta estela procede de Sos del Rey Católico, una de las Cinco Villas de Zaragoza. Se fecha en el siglo VII d.C. y se encuentra en la colección particular de esta monumental casa toledana, que tiene unos mil años de antigüedad.
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Los capítulos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan de imágenes con un amplio comentario explicativo (recogido en rojo y cuya finalidad es razonar ideas). Si desea leer el artículo entre líneas, bastará con seguir la negrilla y las letras rojas destacadas.
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I - INTRODUCCIÓN
Para comenzar, narraremos los motivos y el origen de mi afición hacia lo que vulgarmente se llaman “las piedras”. Ya que mi cariño por el pasado, sus historias, su arquitectura, su escultura y sus restos pétreos; nace de un mismo modo al que describen en sus estudios Frco.Javier Zubiaur Carreño y Jesús Ukar Muguzábal. Donde podremos leer como el primero tuvo ese despertar durante la niñez; cuando pasaba sus días festivos en el precioso pueblo de San Martín de Unx. Maravillosa zona donde tenían una casa sus padres; personas muy conocidas y queridas en Navarra -Jose Angel Zubiaur Alegre y Ma.Jose Carreño-. Allí fue donde su hijo Francisco Javier, durante la infancia se aficionó a las piedras, a la Historia, al arte popular y a cuanto deja un rastro y resto cultural que merezca la pena estudiar. Convirtiéndose finalmente en uno de los más insignes investigadores españoles, especializado en Historia, folklorismo, arquitectura rural o civil, estatuaria y estelas; derivando finalmente hacia ramas tan actualizadas como la fotografía o el cine.
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Por su parte, Jesús Ukar, también pasó días felices y niñez en San Martín de Unx, donde se aficionó a estudiar los restos y viejas losas que poblaban el lugar. Pueblo donde conoció a F.J. Zubiaur Carreño, del que obtuvo una gran influencia -como maestro y convecino-; todo lo que le llevó a especializarse en estelas y aras. Así lo narra en el prólogo de su extenso tratado sobre esas losas discoidales (1) ; donde explica con las siguientes palabras, cómo y por qué se interesó por ellas:
cuando todavía era estudiante de tercer curso en Bellas Artes, me enseñaron unas piedras circulares con una prolongación rectangular o trapezoidal, que se encontraban en la casa parroquia1 de la localidad navarra de San Martín de Unx. “Recuerdo que, aquellas formas tan rústicas, me cautivaron por completo y no pude resistir la tentación de preguntar por su función y su procedencia. Sin demasiadas explicaciones, me dijeron que se llamaban estelas discoideas (…) // Cual fue mi sorpresa cuando comprobé que, algunos escultores vascos como Néstor Basterrechea, Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, etc., también habían trabajado el tema de las estelas discoideas y habían realizado obras en las que aparecía implícito su sello (...) En los primeros pasos, observé que ya existían estelas discoideas en el tiempo de los iberos, romanos y, sobre todo, en la época medieval, conservándose en algunos lugares hasta nuestros días. Comprobé que las había en Navarra, Guipúzcoa, Alava, Vizcaya, Cantabria, La Rioja, Aragón, Cataluña,Comunidad Valenciana, las dos Mesetas, etc., y también en otros países como Francia, Portugal, Reino Unido, Alemania, Escandinavia, Terranova, Siria, Arabia, Armenia” (2) .
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: En nuestra introducción narramos los motivos que aficionaron al estudio de estas estelas, a investigadores como Zubiaur Carreño o Jesús Ukar. Para que veamos el encanto de aquellas losas, recogemos aquí algunas fotografías del Museo de arte popular de Estremoz (Portugal); donde su exposición es tan bella como ajustada a época. Agradecemos a este Museo de Estremoz nos permita divulgar nuestras imágenes. Al lado, paredes del mencionado recinto donde se exhiben centenares de losas discoidales encontradas en la zona. Abajo, el patio del museo, con algunas columnas y capiteles tardorromanos.



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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes más del Museo de Estremoz, al que agradecemos nos permita divulgarlas.










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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes más del Museo de Estremoz, al que agradecemos nos permita divulgarlas. Observemos como entre las estelas más “comunes”, están las llamadas discoideas y que suelen fecharse en la Baja Edad Media (aunque muchas sean ya de tiempos del Renacimiento o posteriores).





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En lo que a mí se refiere, el amor hacia el pasado y sus restos nació en pleno campo; en una comarca sita entre la Extremadura de las Villuercas y la de Trujillo -tan significativa como bella-. Allí viví las vacaciones de mi infancia; en una zona denominada Las Infantas, al haber sido habitada por las hijas de Felipe IV. Montes que pertenecían al simpático municipio de Madroñera (Cáceres); a unos cuatro kilómetros de la maravillosa población que conquistó medio Mundo y patria natal de Pizarro. En ese lugar disfruté mis días de descanso durante la niñez. Quizá los más felices de mi vida... . Cuando íbamos de viaje todos: Padres, hermanos y hasta primos... . Durante las Navidades y en Semana Santa; pudiendo acercarnos también algunas fiestas a las que hoy llaman “puentes”. En ese precioso lugar, frente a la ensoñación de Trujillo; fue donde sentí mi primera vocación profesional. Tan solo con cinco años. Un deseo laboral profundo y arraigado, pero que acabó frustrado y me dejó marcado para siempre -como si se tratase de un primer amor perdido...-. Pues al igual que suele suceder con la persona a quien primero se ama; me chafaron aquella pasión por trabajar en los campos trujillanos. Una vocación por ser pastor de ovejas, que terminó en una ilusión cercenada.
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Esto fue lo que me sucedió cuando a los cinco años comuniqué a mi familia que yo iba a ser ganadero; de ovejas o cabras, pero pastor. Una profesión que en Castúo se dice “pahtol” y que aseveré a todos, seguiría de mayor -se opusiera o no mi familia...- . Asimismo, advertí que para ser “pahtol” no hacía falta ir al colegio; por lo que ya no necesitaba regresar a Madrid, ni mucho menos volver a este edificio de Aravaca -llamado Santa M. de los Rosales- al que me llevaban a diario, en contra de mi voluntad. Siendo ese mi deseo más profundo, no quería ya irme de aquellas tierras junto a Trujillo. Comunicando también a mis padres y hermanos, que varias familias de Madroñera me ofrecían “asilo”; prometiendo cuidarme y acogerme en el pueblo mientras “estudiaba” para pastor.
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Mis progenitores se reían de la idea, pero aún recuerdo la lluvia de tortas que me cayó por parte de mis hermanos y de las institutrices alemanas, que vivían con nosotros. Lo hacían para que volviera al colegio y fuera “un hombre de bien”. Pero para mí, cada vez que regresábamos de las vacaciones y había que dejar Las Infantas; aquello, era un verdadero Calvario (pues quería irme con las ovejas, fuera como fuese). Iba contando a todos los de Madroñera mi vocación de ganadero y la situación “tan terrible” que yo vivía en mi familia... . Todos allí comprendían que no quisiera regresar a Madrid y me intentaron ayudar a pasar el mal trago. Así fue como durante las vacaciones me acogían en los chozos, para prepararme como “ovejero”, invitándome siempre a comer y hasta dormir con ellos. De ese modo me hice amigo de los pastores de la zona y muchos de ellos me enseñaron sus costumbres y su cultura; cargada de leyendas, artes, canciones y cuentos ancestrales maravillosos. Un saber popular donde tenía un enorme arraigo Virato; cuya vida imaginada contaban misteriosamente esos pastores cada tarde, cuando se reunían a la luz de la lumbre -antes de dormir-. Hablando en multitud de ocasiones de este caudillo lusitano; que había sido pastor -como ellos- y guerrillero en sus horas libres. De quien afirmaban que estaba enterrado en un monte muy cercano, llamado Santa Cuz; sito apenas a diez kilómetros de Madroñera. Así fue como me aficioné a la Historia, a las piedras, al arte y al mundo popular (cuya sabiduría era tan milenaria, como rica e imaginativa).
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes del Alto de Santa Cruz, en Cáceres, donde decían los pastores que estaba enterrado Viriato. Algo que me enseñaron hace más de cincuenta años; cuando quise trabajar con ellos cuidando ovejas y me acogieron en sus chozos. Donde todos se reunían durante las noches, al calor del hogar de leña y narraban fabulosas leyendas; historias que a ellos les habían contado sus abuelos. Era yo tan pequeño que apenas recuerdo alguno de esos cuentos o canciones que contaban y cantaban, cada noche los pastores de la Extremadura. Aunque sí me acuerdo perfectamente del primer día en que les oí hablar de Viriato. Yo no sabía quién era aquel personaje y al decirlo, todos quedaron asustados de mi ignorancia. Uno de ellos se levantó y me tomó por el brazo replicando:
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- ¡¿Que no sabes quién era Viriato?! ¿Y entonces tú que “C..” estudias en el colegio ese?-.
Yo respondí que apenas tenía cinco años y que aún no se había dado ese tema. Tras lo que aquel hombre respondió:
- Pues Viriato era pastor y extremeño, como nosotros; pero además era general y caudillo. ¡¡Un tío “cojonuísimo” que se las hizo pasar putas a los romanos!! -
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Ante mi cara de asombro reaccionaron el resto de los contertulios y dijeron al que me increpaba:
-Anda, saca al niño y enséñale dónde está enterrado Viriato...
Así fue como salimos del chozo para ver el monte donde se encontraban los restos del guerrillero lusitano. Recuerdo que anochecía y la puesta de Sol era maravillosa; debía ser un mes de abril o marzo -en días de Semana Santa-. En este trance, me señalaron hacia el monte llamado Santa Cruz, diciéndome:
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-Allí, en el segundo pico más bajo, se encuentra la tumba de Viriato.
Yo me quedé admirado de la magia de todo; de la antigüedad de cuanto veía y escuchaba... . Desde entonces nunca dejé de soñar con la Historia, pensando en Viriato, en los romanos, en los íberos y en aquel cerro de Santa Cruz.
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Muchos años después, cuando me aficioné a la arqueología; pensé que todo aquello eran historias sin fundamento. Hasta que un día visité los pueblos situados bajo el monte que los pastores me señalaron. El municipio del lado Este, se llama Puerto de Santa Cruz y sus casas estaban llenas de estelas romanas adosadas a sus paredes, lo que hablaba de una necrópolis muy cercana. El que está al norte y en las faldas de la montaña, se llama Santa Cruz de la Sierra. Donde increíblemente vemos en su plaza tres estelas colocadas en la fachada de una casa; aras romanas cuya marca dicta que una de ellas es la tumba de un ciudadano de nombre Viriato... .
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JUNTO BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, vista del pueblo de Santa Cruz de la Sierra (Cáceres). Sobre este se alzan dos cimas del monte denominado Santa Cruz; la más baja es el llamado Pico de San Gregorio, donde se dice que Viriato fue enterrado, tras haber sido traicionado por sus lugartenientes. Abajo, las tres estelas que lucen todavía sobre la fachada de la casa antes llamada “del médico”; en la plaza de Santa Cruz de la Sierra. En una de ellas podemos leer escrito en abreviaturas: “Viriato. Hijo de Tancino. Aquí yace. Que la tierra te sea leve”.



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JUNTO BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, fotografía tomada hacia 1966, cuando yo tenía unos cinco años y quería ser pastor. Así era como me iba a Madroñera el día de la patrona a visitar al Jesús de los pastores, para pedirle que me dejase vivir en el campo y que no me llevasen más de vuelta a Madrid. El Niño Jesús pastorcillo, no me hizo mucho caso; pero al menos todo aquello me legó una enorme afición por la Historia y la Arqueología, nacida de las leyenda de Viriato que narraban en el campo.
ABAJO: Fotografía de la maravillosa muralla de Trujillo, en cuyo fondo podemos ver los campos de Madroñera.



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Al lado, casa donde siguen estando las estelas. Escribo “siguen estando” porque se advierte que la fachada ha sufrido un asiento y que esta grieta ha destrozado una de las aras. Quizás sería mejor reponer allí unas copias y guardar en el ayuntamiento las originales.
Abajo, la famosa estela de Viriato. Sobre su primera palabra inscrita, hemos marcado en la pared cada una de las letras; que se corresponden con el nombre del caudillo lusitano.




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JUNTO BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, detalle de la estela menor, situada a nuestra izquierda y en el mismo grupo. Abajo, otra imagen tomada desde la plaza de Santa Cruz de la Sierra, donde podemos ver la cima de su monte homónimo y el pico de San Gregorio.









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JUNTO BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, detalle de la estela mayor, colocada a nuestra derecha en la fachada. En la foto se observan los daños que ha sufrido, a mi juicio, debido a un asiento o grieta del muro que la sustenta. Por ello, creemos que sería mejor guardarlas en el ayuntamiento y colocar allí unas copias. Pues estas piezas se hallaban antes bajo techo y el interior de las casas del pueblo; tal como atestigua Antonio Ponz en su “Viage de España”, publicado en 1776. Abajo, otra imagen del monte de Santa Cruz y sus dos cerros, vistos desde la plaza de esta población homónima.


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Nunca llegué a culminar mi deseo de ser pastor y jamás pude dedicarme a cuidar ovejas; siquiera una punta de cabras. Así que todo cuanto me quedó de aquella ilusión devota e imaginada, fue mi afición por la Historia y por las “piedras”. Estando prácticamente obligado a estudiar y escribir casi a diario sobre ellas; para poder seguir soñando y olvidarme del triste mundo de la empresa. De tal manera y una vez narradas mis “neuras”, que curo gracias a sueño de Viriato, al de Tartessos y al que las piedras me regalan. Regresaremos al artículo que aquí comienza, expresando que no intentaremos realizar un estudio generalizado sobre las estelas. Pues poco hay que añadir tras los que expuso Frankowski -hace cien años- y lo que posteriormente investigaron expertos como: Frco. Javier Zubiaur; Gómez-Tabanera; Leo Barbe; Fermín de Leizaola; De la Casa; Menchón; Mario Cardozo; Silgo; Peralta Labrador; Beleza; Marco Simón; Domenech; Regueras; Santos Yanguas; Ukar Muruzabal; Tabar Sarriá; Jusué Simonena; Pascual Mayoral; Sáenz de Urturi o Labeaga Mendiola.
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Los profesores citados anteriormente muestran el número y el prestigio de quienes escribieron sobre este tema; pero asimismo, demuestran la gran documentación existente. Por cuanto, tras leer sus múltiples y variados análisis sobre estelas peninsulares -en ocasiones extensísimos-; podremos comprender que el conocimiento de estos pedestales está perfectamente documentado y “prácticamente completado”. Por cuanto lo único que podemos realizar, para ampliar este tema, es dar a conocer nuevos ejemplares (aún inéditos). Asimismo, el anterior listado de escritores que han estudiado estelas pétreas -tratando especialmente las discoideas-; nos va a servir como base y guía de nuestra bibliografía. Valiéndonos de sus publicaciones, donde lograron recopilar miles de ejemplares de lápidas desconocidas. Losas discoidales descubiertas especialmente desde que se inició un nuevo gran impulso a esta investigación; avance protagonizado por expertos como Zubiaur Carreño y Gómez-Tabanera, hace ya más de cuarenta años.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: No es extraño ver estelas colocadas en las fachadas de pueblos con una gran tradición o Historia. En algunas ocasiones, las sitúan en un lugar preferente; aunque hay veces que se utilizan como mojones y hasta como bolardos, para que no choquen los coches contra la fachada. Este es el caso de una que encontré en el precioso pueblo portugués de Monsaraz. Donde en las distintas fotografías que mostramos, podemos ver una estela discoídea, totalmente desgastada y usada como bolardo en plena calle mayor.




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JUNTO ESTAS LINEAS: Otras imágenes de la calle principal de la preciosa población alentejana de Monsaraz (con una estela usada como bolardo).

Al lado, una furgoneta transita por las cercanías de donde está la estela.





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Al lado, la iglesia mayor de Monsaraz y bajo aquella, la estela (a nuestra izquierda).












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Al lado, detalle de la estela, donde se observa que es de mármol y se encuentra completamente desgastada (al menos en las zonas que se ven).








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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Imágenes de castillo de Alaondral (Portugal). Al lado, interior de la muralla, con una excavación. Abajo, restos romanos hallados en la cata. En la fotografía se puede apreciar lo que parece una columna romana reconvertida en un ara o altar quizás paleocristiano.








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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Imágenes de la villa alentejana de Alaondral (Portugal). Al lado, el castillo en esta preciosa población. Abajo, restos que surgen en una excavación de su fortaleza.


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II - CONCEPTOS GENERALES SOBRE LAS ESTELAS
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Nos dicen C. Jusué y M. I. Tabar en su obra que analiza la aparición y significado de estas losas en Navarra (3) ; como desde “la Edad del Bronce se conocen en la Península Ibérica numerosas estelas que responden, según las distintas interpretaciones, a rituales funerarios relacionados con inhumaciones o bien a marcadores territoriales, que -a la vez- informan de una cierta jerarquización de la sociedad que los erige" (...) También son sobradamente conocidas una serie de estatuas-menhires o estatuas-pilares relacionadas con el mundo dolménico, decoradas con grabados, y representando personas o dioses”. (...) “Entre otras significaciones, el menhir parece haber tenido el papel de guardián de sepultura, con este fin se colocaba generalmente cerca o en los alrededores de un depósito funerario. El monolito tenía función de proteger contra los animales, las rapiñas y sobre todo, contra la muerte. Así, de la misma manera que la incorruptibilidad de la piedra, el alma del difunto subsistirá indefinidamente sin dispersarse” (4) .
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Bastará leer las anteriores frases para comprender que el origen de las estelas y su uso como pedestales conmemorativos para un fallecido, es tan antiguo como la misma civilización. Pues ya las utilizaban con este fin durante la cultura dolménica; que fue la primera de Occidente. Civilización megalítica, que sabemos nace en el litoral atlántico de Europa antes del V milenio a.C. y que permaneció viva hasta la llegada plena del Hierro (al menos hasta el Bajo Bronce, que se fecha a mediados del II milenio a.C.). Todo lo que significa que desde nuestro más remoto pasado y en pleno neolítico, ya se usaban las estelas, aunque dándole formas dolménicas o muy sencillas. Por su parte, F.J. Zubiaur Carreño, escribe acerca de las aras medievales y discoidales lo siguiente:
La estela discoidea es el resultado de una larga evolución, cuyo punto de partida parece estar en el deseo de proporcionar al muerto su imagen, para que pueda reencarnarse su alma errante. Ello va en perfecta consonancia con su silueta antropomórfica. J. M. Barandiarán la considera como una representación y estatua de los antepasados y ve sus posibles antecedentes en los menhires antropomorfos, tesis coincidente con las de Frankowski, Colas, Latronne y O’Shea entre otros”. (…) La decoración imita con frecuencia el fenómeno de irradiación solar y, así, muchas veces los adornos se disponen circularmente alrededor del centro del disco como en una continua expansión, provocando una gran cantidad de efectos ópticos de claroscuro, que confieren a la estela una especie de vida interior. Vemos, pues, que las estelas encierran un mensaje simbólico: tratan de evidenciar la supervivencia del alma del difunto, homenajean al Creador del Sol que es Dios, atestiguan una transcendencia. Y el simbolismo no es generalmente inconsciente o imitativo. Por lo cual, puede concluirse que la estela es mucho más que un mero objeto decorado: es una prolongación de la personalidad del hombre, es la expresión de una fe y de unas creencias” (5) .
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AL LADO: Ídolo con puñal de Peña Tú, dibujado por mí. Se trata de una de las primeras lápidas con representación humana de la Península (fechada en el calcolítico).











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AL LADO: Dolmen antropomorfo de Mollet del Valles. Con un tamaño de unos cinco metros y medio de altura y un peso que sobrepasa las seis toneladas; es quizás la escultura antropomorfa más antigua de la Península. Desde este tipo de representaciones nacerían las estelas de la Edad de Bronce; posteriormente, las de la Edad de Hierro y finalmente, las romanas y las medievales.




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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: El carácter sagrado de las estelas en el saber popular, se muestra hasta nuestros días; donde continúan conservándolas en las fachadas de edificios y templos. En imagen, al lado una casa de construcción reciente en el pueblo de Villanueva de la Sierra (Cáceres). Abajo, dos estelas romanas adosadas a su fachada.






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Al lado, detalle una de las estelas pertenecientes a esta fachada de Villanueva de la Sierra. Vemos que se trata de una losa romana, con un cuarto lunar en su parte alta






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Al lado, detalle de la otra pieza adosada al muro de la casa. Igualmente romana, en este caso tiene como motivos decorativos, dos estrellas y la luna. Su forma recuerda una figura de mujer, vestida con un traje talar; con los dos pechos en los astros y un collar en el cuarto lunar. Su diseño antropomorfo, nos hace pensar que quizás ambas losas representarían a un matrimonio; donde este pedestal sería el femenino y la de imagen anterior, el masculino. Concediendo esos valores a las lápidas para simbolizar a los finados y recordarlos eternamente.






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JUNTO ESTOS PÁRRAFOS: Diversas estelas del Museo de Estremoz (Portugal), al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes. En el interior de este precioso museo se explica que la mayoría de sus piezas proceden de una excavación realizada en 1967 en la iglesia de San Pedro, en Evoramonte (población muy cercana a Estremoz). Casi todas son de mármol, caliza de la que hay grandes canteras en el Alentejo (cerca de Villaviciosa). Al parecer, en esta excavación de Evoramonte hallaron decenas de losas. Al menos se encontraron dos con motivos de oficios; una con discos; veinte con señales de cruces; dos con pentagrama (estrella de cinco puntas) y otras señas de trabajo en anverso; tres piezas con decoración de objetos laborales y el resto con flores o escudos. Añade la explicación de Museo, que las que contienen estrellas -aunque sea la de David- no se relacionan con sepulturas judías; sino que este era un símbolo para combatir al diablo. Por su parte, las decoraciones cruciformes con lises o flores, suelen pretender recrear las letras griegas nike Ic (NIKE IX) ; significando la “VICTORIA DE JESUS”.
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Al lado, una de estas piezas del Museo de Estremoz, en la que vemos un ojo esculpido. A mi juicio se trata de un símbolo apotropáico relacionado con el aojo y por lo tanto con “la higa”. Si así fuera, su simbolismo se uniría al de la vulva, como icono de la fertilidad y del bien. Un signo positivo durante el Medievo y una representación de la vagina (principalmente de mujer) que se colgaba en las fachadas de las iglesias hasta el siglo XV, con el fin de que las cosechas fueran buenas y el ganado nunca sufriese la esterilidad. Culto a la fertilidad común a todas las épocas y lugares, que hasta El Renacimiento tuvo un gran arraigo (tal como muestran las estatuas del llamado “románico erótico”). Para conocer más sobre el tema, recomendamos leer mi libro: "HIGA, HIGO, HÍGADO Y AOJO (magia, religión y medicina) "El cuerpo en la tradición", Valladolid 2007 (ed. fundación Joaquín Díaz -y mis estudios sobre el tema, que recojo en cita (12) -.
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Al lado, otra estela del Museo de Estremoz, con un triángulo; figura que quizás recuerda a una punta o reja de arado. Aunque sería más conveniente considerar esta figura como otro símbolo profiláctico.






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Al lado, estela del Museo de Estemoz con un extraño diseño que asemeja una media Luna sostenida. Quizás se trate de la idealización de un candil o de un candelabro, y se trata de la profesión del muerto para el que fue tallada la losa. Aunque hay que pensar nuevamente en un diseño estilizado que nos lleva a recordar el cuarto lunar.








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Al lado, estela del Museo de Estremoz, con un cáliz y una Sagrada Forma sobre este. Probablemente se trata de una pieza dedicada a un clérigo.











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Al lado, estela del Museo de Estremoz, perfectamente conservada y que contiene una estrella de David, en cuyo centro se halla una rueda astral. Ya hemos comentado que estos símbolos no significan que se trate de la tumba de un judío (pues se halló en campo santo cristiano). Sino que tenían un carácter mágico, para ahuyentar al diablo y con fines profiláctico astrales.








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Al lado, estela del Museo de Estremoz, con un caldero. Seguramente para rememorar al fallecido al que se hizo, quien quizás fue calderero. Pese a todo, la cazuela o el cazo eran figuras sagradas entre los celtas, conservadas también con carácter ritual entre los cristianos. Significando la iniciación, y por ende, el paso al más allá; ya que se relaciona con el ciclo del Grial, que originariamente procede de mitos como el Caldero de Lug y los “potes” de druidas celtas -donde realizaban magia-.
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Al lado, estela del Museo de Estremoz con un divertido símbolo: El toro. Pudo tratarse de la tumba de un ganadero, aunque prefiero deducir que fuera un símbolo apotropáico, cuyo significado une al bóvido con el sentido genésico de fuerza, valor y masculinidad.










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Al lado, estela del Museo de Estremoz que representa unas tenazas junto a lo que parecen un altar. Evidentemente, quizás se trata de una losa dedicada a un herrero; pero su carácter nos recuerda más a alguien que quiere idealizar esas tenazas, colocándolas sobre un ara. Es decir, que la herramienta sería el símbolo de una vida (de un trabajo) pero su sentido va más allá del simple instrumento. Posiblemente, relacionado con un fuego o altar sagrado.







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Al lado, estela del Museo de Estremoz conteniendo una herradura. No se trata del dorso de la anterior, como podía pensarse al tener aquella unas tenazas. Sino de otra pieza cuyo simbolismo parece más bien unir la herradura con la Luna.










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Al lado, estela del Museo de Estremoz, con un Sol. Aquí vemos claramente que la representación de estas piezas es muy pagana y se acerca más al mundo romano que a las figuras cristianas. En este caso observamos una figura solar idealizada como una margarita.







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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos imágenes de otra curiosa estela perteneciente al Museo de Estremoz; al que de nuevo agradecemos nos permita divulgar nuestras fotografías. En estas tenemos una losa con la representación de dos toritos. Quizá rememorando que el finado fuera ganadero, aunque me inclino más a pensar en que aquel que la encargó idealizaba la figura de este totem ibérico -como lo es, el morlaco-.





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Tras las interesantes frases de Zubiaur Carreño -que hemos leído antes de las imágenes-; en el mimo estudio el investigador continúa creando una clasificación de estas losas y de sus motivos decorativos -tal como recogemos abreviadamente en cita (6) -. Todo lo que lleva a Jesús Ukar, a definir las tipologías de estelas y sus diferencias figurativas. Diciéndonos que se distinguen en “DISCOIDEAS, cuando su estructura básica es un disco o círculo, con una prolongación o pie para unirse al suelo. CUADRADAS, cuando está formada por cuadrados. RECTANGULARES, también denominadas tabulares cuando su estructura es prismática. EN FORMA DE ARCO, en sus múltiples variantes, apuntados, semicirculares, polilobulados, góticos, etc. TRIANGULARES, PIRAMIDALES, CILÍNDRICAS, etc(7) . Continúa el mismo autor refiriendo las clasificaciones y diferencias de esas aras, conforme fueron determinadas en los estudios de Zubiaur Carreño -ver cita (8) -. Añadiendo que: “Normalmente se pretende demostrar que la forma circular del disco y la trapezoidal del pie son el final del proceso evolutivo de la figuración humana o astral. A nuestro juicio, esto es un error grave, ya que la estela se debe valorar en su conjunto. No se puede desligar el perímetro exterior de la estela con las imágenes que aparecen en su interior” (9) . Ante estas últimas palabras de Jesús Ukar, siento expresar que disiento de ellas; pues -a mi entender- la forma de pedestal con cabeza en estos cipos, procedería de una idealización antopomórfica o cósmica. Considerando personalmente, que precisamente ese diseño similar al cuerpo humano o que asemeja los astros; es el motivo que otorga un halo santo y mistérico a estas piedras, tal como refiere F.J. Zubiaur: Simbolizando así, el Universo y el finado sobre cuya tumba se colocan.
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Sigue Jesús Ukar explicando el arraigo en la Península de estas estelas, escribiendo que su uso tenía una finalidad ligada a la intención de facilitar al fallecido su ascenso al cielo. De este modo menciona hechos y costumbres paralelas; como que en ciertas zonas de España, se abriese una teja sobre el techo del dormitorio de los que agonizaban. O el uso de los libros del “Arte de Morir”, enseñados a los familiares de enfermos para que ayudaran a expirar y marchar al más allá, a quienes tenían sus días contados (10) . Asimismo, todos los investigadores convienen en que las aras (discoideas o no) gozaban de un carácter mágico y hasta apotropáico. Escribiendo Jesús Ukar que sus diseños tenían este uso, por cuanto estaban conformados porImágenes con fines profilácticos, contra todo tipo de peligros y maleficios. L. Colas y F.J.Zubiaur han advertido de esta posibilidad, que obedecería a creencias supersticiosas. En todo el ámbito del Pirineo se ha demostrado que, muchas de las marcas que se colocaban en el ganado eran para identificar a su dueño o para proteger al animal contra posibles enfermedades". Y que acerca de ello: “J. Ramírez de Lucas, nos indica que en varias granjas noruegas se colocan símbolos abstractos -geométricos y no geométricos- en la puerta de entrada, para prevenir de enfermedades a los animales. (...) F.J.Zubiaur se ha referido a la posibilidad de la existencia de una arte abstracto popular” (11) .
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Tras las anteriores frases, deseamos realizar un inciso, para comentar lo que expresa al respecto, Juan Ramírez de Lucas -experto en arte popular al que tuve el honor de conocer, cuando yo contaba tan solo diez años; mientras él era el crítico de ABC y colaboraba con mi padre en la Revista Arquitectura-. Porque esta idea de que las granjas noruegas se decoraban con figuras abstractas con un valor apotropáico, daría un enorme valor a la escritura en runas (desarrollada en el mundo escandinavo) y explicaría su simbolismo esotérico. Ya que -como es sabido- las runas eran usadas desde tiempos ancestrales para adivinar el futuro; a modo de un tipo de “tarot”, que seguramente se basaba el en valor profiláctico de cada uno de sus signos. Ello -a su vez- nos lleva a deducir por qué determinados símbolos tienen un carácter mágico desde los más remotos tiempos; pudiendo comprenderse así la sacralización de diversas formas, como la de: Estrella; espiral; discoidal; círculos; rombos y triángulos; cuarto lunar; lineas tipo espinas de pescado; aspas, y hasta las cruces o crismones. Todo lo que respondería a la idea de Zubiaur Carreño, que afirma la existencia de un “arte abstracto popular”, cuyo sentimiento -a mi juicio- nace del valor apotropáico de ciertos diseños. Es decir, que aquellas abstracciones significarían un ente mágico o sagrado; siendo la esquematización del cielo, la tierra, el agua, el sol, las estrellas, el hombre y largo etcétera de motivos en los que podemos inspirar nuestras creencias. Gran parte de ellos, representados así desde los tiempos más remotos; incluso desde el neolítico. Por lo que suelen mantenerse signos sagrados y abstractos, de origen milenario; en muchas de las aras, lápidas y estelas discoidales.
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos estelas del Museo Arqueológico y provincial de Burgos (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes). Al lado, pedestal con una estrella de cinco puntas. Parece que este signo fue muy utilizado entre gentes unidas al Temple, como fórmula de ahuyentar al diablo. Su significado está unido al pitagorismo y se basa en el pentágono como clave de la circunferencia; lo que marca el grado 72º (ya que 360/5 = 72). Así pues, siendo el 5 la clave para trazar la sección áurea; que se descubre en las “cuerdas”, “senos” y “cosenos” de una estrella de cinco puntas, dentro de una circunferencia (lo que Maestin definió finalmente como Ѵ5/2 + ½ = 1,618033988 ). El pitagorismo basó toda su teoría numérica en este número 5, unido al círculo y de ello, la estrella de pentagonal que marcaba los grados 72 del redondel. Finalmente este complejo símbolo se tuvo como demoniaco y anticatólico, cuando los templarios cayeron en desgracia y fueron juzgados, atribuyéndoles conocimientos otorgados por el diablo.
Abajo, preciosa estela con una cruz en forma de flor. Se rodea de un disco dentado, lo que nos lleva de nuevo a representaciones solares anteriores al cristianismo.
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos estelas muy interesantes y distintas a las comunes. Al lado, losa del Museo de Santillana del Mar (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Procede de la ermita de Santa Ma. De Valverde y se fecha entre los siglos IX al X. Contiene una figura humana, con letras (quizás representando al fallecido y recordando su nombre). Abajo, preciosa estela del Museo Arqueológico y provincial de Burgos (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Se trata de un ara del siglo X, que fue hallada en la iglesia de Santa María, en Tordomar (Burgos). Su refinamiento y simbolismo cristiano son un ejemplo de arte prerrománico, acercándose al visigodo.
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Para finalizar esta serie de imágenes, presentamos algunas estelas romanas, todas del Museo Provincial y Arqueológico de Cáceres -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-; lo hacemos con el fin de comprender el arraigo y la procedencia de las aras medievales. Al lado, losa sepulcral del principios del siglo I d.C., hallada en Zorita (Cáceres), con la inscripción “aquí yace Ligirio, hijo de Dobitero”. Observemos la tosquedad con la que está hecha, aunque a su vez deja bien claro el carácter antropomorfo. Abajo, estela hallada en Garrovillas, con la inscripción “aquí Yace Melanius, hijo de Caecilio”. Se trata de un ejemplar con símbolos sincréticos y casi ajenos a la religión romana; recordando más a las estelas fenicias. Coronado por un triángulo (signo de Tanit) idealiza los tres betilos de la religión cartaginesa, como la fachada de un templete con tres columnas. Bajo ello, el nombre del finado.
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos imágenes de la curiosa estela antropomorfa que exhibe el Museo Provincial y Arqueológico de Cáceres -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes- Fue hallada en el Casar de Cáceres y es de fecha incierta. Del mismo modo, es ilegible la inscripción que contiene sobre el cuerpo representado; que dicta: - I.D.T. // N.I.N. // ILVCIA // SP. N.A. // SVB. DIE // CH.A. // S.N. -. Mucho se ha especulado acerca de este ara y de su figura, habiendo quienes han visto hasta astronáutas en ella... . Pero a mi juicio se trata de una vieja escultura que podemos fechar en la Edad del Hierro (cercana al 400 a.C.), paralela a los verracos de granito y representando un idolillo guerrero ibérico. Deidad vettona que sería retocada y reaprovechada en época romana. Recortando de una roca esta imagen de un dios ancestral ibero, para convertirla en un ara cuadrada. Tras ello, probablemente tallaron sobre ella los atributos y el nombre de la deidad peninsular, escribiéndolas con iniciales romanas sobre el cuerpo. Realizando así una síncresis de cultos, con el fin de llevarla hasta un templete latino, donde los vettones pudieran adorarla junto a los dioses romanos. Su figura recuerda claramente a un guerrero, con casco, con protectores de hombros y cardiofilax. Su aire me sugiere paralelos con los verracos vettones, por cuanto creo que se trata de una deidad indígena de la guerra, tallada en el mismo tiempo que las esculturas de bóvidos o cerdos ibéricos y con una inscripción posterior latina (tal como sucede en los toros de Guisando).
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Un caso de “sincretismo arquitectónico”. Las imágenes están tomadas en el maravilloso castillo de Coca (Segovia), donde en su patio de armas podemos encontrar insertado en el muro interior un precioso verraco ibérico. En la fotografía (al lado), la torre con la escultura vettona en su base. Abajo, el verraco dentro de la pared del castillo. La reutilización de piezas sagradas antiguas, no solo demuestra el buen gusto de las élites que las recuperan; sino también la sabiduría popular, que sigue las tradiciones y las costumbres ancestrales. Valorando todo lo que fue del pasado; un aprecio que solo cambia cuando se producen revoluciones -políticas o sociales-, momento en que se suele despreciar todo lo ajeno a esa revolución y por ende, el pasado y las raíces culturales.


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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: De nuevo dos imágenes del Museo de Estremoz -Portugal- (al que agradecemos nos permita divulgarlas). En ellas vemos estelas con la tipología más común: Discoideas, cruciformes, con estrellas y con crismones. Tras la serie de fotografías que hemos recogido, se demuestra que no son estelas normales, las dos piezas que analizamos en este estudio -la de Casa del Temple en Toledo y la de Calaibria, en Portugal-. Sino, muy por el contrario; sus diseños y dibujos son atípicos. Acerca de ello y de las estelas poco comunes, tratamos en el siguiente epígrafe
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III – ESTELAS Y PEDESTALES EXTRAÑOS (en sus diseños y representaciones)
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Tal como hemos comentado en el pie de fotos anteriores, los dos ejemplares que protagonizan este artículo, son bastante inusuales (al menos, en su diseño y tipología). Debido a ello hemos intitulado nuestro estudio con la voz “pedestales”, pues lo que vamos a analizar no son propiamente estelas. Aunque sus soportes sean comunes a estas losas; ya que la de Casa del Temple es una caliza y la de Calaibria se trata de un bloque de granito. Los dibujos y hasta las formas que guardan estas laudas que analizamos son poco normales; tratándose de diseños raros y apenas vistos entre lo que propiamente se denomina “estela”. Debido a ello, hemos de considerarlas más bien aras o pedestales; tal como figura en el cartel de exposición en Casa del Temple (Toledo) -donde leeremos bajo aquella, las palabras “ara de altar”-.
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III – a) Ejemplares de Vizcaya expuestos en el Museo de Bilbao:
Vamos a internarnos brevemente en el mundo de las estelas “extrañas”, comenzando por las de Vizcaya. Donde existe una tipología heredada del mundo prerromano, que perduró hasta el siglo V ó VI de nuestra era; creando ejemplos verdaderamente atípicos, a los que se denomina “esquemáticos”. Su rareza y abstracción de diseño es tal, que estas piezas fechadas en los siglos I a.C. al VI d.C. fueron la fuente de inspiración de escultores como Chillida y los constructivistas vascos.
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BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Diversas estelas expuestas en e Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes). En principio, vamos a ver las que contienen diseños más comunes; pero que son las menos antiguas.
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SOBRE Y JUNTO ESTOS PÁRRAFOS: Anverso y reverso de una estela altomedieval, con motivos francos; expuesta en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes). Se data entorno al siglo VIII d.C.; presenta cruces sobre espigas, circunferencias y aspas. En el lado opuesto, una figura humana sostiene una cruz.










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SOBRE Y JUNTO ESTOS PÁRRAFOS: Dos estelas de arenisca también expuestas en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes); son reproducciones de las que pertenecen a la necrópolis de Arguiñeta -siglos VII y VII d.C.-. En ellas se aprecian símbolos astrales, triángulos en forma de sierras.









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Al lado: Losa sepulcral del siglo X expuesta en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes) .












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Al lado: Tumba altomedieval; tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes).








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Al lado: Anillos de bronce y plata de los siglos IX a X d.C. de la necrópolis de Momoitio -Garai-; tal como se exponen en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes). Observemos que ya la decoración en cruz con aspa (cruz de ocho puntas) consistía un motivo sagrado para los habitantes de esta zona. Todo lo que derivaría seguramente hacia el diseño de la “Unión Jack” en las Islas Británicas; que nacería a mi juicio de este símbolo medieval, como idealización de la cruz de San Jorge, San Andrés y San Patricio (antecedente claro de la Ikurriña -bandera vasca-).
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Al lado: Estela escrita en arenisca, fechada en el siglo X d.C.; de la necrópolis de Momoitio -Garai-; tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes).





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Al lado: Estela en arenisca del siglo X de la necrópolis de Goiurra (Iurreta) tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes). Observemos aquí su extraña forma, en punta de lanza.







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Al lado: Estela en arenisca del siglo IX de San Miguel de Elejabeitia (Artea); tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes).








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Al lado: Losa sepulcral de la iglesia de Santa Ma. De Arrigorriaga; tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes). Se trata de un ejemplar del siglo XVI, en que se muestran diversos instrumentos de trabajo (quizás en homenaje al difunto).







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SOBRE, JUNTO y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Varias imágenes de la interesante estela en arenisca, fechada entre los siglos I a.C. y I d.C., procedente de Baldatikia (Forua) ; tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes). Con figuraciones esquemáticas, es una pieza de gran importancia. De ser acertada su datación, la cruz nunca podría tratarse de un símbolo cristiano; pues esta religión no se extiende por España hasta el siglo IV d.C.. A mi juicio, la primera representación de la cruz en la Península -como signo de Cristo-, pienso que esta en una pátera de vidrio del Museo de Linares (procedente de Cástulo); encontrada hace unos dos años y fechada entorno al 350 d.C.. Así pues, estas lineas que vemos en la pieza se deberían identificar con figuras astrales, antropomorfas y quizás solares. Ya que el Sol se figura en algunas culturas antiguas como un círculo con una cruz en su interior (indicando su forma redonda, pero también los cuatro puntos cardinales que podemos localizar gracias a su luz, y que se representan a modo cruciforme). Pese a todo, la cercanía entre este ejemplar y las estelas paleocristianas; me hace pensar que quizás estuviera datada con unos siglos de anterioridad -al final de este primer artículo recogemos otra foto de la misma pieza, para compararla con aras paleo cristianas, del siglo V-.
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Acerca de las estelas esquemáticas vascas, nos dice Miguel Unzueta, que se hicieron en sillares apenas labrados, consistentes en trozos naturalmente extraídos de cantera (comúnmente con un simple golpe de mazo). Por ello, son bloques toscos y sin forma completada, “que presentan los temas decorativos sobre lajas de formación natural para cuya obtención no se requiere una gran labor de cantería. Son generalmente prismas de piedra arenisca de pequeño tamaño cuya procedencia viene de la disgregación natural de la roca. Estas piezas, dadas las características de erosión de la arenisca, se fragmentan dando lajas o plaquetas prismáticas con una o varias caras planas” (13) . Concluye este mismo autor su estudio, afirmando que la datación de estas extrañas piezas comprende los siglos II a.C. al V d.C.; basándose en su morfología y análisis de C/14 de los terrenos y yacimientos en que fueron halladas. Aunque la caída en desuso de estas curiosas estelas las fecha entorno al siglo V de nuestra era, en base a la desaparición de ciertas formas de tradición pagana y a la aparición de diseños cristianos (14) .
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Sobre la antigüedad y pervivencia de estas “inusuales” losas vizcaínas, nos dirá la profesora M.ª José Zabala Altube, que para deslindar dentro del propio conjunto de estelas medievales, cuáles son las más antiguas y cuáles las más modernas debemos tener gran prudencia, pues como ya hemos apuntado arriba, el fenómeno de las perduraciones es muy complejo (...). Aún teniendo esto en cuenta podríamos arriesgamos a decir que las estelas que poseen un mayor número de símbolos medievales (sobre todo en detrimento de los antiguos) serían más modernas (...) mientras que las que sólo tienen motivos heredados (...) serían más antiguas. Es interesante señalar también que los motivos más antiguos parecen ser exclusivamente geométricos, aunque su técnica de talla y ejecución son de gran perfección, lo que nos hace suponer que la ausencia de la figura humana, por ejemplo, se debería seguramente a otro tipo de factores” (15) .
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Conforme a ello, distingue a autora los diseños más antiguos (con pervivencia prerromana y romana) de los más modernos, dictaminando la siguiente clasificación: Las que se heredan desde la Edad del Hierro y romanización serían aquellas que representan “Bandas horizontales o verticales originadas por dos líneas incisas separadas entre sí unos ocho centímetro (…) Motivos cruciformes originados por bandas horizontales y verticales creadas por dos líneas incisas separadas entre sí unos ocho centímetros que se cortan (….) Motivos radiales originados por bandas creadas mediante líneas incisas paralelas separadas entre sí unos ocho centímetros (…) Espiga (...) Dientes de sierra (...) Círculos concéntricos incisos o en relieve alterno (...) Semicírculos tangentes a una línea” (16a) . Mientras los diseños más recientes consistirían en: “Triángulos concéntricos y líneas acodadas paralelas (...) Motivos circulares (...) Ovalas (…) Laberinto (...) Róleos (…) Ajedrezado (...) Fusiformes (…) Representaciones animales (...) Manos (...) Representaciones Humanas y Estilizaciones de bustos humanos similares a las que aparecen en las estelas romanas” (16b) .
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SOBRE Y JUNTO ESTOS PÁRRAFOS: Dos fotografías de una estela fechada entre los siglos I a.C. y I d.C., realizada en arenisca y hallada en Larraganena (Gorriz); tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes). Observemos que sus símbolos solares, se alternan con lo que parece un escudo con “umbo”. Aunque sin lugar a dudas, se trata de dos representaciones de los grandes astros (Sol y Luna) contrapuestos y cada uno de ellos por distintas caras de la losa.
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Al lado: Curiosísima estela fechada entre el siglo IV a I a.C.; realizada en arenisca y hallada en Bastazarri-Gasiburu (Aratzu) -tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes)-. Su esquemático diseño imita a las espinas de pez, pero nos recuerda -sobre todo- a figuras muy anteriores; hablamos de decoraciones conectadas con el calcolítico y con la Edad del Bronce; donde las formas triangulares se repetían de un modo semejante. Es posible que estas lineas esquemáticas nos hablen de redes para pescar y cazar (tal como a mi juicio lo hacen los diseños de Los Millares o de El Argar); o bien de mimbres usados como jaulas y cestas por esos pescadores y cazadores. Aunque también podrían idealizar tejidos y trenzados hechos de esparto; imprescindibles en la antigüedad, para obtener sogas, calzados, capazos y etc...
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SOBRE Y JUNTO ESTOS PÁRRAFOS: Otras dos fotografías que comprenden ambas caras de una estela fechada entre los siglos I a.C. y I d.C., realizada en arenisca y hallada en el castro romanizado de Berraga (Mungía; Zamudio) -tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes)-. Del mismo modo contiene figuras astrales, que creo se corresponden con el Sol y la Luna; junto a representaciones como el “triskele” con las hélices; símbolo del giro en el Universo.




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Al lado: Estela con forma de ara cuadrangular, fechada en misma época y procedente de un igual oppidum a la de imágenes anteriores (siglos I a.C. y I d.C., realizada en arenisca y hallada en el castro romanizado de Berraga; Mungía, Zamudio) -tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao, al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. En este caso contiene dos circunferencias que llevan en su interior los “triskeles” traspasados por una gran cruz. Su simbolismo es evidentemente astral (no cristiano) y seguramente señala el Sol y la Luna (con su rotación propia), marcando los puntos cardinales con esa cruz. Pues en época precristiana, aquel símbolo cruciforme señalaba las lineas de orientación, que se lograban observando los astros: Norte-Sur (Cardo) y Este-Oeste (Decumanus) -tal como trazaban los augures latinos-.

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SOBRE, BAJO Y JUNTO ESTOS PÁRRAFOS: Tres imágenes de otra interesante estela procedente del mismo castro ibero-romano que las anteriores. De igual modo se trata de una pieza hecha en caliza y fechada entre los siglos I a.C. al I d.C.; hallada en Berraga, Mungía; Zamudio -tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao, al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Presenta una gran cruz realizada con dos lineas que atraviesan “empacando” la losa entera; dejando ver cruces en todas sus caras y aristas. A mi juicio, claramente estos símbolos significan los puntos cardinales; que eran fundamentales para los pescadores y gentes del mar (necesitados de orientación para sobrevivir en el Cantábrico y retornar a tierra).

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BAJO Y JUNTO ESTOS PÁRRAFOS: Dos fotos de una curiosa estela con forma de cabeza cortada -tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao, al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Se trata también de una arenisca y procede de San Esteban de Mesterika (Meñaka), estando fechada entre los siglos III al I a.C.. Las cabezas cortadas eran un símbolo de poder sagrado entre los celtas -al igual que el roble-. Estos, cercenaban las testas a los enemigos, para lucirlas colgadas o bien para decorar sus templos y hasta los dinteles de las casas. Se considera que concedían a esos “trofeos” el poder de trasmitir el alma o la fuerza del vencido. Una costumbre común entre muchos pueblos antiguos y guerreros.


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Al lado: Estela funeraria romana, donde “Severiana la dedica a su esposo Salvicalo de los Certimios” -tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes)-. También procede de San Esteban de Gerekiz (Morga) y se fecha en época cercana a las anteriores; aunque podemos observar que casi nada tiene en común con ellas, pues ya es romana.






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BAJO Y JUNTO ESTOS PÁRRAFOS: Dos imágenes de otra estela hallada en Elorriaga (Lemoa) -tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes)-. Fechada en los siglos III al IV d.C., representa dos personajes, que debemos identificar con los difuntos. Al dorso una cruz aspada (de ocho puntas).





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Al lado: Estela hallada en Amorebieta, datada en los siglos I al II d.C. -tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao, al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Se observa en ella una media luna y bajo esta, una inscripción latina.








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SOBRE, BAJO Y JUNTO ESTOS PÁRRAFOS: Tres imágenes de otra estela procedente de Elorriaga (Lemoa), fechada en los siglos III al IV d.C. -tal como se expone en el Museo Arqueológico de Bilbao, al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. En ella se presenta una losa con dibujos cruciformes iguales a los que contienen otras estelas fechadas en siglos antes de Cristo. Por cuanto sus signos, que nos pueden parecer cristianos, no se corresponderían con esta época ni religión. Sino con una simbología pagana y solar; conteniendo discos y cruces como señal de los puntos cardinales y los astros.




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III – b) Ejemplares de Asturias, expuestos en el Museo de Oviedo:
Jose M. Gómez-Tabanera trata de estas lápidas en su magnífica reedición de la obra de Frankowski, ESTELAS DISCOIDEAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA; donde añade un capítulo intitulado “Estelas discoideas del Noroeste” (17) . En ese estudio podremos ver las características de unos pedestales de etapa romana, procedentes de tierras astur-galáicas, datados en los siglos I al V d.C.; cuyo diseño es muy diferente a los de aquella etapa y cultura imperial. Tomando formas totalmente inusuales, entre las que destacan las aras talladas sobre una simple roca y las estelas con diseños antropomórficos. Para comprenderlo mejor, las mostraremos en fotos; añadiendo en los comentarios de imágenes lo que de ellas nos dice Gómez-Tabanera.
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SOBRE, ESTE PÁRRAFO: Sala del Museo Arqueológico de Oviedo -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-, donde se observan varias estelas. Llama la atención las que están labradas sobre una simple roca de enorme tamaño.
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AL LADO: Pieza hallada en Selorio (Ribadesella) hoy en el Museo Arqueológico de Oviedo -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Sobre esta nos dice Gómez-Tabanera que a su juicio, esa forma humana, nada tiene que ver con la que posteriormente tomarán de las estelas discoideas (18) . Una apreciación con la que no podemos estar del todo de acuerdo; pues es posible que muchas de las lápidas discoidales se originen en este diseño antropomórfico.





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AL LADO: Estela de Marco Licinio hoy en el Museo Arqueológico de Oviedo -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Fechada en los siglos II al III d.C., fue hallada en San Esteban de las Leces (Ribadesella). Se trata de una arenisca que presenta dos personas unidas y bajo ellas, una inscripción latina. Estas simplificaciones de humanos esculpidos, son a mi juicio el origen de muchas de las estelas discoidales y de otras con apariencia antropomorfa -como quizás es el caso de a de Calaibria, que vamos a estudiar en la segunda parte de nuestro trabajo-.

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ARRIBA Y AL LADO: En la superior, otra fotografía de las salas del Museo Arqueológico de Oviedo -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-.
Junto a estas lineas, estela antropomorfa de san Esteban de Leces (Ribadesella). También fechada entre los siglos II al III d.C., es igualmente una arenisca. En ella vemos ya claramente el diseño discoidal que van a seguir otras losas durante toda la Edad Media.






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ARRIBA Y AL LADO: Otras dos lápidas, esta vez talladas sobre a piedra bruta -tal como las muestra el Museo Arqueológico de Oviedo; al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. A la izquierda, Estela de Magnentia; sobre cuarcita, hallada en Cangas de Onis y fechada hacia el siglo V d.C.. A la derecha, losa de Noreno, también procedente de Cangas de Onis y fechada hacia el siglo IV d.C.. Al lado en imagen, detalle de la segunda.







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AL LADO: Pieza trapezoidal, llamada Estela de Evedutonio (siglos III al IV d.C.), tal como la expone el Museo Arqueológico de Oviedo; al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes. Sobre esta pieza tiene un magnífico estudio Mario Blanco Suárez, que recomendamos consultar en cita (19) .

ABAJO: Otra fotografía de las lápidas medievales en el Museo Arqueológico de Oviedo; al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Sobre ellas destacamos de nuevo el trabajo de Mario Blanco Suárez, CARACTERIZACIÓN DE MATERIALES PÉTREOS: LÁPIDAS,LAUDAS Y ESTELAS, DEPOSITADAS EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE OVIEDO (publicado en 2015, por la Universidad de Oviedo).
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III – c) Estelas publicadas, semejantes a las que vamos a estudiar:
A continuación recogemos una serie de imágenes con piezas que se asemejan a las que estudiaremos en la primera y segunda parte de este trabajo nuestro:
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ARRIBA Y AL LADO: Estela de Piedra Hita, tal como la expone el Museo Arqueológico provincial de Ávila -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Al lado su cartel en la pared, donde vemos que se trata de una estela con forma de disco y aspas. Sobre estas lineas, la pieza en granito. Se asemeja a la de Calabria, tal como veremos en la segunda parte de nuestro estudio.
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AL LADO: Pieza paleocristiana, del Museo de Santillana del Mar -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Su extraña cruz, recuerda a las formas que guarda el ara de la Casa del Temple (Toledo).









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AL LADO: Dibujo coloreado digitalmente por mí, desde el que publican en su libro ESTELAS DISCOIDEAS DE LA RIOJA; M.A. y Ma. Pía Pascual Mayoral -pag. 319-. En cita (20) incluimos lo que nos dicen sobre esta estela los autores. Observemos que su tosquedad nos va a recordar a la de Calaibria (Portugal).





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AL LADO: Estela de Valgañón. Dibujo coloreado digitalmente por mí, desde el que publican en su libro ESTELAS DISCOIDEAS DE LA RIOJA; M.A. y Ma. Pía Pascual Mayoral -pag 320-. En cita (21) incluimos lo que nos dicen sobre ella los autores. Observemos que su tosquedad y su dibujo en aspa; nos recuerda a la de Calaibria (Portugal).


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AL LADO: Pieza empotrada en la iglesia de Tricio. Dibujo coloreado digitalmente por mí, desde el que publican en su libro ESTELAS DISCOIDEAS DE LA RIOJA; M.A. Y Ma. Pía Pascual Mayoral -pag 333-. En cita (22) incluimos lo que nos dicen sobre ella los autores. Observemos que su tosquedad y su dibujo, nos recuerda a la de Calaibria (Portugal).








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AL LADO: Estela de Vilamediana. Dibujo coloreado digitalmente por mí, desde el que publican en su libro ESTELAS DISCOIDEAS DE LA RIOJA; M.A. Y Ma. Pía Pascual Mayoral -pag. 357-. En cita (23) incluimos lo que nos dicen sobre ella los autores. Por su tosquedad nos recuerda a la de Calaibria (Portugal).







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AL LADO: Estela de Entrena. Dibujo coloreado digitalmente por mí, desde el que publican en su libro ESTELAS DISCOIDEAS DE LA RIOJA; M.A. Y Ma. Pía Pascual Mayoral -pag. 357-. En cita (24) incluimos lo que nos dicen sobre ella los autores. Por su simplicidad de lineas y su representación nos recuerda a la de Casa del Temple (Toledo).
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AL LADO: Estela del monasterio de Bujedo (Burgos). Dibujo coloreado digitalmente por mí, desde el que publican en su libro ESTELAS DISCOIDEAS DE LA RIOJA; M.A. Y Ma. Pía Pascual Mayoral -pag.359-. Donde nos dicen sobre ella: No 54 (fig. 51) De origen desconocido, actualmente está colocada en los parques que rodean al monasterio de Bujedo (Burgos). Realizada en piedra arenisca, tiene una decoración muy semejante en ambas caras: una estrella de seis puntas formada por seis radios incisos que se entrecruzan en un punto central”. Como vemos, es muy parecida a la que esstudiaremos, procedente de Calaibria (Portugal).
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AL LADO: Fotografía publicada por Carmen Jusué Simonena en su libro ESTELAS FUNERARIAS DISCOIDEAS DE OLITE (NAVARRA) CARMEN JUSUE SIMONENA (25) . Agradecemos a la autora nos permita divulgar esta imagen publicada en su trabajo; donde se observa otro dibujo similar al de la estela de Calaibria (que vamos a estudiar en la segunda parte de este trabajo).







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AL LADO: Estela de Iranzu, publicada en la página 67 de La colección de estelas discoideas del Museo de Navarra” de Ma. INÉS TABAR SARRÍAS. En esta nos dice la autora que: La estrella de ocho puntas tiene paralelos en estelas de Apardués, Lizaoáin, Induráin, Sansoáin, Oroz Betelu, San Martín de Unx, Ujué, Reta, Igal, Nardués Andurra, Guerguetáin, Oriz, Ibiricu, Badostáin (pag 66)”. Observemos su similitud con un Crismón.



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AL LADO: Fotografía publicada por Paquita Sáenz de Urturi Rodríguez en NUEVAS ESTELAS DISCOIDALES EN ALAVA (26) . Agradecemos a la autora nos permita divulgar la fotografía de J. Tarriño que ella recoge en página 142; cuyos comentarios podremos leer en cita antes mecionada. Tenemos aquí otro ejemplo de estrella de ocho puntas toscamente labrada.







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ARRIBA Y AL LADO: Estela de San Julián, por ambas caras, tal como la publica Paquita Sáenz de Urturi en su obra antes mencionada. Agradecemos a la autora nos permita divulgar la fotografía de J. Tarriño que ella recoge en páginas 135 y 136. En ella fecha estas dos estelas (la de Castros de Lastra y de San Julián) entre los siglos IX y XI d.C.. Tal como recogemos en cita (27) , donde podemos leer los comentarios acerca de esta pieza -que por su tosquedad y sencillez puede recordarnos a las dos que vamos a estudiar (la de Casa del Temple y la de Calaibria)-.






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ARRIBA Y AL LADO: Sobre estas líneas, dibujo coloreado digitalmente por mí; del que Paquita Sáenz de Urturi presenta en obra citada y página 130. En ella vemos los diseños de dos lápidas de los Castros de Lastra, con dibujos de cruz de ocho aspas. Al lado, estela tardorromana del Museo Arqueológico de Jaén; al que agradecemos nos permita divulgar la imagen. Esta curiosa pieza presenta rasgos “naifs” que recuerdan vagamente a las que vamos a estudiar.







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AL LADO: Fotografía publicada por Juan Cruz Labeaga Mendiola, en su obra: NUEVAS ESTELAS DISCOIDEAS DE SANGÜESA-ROCAFORTE (NAVARRA). Agradecemos al autor nos permita divulgar su fotografía, de la que expresa lo siguiente: “Apareció este ejemplar en el año 1950 al reformarse algunos solares junto al cementerio exterior de la iglesia. La estela se conserva completa, aunque con algunos desconchados en el pie, y está realizada en arenisca gris claro, y depositada en la sacristía parroquial. Dentro de su sencillez, su anverso presenta un diseño original, un círculo inciso recorre el disco y en sus ejes principales y en el centro colocaron orificios redondeados. No alcanzamos a descifrar su significado. En el reverso han reproducido, mediante líneas incisas, un círculo central del que parten cuatro brazos en forma de cruz” (28) . Su tosquedad y dibujos también nos recuerdan a las que vamos a estudiar a continuación.
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SOBRE Y JUNTO ESTAS LNEAS: Arriba, fotografía de la estela existente en el Museo de San Telmo, tal como la publica Jesús Ukar Muguzábal en su obra ya citada (29 a) -agradecemos al autor y a este museo de San Sebastián, nos permitan divulgar la imagen-. Observemos su dibujo en aspas y su diseño tan parecido a la estela de Calaibria, que luego estudiaremos. Al lado, estela de Oscásriz, tal como la publica también Ukar Muguzábal en obra citada (29 b) -dibujo coloreado digitalmente por mí-. Observemos la tosquedad de su diseño y la abstracción de sus lineas.






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III – d) Algunas imágenes de Frankowski:
Como hemos expuesto al comenzar nuestro estudio; el libro de Eugenio Frankowski “Estelas discoideas de la Península Ibérica” -editado hace exactamente cien años-, constituye una cumbre en el análisis e investigación de esas lápidas. Donde el autor realiza una magistral exposición sobre las aras peninsulares, conocidas hasta 1920. Añadiendo datos acerca de los pedestales romanos y muy distintas losas antiguas (recorriendo desde las del neolítico hasta las medievales). Esta obra, que a todos recomendamos leer; es una de las más bellas publicadas en su tiempo sobre antigüedades hispanas. Plena de fotografías o dibujos, y muchas de sus láminas nos pueden resultar útiles para el estudio que seguimos; por cuanto recogemos algunas de ellas a continuación.
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AL LADO: Imagen tomada de la página 20 del libro de Eugenio Frankowski “Estelas discoideas de la Península Ibérica”. En ella comprendemos la estilización de figuras en tiempos visigóticos, tal como sucede en las monedas; comprendiendo como desde el Crismón se llegaría a la estrella o a la cruz de ocho puntas. Nos dice el autor sobre ello: Leovigíldo, que en su corte adoptó el ceremonial de los emperadores de Constantinopla; vestido con el traje regio, en uno con la coraza y en otro con el manto romano (...) podemos observar una infinidad de variedades de repetición de la coraza copiadas sin darse cuenta de lo que representaba en su principio, hasta llegar a las figuras 8, 16, 24 y otras que sólo por comparación pueden ser consideradas como representación del mismo objeto. Semejante estilización del manto representan las mismas figuras”. (SIC pag. 21 )
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AL LADO: Lámina tomada de la página 41 del libro de Eugenio Frankowski “Estelas discoideas de la Península Ibérica”. Diferentes estelas españolas, con distintos y complejos diseños.







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AL LADO: Lámina de la página 46 del libro de Eugenio Frankowski “Estelas discoideas de la Península Ibérica”. En ella vemos la esquemática Estela de Barros, Santader.









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ARRIBA Y AL LADO: Dos imágenes tomadas del libro de Eugenio Frankowski “Estelas discoideas de la Península Ibérica”. En la superior, fotos de la pag. 52, con estelas de Vizcaya. Al lado, Estelas de Guipúzcoa, tal como las recogía en su página 54.





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ARRIBA Y AL LADO: Dos láminas tomadas del libro de Eugenio Frankowski. Arriba, estelas del Valle de Baztán, recogidas en su página 77. Al lado, estelas del país vasco-francés, imagen tomada en su página 86.






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ABAJO: Pieza casi igual a la estela de Calaibria, que publica Frankowski en su página 103. Fue fotografiada en Lozoya (Madrid) aunque no se ha conservado.
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ABAJO: Estelas romanas del Valle del Duero, según Frankowski (pag 150).
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ARRIBA Y AL LADO: Dos láminas más, tomadas del libro de Eugenio Frankowski “Estelas discoideas de la Península Ibérica”. A lado, diversos tipos de diseños en las estelas, figura de la página 175. 














Abajo, mapa de los descubrimientos de estelas, en el Norte Peninsular (pag 176). Observemos que junto al Duero, en el área de Portugal; fueron halladas multitud de estas piezas.
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IV - LA ESTELA DE CASA DE TEMPLE (Toledo)
Antes de internarnos en el análisis de la pieza, vamos a recoger varias fotos de esta:
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ARRIBA Y AL LADO: Dos imágenes del ara de Casa del Temple en Toledo. La pieza procede de Sos del Rey Católico (Zaragoza) y hasta hoy se fecha en el siglo VII d.C.. En la foto superior, vista desde un lateral sin inscripciones, donde se observa que es claramente un ara o pilar. Al lado, sus dibujos incisos en una sola cara.








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ARRIBA Y AL LADO: Dos fotografías del ara de Casa del Temple en Toledo. Arriba, detalle de su lateral con dibujos (que más tarde analizaremos). Al lado, vista superior donde se comprende que es a parte alta de un pedestal terminado en forma de cono con un vano (figurando un cipo, o más bien un obelisco).








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ABAJO: Otra imagen de la misma pieza, en su zona baja (lugar que entraría en la tierra o solado). Se observa que precisamente esta parte -que quizás tuvo en su día mortero- es por donde ha partido. Probablemente al sacarla de su última ubicación (una casa antigua de Sos del Rey Católico que fue reconstruida en los años sesenta del siglo pasado).
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IV – a) Estelas visigodas y lápidas judías:
La datación y atribución que hoy tiene este ara de La Casa del Temple; nos lleva hacia unas conclusiones muy cercanas a su verdadera fecha, a su uso y significado. Bastando compararla con otras losas altomedievales, para llegar a determinar que se trata de una pieza paleocristiana, próxima a los siglos VI-VII d.C.. Pero con el fin de demostrarlo y comprobarlo, primeramente veremos lo que nos dicen varios especialistas entorno a las estelas y pedestales de estos siglos. Sobre los que Inés Tabar y Carmén Jusué escriben:
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ÉPOCA VISIGODA: Las necrópolis visigodas están formadas por enterramientos de inhumación en los que los cadáveres eran enterrados dentro de cajas de madera, o simplemente depositados en sepulcros formados con piedras sueltas, muretes de mampostería o losas. Se cubrían con una gran losa o varias más pequeñas, que daban una total protección al enterramiento. También se utilizaron sarcófagos de piedra monolíticos. La señalización de estas sepulturas se realizaba con estelas, conocidas con el nombre de cruces con laúrea. De esta época cultural se conocen en Navarra únicamente dos necrópolis: la de Villafranca y la de Pamplona (...) La excavación de la necrópolis de Villafranca fue una intervención de urgencia realizada en 1987, (...) La breve excavación no proporcionó ningún elemento que pudiera considerarse como una estela o señalización de las sepulturas”.
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PRERROMÁNICO: El único ejemplar de estela funeraria correspondiente a estos siglos y que se puede clasificar como "prerrománica” es un fragmento recuperado en las recientes excavaciones de la catedral de Pamplona, reutilizado en la cimentación de uno de los pilares góticos. Se trata de la parte superior de una estela tallada en arenisca, de forma redondeada, decorada únicamente en una de sus caras (43 x 37 x 22'5 cms.). La composición decorativa está formada por un círculo que ocupa el centro de la estela, en el que se inscriben cinco círculos yuxtapuestos que se entrecortan y originan pequeiíos espacios poligonales ocupados por semiesferas. Este motivo central está rodeado a su vez por un anillo de círculos con rosáceas de seis pétalos inscritas en ellos. El conjunto está realizado con talla a bisel, y su trazado es irregular (...) consideremos a la estela recuperada en la catedral de Pamplona de esa misma época, por lo tanto, con una datación en el siglo VII” .
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RESTOS JUDÍOS: Los enterramientos están señalados por lápidas de diversa tipología: cuadrangulares, planas y horizontales, o de forma de pirámide truncada. Talladas en diversos materiales, generalmente de no muy buena calidad, los motivos decorativos son poco frecuentes, excepcionalmente palmas, candelabros de siete brazos, pájaros, etc. Las inscripciones en hebreo recogen el nombre del difunto, la causa de la muerte, pasajes bíblicos o textos literarios, y la fecha. De la judería de Estella procede la única lápida en hebreo de toda la región. Está dedicada a un judío llamado Na´amán, asesinado en tiempo y forma desconocidas, ya que la lápida conserva solo cinco vocablos. Fue hallada junto al castillo de Belmecher, cerca de uno de los barrios de la ciudad, Y se conserva en el Museo de Navarra” (30) .
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AL LADO: Estela prerrománica de la catedral de Pamplona -tal como la publican Inés Tabar y Carmén Jusué en su obra citada, pagina 14-. Agradecemos a las autoras nos permitan divulgar la imagen, en la que se aprecia un estilo claramente islámico. Sin parecidos con el ara de Casa del Temple.






ABAJO: Lápida hebrea, procedente de la judería de Estella -tal como la publican Inés Tabar y Carmén Jusué en su obra citada, pagina 15-. Agradecemos a las autoras nos permitan divulgar la imagen, en la que se aprecia que no tiene paralelos con la estela de Casa del Temple.
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Vemos en los anteriores ejemplos que el ara de Toledo es una pieza paleocristiana, muy distinta a las aras visigodas plenas, a las judías o a las mozárabes. Pero cercana a los diseños más precarios del arte pre-visigótico y tardo-romano. De tal manera, vamos a adentrarnos en las piezas de este periodo que se conocen.
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IV – b) Lápidas paleocristianas:
Para juzgar si el pedestal de Casa del Temple es una pieza mozárabe; bastará comparar las aras de iglesias como la de Wamba o San Cebrián de Mazote, para comprender que carece de formas relacionadas con este estilo, cargado de influencias islámicas. Como hemos dicho, tampoco es una pieza visigoda plena, pues la tosquedad que presenta se aleja mucho de los rasgos godos; que tienden a la imitación barbarizada del arte latino. Así pues, la Estela de Casa del Temple, no es una pieza prerrománica ni mozárabe; al carecer de esta necesaria mezcla de arte cristiano y árabe (ver abajo, imágenes de Wamba y San Cebrián de Mazote)-. Ni tampoco una estela o losa visigoda; ya que no contiene el refinamieno del arte bárbarizado.
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Todo lo que nos indica que se trata de una “estela” tardo-romana y anterior a las godas. Ya que todos sus rasgos nos llevan hacia épocas mucho más cercanas al comienzo del cristianismo. Conforme a esas características, vamos a analizar los últimos hallazgos y estudios sobre lápidas de los siglos V y VI d.C. -momento en que se dispersó esta nueva religión en nuestra Península-. Para ello nos basaremos dos obras recientes que exponen los últimos descubrimientos de arte paleocristiano: Una de Santos Yanguas -“El cristianismo en Asturias en época visigoda”-; y otra de Carmen Fernández Ochoa-Fernando Gil Sendino-Javier Salido Domínguez (“Nuevas evidencias del cristianismo en Asturias: los crismones de la villa romana de Veranes, Gijón)”.
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Santos Yanguas nos dice en El cristianismo en Asturias en época visigoda: “Cabe destacar, a este respecto, algún ejemplar especialmente significativo, como el correspondiente a la piedra con representación de varios crismones hallada en Veranes (Gijón) (...) “Tales enclaves tendrían como marco tanto a los antiguos asentamientos castreños (…) En este sentido la basílica de Marialba de León y la primitiva iglesia de San Pedro de Veranes parecen ofrecernos una idea aproximada acerca de las características propias de aquel cristianismo aislado (...) Aunque esta organización eclesiástica no nos sirva para confirmar el carácter de antigua basílica episcopal de Veranes (donde han aparecido restos de un mosaico romano), no debemos olvidar que, desde los años centrales del siglo V, se refugiarían en las regiones septentrionales hispanas algunos obispos procedentes de la Meseta, al igual que sucedería durante el siglo VIII como consecuencia de la invasión musulmana” (31) .
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Por su parte Carmen Fernández Ochoa, Fernando Gil Sendino y Javier Salido Domínguez, escriben en Nuevas evidencias del cristianismo en Asturias: los crismones de la villa romana de Veranes (Gijón): Los testimonios que se presentan a continuación corresponden a dos sillares de arenisca que contienen símbolos cristianos, pero que proceden de dos lugares distintos (...) El que denominaremos “crismón de la Abadía” se encuentra actualmente en la puerta de acceso a la sacristía de la actual Abadía de Cenero (...) Los crismones, ampliamente representados en todo tipo de soportes desde el siglo IV d.C., cuando Constantino toleró el culto del Cristianismo después del Edicto de Milán del año 313 d.C., están constituidos por las letras griegas Χ y Ρ, que corresponden a las dos primeras del nombre de Cristo en griego (Χριstός, el ungido) (...)
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En cuanto a la datación de los crismones del primer tipo del sillar de Veranes, pueden fecharse entre finales del siglo V d.C., que coincide con el momento de abandono de la villa romana, y el siglo VIII d.C., datación obtenida por C-14 para el primer individuo inhumado en la tumba 593. Este tipo de cristogramas simples son frecuentes en representaciones cristianas procedentes del entorno de Roma y datadas en momentos anteriores, entre finales del siglo IV d.C. y comienzos del V d.C. Se han localizado en lugares tan emblemáticos como la catacumba de Panfilo en Roma donde además de cruces, son numerosos los crismones de este tipo (…). El amplio arco cronológico que encierran los crismones de Veranes se puede aquilatar más a partir de otras evidencias como, por ejemplo, los grabados, las inscripciones y otras representaciones de cristogramas plasmadas en manuscritos. En este sentido, el tipo de grafía de los crismones de Veranes se asemeja notablemente a las inscripciones en soporte pétreo fechadas entre los siglos VI y VII d.C. en Hispania, en concreto, en las pizarras de época visigoda” (...)
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No obstante, según la tipología establecida por Eisenlohr, cristogramas similares aparecidos en Hispania se podrían situar a lo largo del siglo VI d.C. e incluso en momentos anteriores, como los grabados interpretados como crismones localizados en Peñalba de Villastar (Teruel), (…). El segundo tipo de cristogramas del sillar de Veranes, mucho menos frecuente en el registro arqueológico, cuenta con tres trazos cursivos paralelos en la parte inferior (…). Por otro lado, los cristogramas de este segundo tipo de Veranes son similares al crismón grabado en la inscripción colocada en la puerta de acceso, quizás principal, a un monasterio de religiosas en el año 651 d.C. o 661 d.C.. descubierta en las inmediaciones de la iglesia de Santa María de Eulalia de Mérida (...) Todo este proceso, difícil de aquilatar cronológicamente, debió producirse entre los siglos V y VI d.C. (…) La importancia de los crismones hallados en Veranes, cuya datación proponemos entre los siglos VI y VII d.C., debe apreciarse en el marco del exiguo elenco de documentos materiales disponibles sobre las etapas iniciales del cristianismo en Asturias”. (32)
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Estela hebrea en la fachada de una casa de San esteban de Gormaz. El hallazgo repetido de estas losas -de época romana, paleocristiana y judeo medieval- en las paredes de las casas de San Estaban; hablan de necrópolis cercanas a la población.







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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes de la iglesia de Wamba (Valladolid), a la que agradecemos nos permita divulgarlas. Al lado los restos de una columna visigótica a la salida al claustro de Wamba. Abajo, un capitel mozárabe del siglo X. La estela de Casa del Temple (Toledo), no contiene rasgos prerrománicos, siquiera visigodos -propios-.





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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes de la iglesia de San Cebrián de Mazote (Valladolid) a la que agradecemos nos permita divulgarlas. Al lado, pila bautismal tallada en un capitel mozárabe del siglo X. Abajo, imagen del templo, con columnas romanas y visigodas reutilizadas.




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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes del ara de Casa del Temple, con sus símbolos analizados y descritos por mí. En nuestra teoría, contiene un Pez y un Crismón, signos claros de su datación y significado. Tratándose de un pilar sagrado que conmemora a Cristo con la forma griega de ICQUS . Cuya fecha podemos calcularla más cercana al año 450 que al 550 d.C. -tal como hemos visto en los ejemplos de Veranes, Gijón-.



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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes tomadas del estudio: “Nuevas evidencias del cristianismo en Asturias” (pag 399); escrito por Carmen Fernández Ochoa, Fernando Gil Sendino, Javier Salido Domínguez -a quienes agradecemos nos permitan divulgarlas-. Al lado, sillar de Veranes con inscripción católica, fechado entorno a los siglos VI y VII. Abajo, dintel con crismones de Veranes; procedente de alguna construcción paleo-cristiana y reaprovechado en una tumba posterior; se fecha entorno a los años 450-550 d.C.. En ellas se observan los signos religiosos, que se datan entre los siglos V al VI d.C.. Se trata de dos losas que fueron usadas posteriormente fuera de su primera ubicación (quizás una ermita paleocristiana); una de ellas colocada en el muro del cementerio próximo, unos cien años más tarde. Contienen símbolos típicamente romanos, fechables entre los siglos IV al V d.C.. A mi juicio, son de la misma época que el ara de Casa del Temple; que debemos datar entre los años 450 y el 550.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes de Santa Lucía del Trampal (Montánchez, Cáceres). Al lado, pieza decorativa de tipo visigodo hallada en esta ermita cercana a Montánchez, tal como se expone en el Museo Arqueológico de Cáceres -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Abajo, la basílica de tres naves, con origen visigodo y hechuras mozárabes -Santa Lucía del Trampal-. Observemos que la estela de Casa del temple, muy poco tiene ya que ver con el visigodo puro, ni menos con el mozárabe; siendo más tosca y a mi juicio muy anterior a estos estilos.



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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otras dos imágenes de Santa Lucía del Trampal (Montánchez, Cáceres) -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestras fotografías-. Al lado, detalle de un ara tardo-romana utilizada como solado, en la parte de entrada al altar de la basílica. Abajo, diversas aras y piezas tardo-romanas que esperan ser situadas en su lugar de origen, mientras se restaura la ermita. Observemos que la estela de Casa del Temple, se asemeja mucho más a losas con rasgos tardorromanos. Aunque al contener inscripciones cristianas, se convierte en una “rara avis”, solo comparable a los sillares de Veranes (Gijón)



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AL LADO: Diseños con crismones grabados el santuario ibérico de Peñalba de Villastar, reutilizado como eremitorio en época paleocristiana. El dibujo es de Pérez Vilatela, publicado en el libro de Fernandez Ochoa-Gil Sandino-Salido Domínguez (a los que agradecemos nos permitan divulgarlo). Observemos que estos Crismones fechados entre los siglos V y VI; son iguales a los que contienen los sillares de Veranes (Gijón) y a las figuras que aparecen en la estela de Casa del Temple (Toledo).

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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes una Estela funeraria procedente de la Villa Romana de Buniel, conservada en el Museo de Burgos -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. Se fecha en el siglo V, tal como afirma Carmen Martín Gutiérrez (33) y sus dibujos e inscripciones son un interesante documento paleo cristiano. Debemos de trazar un paralelo entre esta pieza excepcional y la que contiene Casa del Temple; que aun siendo mucho más sencilla y sin tanto valor, también se trataría de una de las figuras cristianas más antiguas de España con el dibujo del “Pez” y el “Crismón”.


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IV – c) Conclusiones a la “estela” de Casa del Temple:
A nuestro juicio, se trata de una pilastra sagrada católica coetánea a la estela de Buniel y a los sillares de Veranes. En cuanto a su datación, la consideramos más cercana a las pieza fechadas hacia el 450 que a las que se fijan entorno al 600. Pudiendo así ser uno de los primeros documentos cristianos de la Península y quizás el más primitivo que luce un Crismón junto al Pez, de Jesús (Yctus).
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Muy interesante es añadir también la procedencia de la estela; de la que sabemos estuvo hasta hace unos cincuenta años adosada en el dintel interior de una casa antigua de Sos del Rey -en una ventana o puerta-. El edificio fue remodelado en los años sesenta; momento en que un derribista compraría varias piezas procedentes de la demolición de esta vivienda. Tras ello, la estela considerada una “peana vieja”, fue adquirida por un anticuario, que la vendió posteriormente a un coleccionista de Madrid. Así pues, no es extraña la antigüedad de esta pilastra, ni su importancia; dado el lugar del que procede: Sos del Rey. Una de las Cinco Villas de Zaragoza, cuya zona y poblaciones colindantes, están plenas de yacimientos romanos y de restos tardo-romanos.
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Acerca de la importancia de este lugar, desde hace más de dos mil años; bastará leer la magnífica página dedicada a Sos del Rey Católico -que recogemos en cita (34)- . Comprendiendo así la función de esta población y de sus calzadas, desde la época de Augusto. Sobre sus yacimientos y restos, la referida web dice textualmente: “El contenido de las inscripciones romanas puede ser muy variado: religioso, jurídico, monumental, histórico, honorífico, sepulcral...; una de las inscripciones más comunes halladas en Sos son las monumentales, realizadas en los miliarios, donde se indican la milla de la vía, autor, motivo, fecha de construcción, nombre del gobernador bajo el que se construyó, etc..., pero sobre todo son numerosas las inscripciones funerarias o sepulcrales, debido, sin duda, al descubrimiento de necrópolis en la zona” (34) .
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, signos paleo-cristianos que a mi juicio guarda el ara de Casa del Temple. Abajo, otra fotografía de la estela guipuzcoana de Baldatika (Forua), tal como la exhibe el museo arqueológico de Bilbao -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Está fechada en el siglo I d.C.; pero por su diseño y formas, nos recuerda mucho al arte paleo cristiano.






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Cuanto hemos recogido en párrafos anteriores, nos puede llevar también a concluir que Sos del Rey pudo ser uno de los emplazamientos donde se refugiarían eremitas o clérigos católicos, durante las crisis de los siglos V y VI. Lugar al que quizás huyen sacerdotes hispano romanos, tras la entrada de los godos a nuestras tierras; y escapando de los bárbaros, que eran arrianos. Pues tal como manifiestan los estudios sobre otras losas paleo-cristianas similares y fechadas en el siglo V. Se supone que con la caída de Roma, algunas de las antiguas villas de zonas montañosas o inaccesibles, se convierten en templos refugio para católicos. Lugares donde se guarecen los cristianos hispano romanos, ante el ataque de vándalos, suevos, alanos y godos. Este es el origen que se supone a los sillares de Veranes (Gijón) -ver citas (31) y (32)-; refiriendo quienes los estudiaron, su posible procedencia desde antiguas villas, reconvertidas en santuarios y refugios para los católicos escapados de los bárbaros. Que huirían a zonas apartadas, trasladándose a las montañas de Asturias y Cantabria, al aparecer las hordas de gentes que seguían la fe de Arrio. Por todo ello, tras ver en paralelo de las laudas gijonesas, con el ara de Casa del Temple; no debemos descartar una igual procedencia. Nacida debido a que el área de las Cinco Villas hubiera sido también un refugio de cristianos hispano romanos durante el siglo V y VI. Ya que esta zona al Norte de Zaragoza, se encuentra apartada de las que dominaban los suevos, vándalos, alanos y visigodos. Quienes hasta el 500 principalmente se extendían por Galicia y Norte de Portugal; el Oeste de Andalucía y por la Meseta Castellana -territorio de los godos, denominado por ello Campos Góticos o bien Gotoros (Torozos en Valladolid y Toro en Zamora)-
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La época en que fechamos la “estela” de Casa del Temple (coetánea a los sillares de Veranes); es un momento de gran crisis social y económica. Cuando una población hispano romana, que había vivido en paz desde el siglo I a.C. y que desde Teodosio profesaba la religión católica; se ve atacada por los pueblos bárbaros. Siendo sometidos desde mediados del siglo V por los suevos -en el Noroeste- y por los godos en la zona centro; cuando viniendo desde Francia, avanzaron hacia la meseta y el Sur peninsular. Todo ello culmina con la victoria de Leovigildo -entorno al 575-, quien vence a los suevos y bizantinos; recuperando el poder pleno del reino de Toledo. Llegando nuevamente una estabilidad peninsular y un momento de bonanza para los hispano romanos; cuando Recaredo -hijo de Leovigildo-, se convierte a la fe hispano romana (el catolicismo).
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Por cuanto exponemos, los siglos en que se fechan las piezas de Veranes y -a mi juicio- la de Casa del Temple; constituyen un periodo de enorme crisis e inestabilidad. Con más de cien años de decadencia e invasiones en la antigua Hispania. Etapa en que las comunidades eremitas católicas se verían obligadas a esconderse en lugares de montaña y bien protegidos -como Asturias y posiblemente, los picos cercanos a Las Cinco Villas-. Huyendo del poder y las urbes, menos hasta la victoria de los visigodos sobre otros bárbaros (en el 575); pudiendo desde entonces los hispano romanos regresar a la vida social. Sobre todo tras la conversión de Recaredo, lo que permitió fusionar las élites peninsulares con las godas, bajo una misma religión. Por todo lo expresado, creemos que la pieza que hoy guarda Casa del Temple; pertenece a esta época de convulsiones -que comprende desde el 450 al 575-. Procediendo quizás de alguna de la villas romanas cercanas a Sos del Rey Católico, reconvertidas en cenobios o en iglesias de refugio, durante el siglo V y hasta mediados del VI.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otras dos estelas conservadas en Casa del Temple; en este caso se trata de piezas discoideas; una de ellas templaria.









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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Casona en San Esteban de Górmaz (Soria) cuya fachada está decorada con aras romanas. Esta población se halla muy próxima a Termantia (Tiermes) y a Uxama (El Burgo de Osma); lo que explica la proliferación de estelas en la zona. Al lado, una de sus ventanas (con lápidas latinas); abajo vista general de la casa.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Detalles de las estelas en la referida casa de San Esteban de Gormaz.










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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Detalles de las estelas dentro de la pared, en esta casona de San Esteban de Gormaz.









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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Una estela romana de la iglesia románica, en San Esteban de Gormaz. La preciosa ara latina se conserva adosada el muro lateral del templo. Sobre una puerta de salida para cabalgaduras; desde la que montaban directamente a caballo -o sobre mula-; de ello la altura del vano.







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SIGUE EN UNA SEGUNDA PARTE, DONDE SE ANALIZA LA ESTELA DE CALAIBRIA (Portugal). PARA LLEGAR A ELLA, PULSAR:
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CITAS:
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(1): Nos referimos al libro de JESÚS UKAR MURUZABAL
Ayer y hoy de la estela discoidea en Navarra”
Cuadernos de etnología y etnografía de Navarra, ISSN 0590-1871, Año nº 26, Nº 64, 1994, págs. 275-606
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(2): Frases tomadas del prólogo de Jesús Ukar -op cit. (1)- páginas 7 y 8.
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(3): Estelas funerarias en Navarra. Su evolución en el tiempo
CARMEN JUSUÉ SIMONENA y MA. INÉS TABAR SARRÍAS
liberado en la red como: Dialnet-EstelasFunerariasEnNavarra-144867
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(4): Páginas 3, 4 y 5 de la referida obra, citada en (3) .
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(5): Estelas discoideas de Navarra Escrito en abril de 1896 por Francisco Javier Zubiaur Carreño.
Liberado en la red y publicado en el libro:
ESTELAS DISCOIDEAS DE LA PENÍNSULA IBERICA
EUGENIUSZ FRANKOWSKI (Madrid 1920)
Reeditado por Gómez-Tabbanera en Oviedo 1989, páginas 352 y ss.
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(6): Ibidem cita anterior (SIC): “Principales motivos decorativos: 1.° Geométricos y astros; a) los motivos geométricos (círculos, semicírculos, arcos, escuadras, triángulos, líneas y entrelazos etc.) están presentes en todas las estelas, prácticamente. Los casquetes esféricos y el ajedrezado son más numerosos en Ultrapuertos; b) las estrellas se representan en una amplia extensión”
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(7): JESÚS UKAR MURUZABAL
Ayer y hoy de la estela discoidea en Navarra”
Pag. 19 ; op. Citada en (1) .
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(8): Op. Citada en (1) pag 20
"Sobre las fuentes de la decoración y la simbología que aparecen en ellas, F. J. Zubiaur basándose en el trabajo de L. Colas, señala que muchas de las imágenes existentes en las estelas pueden tener la siguiente procedencia:
1- De una tradición decorativa muy antigua arraigada en el pueblo.
2- De la magia de tipo profiláctico.
3- De antiguas monedas en curso.
4- De los anagramas de Cristo y de las inscripciones funerarias y religiosas.
5- De la heráldica.
6- De los relieves y monumentos del entorno.
7- De los instrumentos propios del difunto que le sirvieron para su trabajo en vida.
Nosotros añadiríamos:
8- De la capacidad creadora del artesano, capaz de combinar y crear representaciones nuevas sin que tengan un referente anterior.
9- También del entorno vivencial, de sus propias inquietudes y deseos, así como de la realidad circundante que pueden proyectarse en fenómenos artísticos.
10- De unos libros llamados Artes del Bien Morir utilizados para que el cristiano pueda llevar mejor sus últimos momentos durante la agonía.
11- De algunas reliquias de la época medieval que presentan unas decoraciones muy parecidas a las de las estelas.
12- De los sellos que se utilizaban para firmar los documentos”.
Siguiendo a ZUBIAUR CARREÑO, en "Estelas discoideas de Navarra". E.D.P.I. 1989
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(9): Idem cita anterior, pág 45
.
(10): Idem cita (1): “Al cristiano siempre le ha preocupado morir en gracia de Dios y ya desd la época medieval existen los "Artes bene Moriendi"". El Dr. Ildefonso Aldeva, dice que estos libros no están destinados al sacerdote, sino más bien a un seglar (amigo o familiar) para que, con su lectura, ayude al difunto a "llevar bien los últimos momentos" en el tránsito hacia la vida eterna”. (pag 136)
Cuando la agonía se prolongaba, en algunas zonas de la región, algunos familiares levantan una teja de la techumbre de la casa, para que el alma tenga una salida libre. Se cree que eso facilita la muerte. (pag 28) CITANDO A: BARANDIARÁN J. M. Estelas del país vasco. Ed Txertoa. San Sebastián 1980
Numerosos dólmenes navarros presentan una abertura en una de las piedras laterales, llevando a los estudiosos a creer que, posiblemente, sea para que el alma pueda salir y entrar a la cámara funeraria. También por esa abertura, se echaba alimento para los difuntos” (pag 28)
C. Clavería y J. M. de Barandiarán recogen que en algunos municipios, era costumbre notificar la muerte del amo a las abejas, golpeando con la mano el colmenar. También a los demás animales domésticos, a los cuales obligan a levantarse, se les transmite el mismo aviso. No procediendo así, luego mueren las abejas y algunos de los otros animales” (pag 29). CITANDO A: BARANDIARÁN J. M. Estelas del país vasco. Ed Txertoa. San Sebastián 1980
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(11): Idem cita (1) , pag. 265
.
(12): A los interesados en el tema recomendamos leer
mi libro"HIGA, HIGO, HÍGADO Y AOJO (magia, religión y medicina) "El cuerpo en la tradición", Valladolid 2007 (ed. fundación Joaquín Díaz). -
y mis artículos:
- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". (Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXIV). COMIENZA AQUÍ UN ANÁLISIS SIMBÓLICO DE LAS JOYAS; con sentido mágico hasta nuestros días. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/09/1-8-9.html

- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS": CONTINUACIÓN. (Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXV). -
SIGNIFICADO APOTROPAICO DE LOS ABALORIOS Y COLGANTES QUE SE USABAN Y AÚN UTILIZAMOS PARA COMBATIR EL MAL FARIO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/09/1-7.html

- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". CONTINUACIÓN: Pater Libero (Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXVI). -
SENTIDO SEXUAL DE LAS JOYAS QUE PROTEGEN, SU RELACIÓN CON EL MAL DE OJO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/09/1-8.html

- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". CONTINUACIÓN: Fascinus (Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXVII). -
PROTEGERSE DE LA MIRADA Y DE LOS MALES SOCIALES A TRAVÉS DE LAS JOYAS CON FORMAS OBSCENAS; LA SUERTE UNIDA A UN COLGANTE QUE EVITABA LAS MALAS MIRADAS- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/09/1-7-8.html

- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". Continuación: El Ojo "cónico o en bola" -"alcorciles y bollas"-. (Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXVIII).-
VAMOS DESCUBRIENDO EL MUNDO DE LAS JOYAS EN FORMA DE BULLA O ESFERAS, RELACIONADAS CON EL OJO Y SUS MALES- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/10/1.html

- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". Continuación: Permanencia del arte egipcio en el mundo ibérico. (Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXIX). -
DEMOSTRACIÓN DE LA PERVIVENCIA DE MODELOS Y SIGNIFICADOS DE TALISMANES Y COLGANTES DURANTE CINCO MIL AÑOS- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/10/1-8-9.html

- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". Continuación: Dioses de la Fertilidad; Min o Minu egipcio. -
RELACIÓN DEL SEXO Y LAS ENFERMEDADES VENÉREAS CON EL MAL DE OJO, SU PLASMACIÓN EN LAS JOYAS QUE LO EVITAN- (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXX). VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/11/1-8.html

- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". Continuación: Dioses de la Fecundidad y su posible significado calendárico -de Egipto a Japón-. -
VEMOS LA RELACIÓN PLANETARIA DE LA SEXUALIDAD Y SU CONEXIÓN DIRECTA SOBRE EL OJO Y SUS MALES, PLASMADO EN LOS DIOSES DE LA LUZ-(de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXI). VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/11/1-9.html

- Dioses de la fertilidad, de la luz, del Sol y del oro; diosas del agua, de la Luna y la plata. (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXII). -
MÁS SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA SEXUALIDAD Y LA LUZ, TODO ELLO UNIDO A LOS TALISMANES Y JOYAS QUE ALEJABAN EL MAL DE LAS TINIEBLAS; EL AOJO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/12/1-6.html
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(13): Miguel Unzueta Portilla
LA ESTELA PRERROMANA EN BIZKAIA: Nuevas aportaciones y ensayo de interpretación histórica
Cuadernos de Sección. Antropología-Etnografía 10. (1994) p. 19-38 ISBN: 8487471-57-9 Donostia: Eusko Ikaskuntza
TIPOLOGIA DE LA ESTELA PRERROMANA
Para la elaboración de los diversos tipos dentro de la estela prerromana hemos tenido en consideración tanto la técnica de talla, como su forma y decoración. En función de estas variables hemos de considerar tres apartados:
Estela sobre soportes no labrados o escasamente preparados. Tipos N. Se trata de piezas que presentan los temas decorativos sobre lajas de formación natural para cuya obtención no se requiere una gran labor de cantería. Son generalmente prismas de piedra arenisca de pequeño tamaño cuya procedencia viene de la disgregación natural de la roca. Estas piezas, dadas las características de erosión de la arenisca, se fragmentan dando lajas o plaquetas prismáticas con una o varias caras planas”. (SIC pag 32)
.
(14): idem cita anterior (SIC pags 33 y 34)
FECHACION Y ATRIBUCION CULTURAL (pag 33)
Cuando elaboramos la hipótesis de trabajo inicial trazamos un marco cronológico amplio, desde el siglo I a.C. hasta el IV. d.C. para fechar los materiales que entonces tratábamos” (33)
La argumentación era sencilla, pero evidente ya que vinculaba el origen de este tipo de estelas sobre soporte labrado a la aparición, más o menos directa, del influjo romano, que permitió la introducción de una técnica perfeccionada para la talla de piedra a partir del siglo I a.C. Hoy podemos ampliar este razonamiento al disponer de los ejemplares de Mesterika y Gastiburu, que nos permiten relacionar los grandes temas a base de líneas paralelas incisas documentados en Berreaga, Jainko y Elorriaga con los esquematismos también incisos de la estela de Gastiburu. Dos fechaciones de radiocarbono C/14 procedentes de este yacimiento datan, de un modo amplio, una ocupación del lugar en torno a los siglos II y I a.C., al margen en el que debe inscribirse la estela citada” (34)
Sin embargo, hemos de considerar las posibles perduraciones de estos temas decorativos, así como
testimoniar la existencia de variantes dentro de estos tipos que pudieran estar motivados tanto por razones de taller como por una evolución de los modelos iniciales a lo largo del período romano.
Para aproximarnos a la fecha de abandono o caída en desuso de estas estelas anepigráficas nos basábamos en los epígrafes de Elorriaga donde están asociadas -en un contexto moderno- estelas romanas, prerromanas y otras donde se superponen a los temas cruciformes indígenas, los elementos propios de una estela romana datable en los siglos III a V d.C”. (pag 34)
Hoy creemos que la segunda, aceptando una perduración y una convivencia de diferentes estelas en una misma necrópolis, es la más adecuada para explicar la realidad en torno a los siglos III y V d.C.” (pag 34)
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(15): PERVIENCIAS ICONOGRAFICAS PRE-ROMANAS EN LAS ESTELAS MEDIEVALES VIZCAINAS
M.ª José Zabala Altube KOBIE (Serie Paleoantropología), Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º XX, 1992/93
4. CONCLUSIONES
Es llamativa la gran frecuencia que encontramos de motivos heredados en las estelas medievales vizcaínas. Si nos planteamos, en un intento de ordenar cronológicamente, de deslindar dentro del propio conjunto de estelas medievales, cuáles son las más antiguas y cuáles las más modernas debemos tener gran prudencia pues como ya hemos apuntado arriba, el fenómeno de las perduraciones es muy complejo y una ausencia de motivos"nuevos" en una estela medieval puede simplemente deberse a un mayor apego a motivos tradicionales por diversas razones y no ser muestra de una mayor antigüedad. Aún teniendo esto en cuenta podríamos arriesgamos a decir que las estelas que poseen un mayor número de símbolos medievales (sobre todo en detrimento de los antiguos) serían más modernas: Artea, Iturreta, sepulcros de Zenarrutza ... mientras que las que sólo tienen motivos heredados: Abrisketa, algunas de Argiñeta, Larrabetzu, Meñakabarrena,Totorika ... serían más antiguas. Es interesante señalar también que los motivos más antiguos parecen ser exclusivamente geométricos, aunque su técnica de talla y ejecución son de gran perfección, lo que nos hace suponer que la ausencia de la figura humana, por ejemplo, se debería seguramente a otro tipo de factores.
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(16a): Idem cita anterior (SIC pag 204)
A) PERVIVENCIAS ICONOGRAFICAS
Vamos a comenzar este estudio presentando una serie de motivos de época pre-romana que perviven en los ejemplares que conservamos de la Edad Media vizcaína. (pag 204)
1) Bandas horizontales o verticales originadas por dos líneas incisas separadas entre sí unos ocho centímetros.
Estas bandas verticales formadas por incisiones paralelas las encontramos en los cantos de estelas tabulares como la de Artea, Arrigorriaga ... (204)
2) Motivos cruciformes originados por bandas horizontales y verticales creadas por dos líneas incisas separadas entre sí unos ocho centímetros que se cortan.
Este mismo motivo se reproduce en la estela de Meñakabarrena, estela de inconfundible técnica medieval (204)
3) Motivos radiales originados por bandas creadas mediante líneas incisas paralelas separadas entre
sí unos ocho centímetros.
Los motivos radiales, en los que se ha querido ver siempre referencias astrales, están plenamente representados en algunas de las estelas más bellas de Argiñeta y en los sepulcros de Zenarrutza, entre otros ejemplos. Su versión más simple como mera incisión en forma de ASPA atravesada longitudinal­ mente por otra línea incisa, también puede encontrarse en el registro superior del reverso de la estela de Abrisketa (Arrigorriaga) y en el de la estela de Arrigorriaga que antes hemos comentado con el n.º 20 ó bien como estrella de ocho puntas en el sepulcro de Zenarrutza n.º 19. (204)
4) Espiga.
Motivo conocido ya desde el Hierro 1 y repetido ampliamente. Nosotros hemos podido constatarlo en estelas como la de Abrisketa (reverso), Arrigorriaga o Artea, si bien en estas dos últimas decoran los cantos. (204)
5) Dientes de sierra.
Este motivo es también muy antiguo y repetido existiendo sólo en la estela pre-romana en ejemplares discoideos y encontrándolo nosotros tanto en cantos como en caras principales y tanto en estelas tabulares (Arrigorriaga, Abrisketa... ) como discoideas (Argiñeta, Larrabetzu ... ). (204)
6) Círculos concéntricos incisos o en relieve alterno.
Tenemos ejemplos de los dos: del primero en las estelas de Ranes (indudablemente medieval) y Totorika (204)
7) Semicírculos tangentes a una línea.
En las estelas pre-romanas como en la de Lamindano (Dima) aparecen decorando la orla. Nosotros los encontramos muchas veces como pares de círculos concéntricos tangentes a la orla, en estelas discoideas (Mesterika 1 y 2 ... ) o tangentes a una línea vertical recta en estelas tabulares (Zeberio, Arrigorriaga... ) pero nunca formando parte de la orla propiamente dicha” (204)
(16b): Idem cita anterior (SIC pag 205)
B) NOVEDADES ICONOGRAFICAS
Por lo tanto podremos ahora discernir cuáles de los motivos que nos aparecen en las estelas medievales vizcaínas sonexclusivos de ese período, teniendo en cuenta, evidentemente que los epígrafes no empiezan a aparecer hasta época romana. (204)
8) Los triángulos concéntricos y líneas acodadas paralelas. No aparecen de esta forma en las estelas anteriores aunque podrían ser una derivación o estilización posterior de temas como el de espiga o el de dientes de sierra, ambos plenamente documentados. (204)
9) Motivos circulares.
También se presentan con variaciones: círculos aislados (Argiñeta, Zeberio, Finaga... ), círculos con punto central marcado (triangular de Argiñeta), herraduras (triangular de Argiñeta y tallada, la lauda sepulcral de Deusto), círculos abiertos con pie concéntricos (Argiñeta), etc. 205
10) Ovalas.
Concéntricos encontramos en el reverso de una estela de Argiñeta, con una cruz incisa, semejante a un laberinto. 205
11) Laberinto.
En la estela de S. Cristóbal de Iturreta. 205
12) Róleos.
En la estela de Artea y en el sepulcro exento de Zenaruza situado en la Colegiata (datado en el s. XIII).
13)Ajedrezado. 205
En el mismo sepulcro.
14) Fusiformes.
En ambos sepulcros de Zenarrutza. Estilizaciones vegetales. En algunas estelas fragmentarias de S. Juan de Arzuaga en Zeanuri que representan líneas incisas junto a las que hay otras más cortas perpendiculares a éstas, Iñaki García Camino ha querido ver estilizaciones vegetales, asignándoles el s.X.
15) Representaciones animales. 205
En el sepulcro de Zenarrutza situado en la Colegiata se aprecia claramente un ave y el perfil de otro animal aunque resulta inidentificable. Son las únicas representaciones animales que tenemos. Estos dos sepulcros, sobre todo el de la Colegiata ejemplifican muy bien la unión y simbiosis que realiza el hombre vizcaíno medieval entre la copia seleccionada de motivos anteriores y la modernidad que supone la adopción de los románicos.
16) Mano. 205
Sólo tenemos un ejemplo, en la estela de Gorozika. El paralelo más cercano que hemos encontrado se halla en el Monasterio de Poblet (Tarragona) si bien la mano de esta estela está en actitud de bendecir y su ejecución es de mucha mejor calidad por lo que no es exactamente igual a la nuestra. F. Cabestany, que es quien lo ha estudiado, le asigna una datación del s. XII aunque asigna una fecha algo más tardía a las demás estelas de este monasterio (ss.XIII-XN). Esta fecha quizá fuera adecuada a nuestro ejemplar debido no sólo a su decoración sino a su talla, únicamente relieve, que denota una mayor pericia que la de épocas medievales anteriores.
17) Representaciones Humanas. 205
De todas las representaciones humanas que tenemos podríamos hacer tres grupos diferentes:
a) Estilizaciones de bustos humanos similares a las que aparecen en las estelas romanas (estelas de Artea e Iturreta)”. Pag 205
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(17): ESTELAS DISCOIDEAS DE LA PENÍNSULA IBERICA
EUGENIUSZ FRANKOWSKI (Madrid 1920)
Reeditado por Gómez-Tabbanera en Oviedo 1989, ESTELAS DEL NOROESTE páginas 483 y ss.
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(18): Idem cita (17) , pag 498 y ss
.
(19): CARACTERIZACIÓN DE MATERIALES PÉTREOS: LÁPIDAS,LAUDAS Y ESTELAS, DEPOSITADAS EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE OVIEDO. Mario Blanco Suárez, Universidad de Oviedo 2015.
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(20): ESTELAS DISCOIDEAS DE LA RIOJA -9 candara -
Los columbarios de La Rioja, Antig. Crist. (Murcia) XVI, 1999, págs. 313-368
M.A. y M. PÍA PASCUAL MAYORAL -
HERRAMELLURI (FIG 5)
nos dicen los autores sobre ella
Estela numero 3
(Figura 5 y lamina I)
Ejemplar en arenisca de color beige bastante oscuro, empotrado en la misma pared que Ia estela anterior. De ella solamente se conserva el disco y parte del zócalo, la union entre ambas partes esta realizada de manera muy suave sin apenas diferenciaciOn del cuello, de hecho, a partir de los, brazos horizontales de la cruz, el disco comienza a estrecharse progresivamente. En la parte superior se aprecia un desconchado.
Material: Piedra arenisca
Procedente de la localidad de Herramélluri; actualmente se encuentra depositada en el Mu-
seo Provincial de Logroño. (Número de inventario 1662).
Decoración, muy tosca, realizada mediante incisión. Consta de una cruz latina inscrita en un
círculo abierto en su parte inferior. El anverso carece de decoración.
La tosquedad no esta solamente en la decoración, también en la talla, tanto del disco como
del vástago. El perfil muestra un abultamiento en su parte inferior”
.
(21): Idem cita anterior,
VALGAÑÓN (fig. 6)
Material: Piedra arenisca
Actalmente se encuentra depositada en el baptisterio de la Ermita de Nuestra Señora de Tres-
fuentes (Valgañón).
Entre el disco y el vástago tiene dos pequeños lóbulos, de forma más triangular que cir-
cular. La decoración, tanto en el anverso como reverso fue realizada mediante incisiones y consta
en el anverso de cruz griega de brazos ensanchados y en el reverso de seis rayos inscritos den-
tro de un círculo.
Medidas:Anchura máxima del disco: 26 cm ; Anchura del cuello: 19 cms; Anchura del vástago: 23 cm
Grosor: desde 12 (extremo superior) a 15 (extremo inferior)
Altura total: 49 cmts”.
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(22): Idem cita anterior,
No 21 Tricio (1) (fig. 21)
En el muro oeste del edificio, sobre la puerta Oeste, hay empotrada una de ellas. Conserva
solamente el disco.
Material: Piedra arenisca
La decoración, realizada por incisión, es tan sencilla como original: dentro de un círculo es-
tán marcados tres brazos de una cruz. En lugar del cuarto brazo, hay dos puntos, que podían recordar unos ojos. Al estar a gran altura, desconocemos sus medidas”.
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(23): Idem cita anterior,
"No 49-50 VILLAMEDIANA
Aunque no hayamos tenido acceso a ellas, LUEZAS PASCUAL, R. A., «Necrópolis medie-
val de 'los templarios'. Villamediana de Iregua»,
Estrato, 5, 1993, pp. 62-66, señala la existen-
cia de dos ejemplares, aparecidos en las excavaciones realizadas en dicho yacimiento”.
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(24): Idem cita anterior.
"No 48 ENTRENA
Esta estela fue encontrada junto a la ermita de Santa Ana (...)
También en La Rioja es complicado el tema de la datación. Por ejemplo. ¿De qué época son las de Villavelayo o Tricio si los edificios en que fueron halladas tienen tan larga tradición de Antigüedad? O también: ¿De cuándo datan las dos de Cenicero (no 36 y 37) siendo tan parecidas a la de Santa Ana de Entrena? Por ello, podemos decir que la de Santa Eugenia, tal vez sea de origen paleocristiano, como afirman los autores del artículo citado en la bibliografía. Pero creemos que la mayor parte de ellas es de época medieval, de los SS. XI, XII y XIII. Y las de Tómalos, Mojón de Fuente Ber- meja, Gallinero de Cameros y Sajazarra las más modernas, en tomo al s. XIV 6 XV (todo ello con las debidas reservas...). (pag 360)”
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(25): ESTELAS FUNERARIAS DISCOIDEAS DE OLITE (NAVARRA) CARMEN JUSUE SIMONENA
ANUARIO DE EUSKO-FOLKLORE Eusko Ikaskuntza Sociedad de Estudios VascosTomo 32. — 1984. — Págs. 91-99 SIC:
Estela numero 3
(Figura 5 y lamina I)
Ejemplar en arenisca de color beige bastante oscuro, empotrado en la misma pared que Ia estela anterior. De ella sOlamente se conserva el disco y parte del zOcalo, Ia union entre ambas partes esta realizada de manera muy suave sin apenas diferenciaciOn del cuello, de hecho, a partir de los, brazos horizontales de la cruz, el disco comienza a estrecharse progresivamente. En la parte superior se aprecia un desconchado”
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(26): Paquita Sáenz de Urturi Rodríguez en NUEVAS ESTELAS DISCOIDALES EN ALAVA Cuadernos de Sección. Antropología-Etnografía 10. (1994) p. 125-150 ISBN: 8487471-57-9
"Estela nº 3
Procedencia: Los Castros de Lastra (Caranca).
(Figura 2-2; Foto 4-5).
Material: en caliza blanda, de color blanco amarillento en los cortes y grisáceo en la superficie.
Estado de conservación: malo. Se encontró muy fragmentada, pero manteniéndose su forma, lo que permite su reconstrucción.
Medidas: Altura total: 38 cms. (+)
Diámetro disco anverso: 27,5 cms.
Diámetro disco reverso: 28 cms.
Grosor disco: 9,5 cms.
Altura vástago: 15 cms. (+)
Anchura vástago: en los hombros: 23 cms. y en el centro 17 cms.
Grosor vástago: 9,5 cms.
Descripción y decoración: es una de las piezas de menor tamaño que hemos encontrado y responde a las estelas de tipología antropomorfa. Conserva el disco y parte del vástago en el que se marcan los hombros. Se halla decorada por ambas caras con un motivo radial inciso e inscrito en un círculo. La incisión es de tipo triangular profunda y con una anchura de 5 mm. Técnicamente es mejor la realizada en el reverso que en el anverso.
Anverso: hemos considerado como tal la cara que encontramos de frente si nos situamos al pie de la sepultura. El motivo decorativo es de tipo radial siguiendo los ejes primarios y secundarios del disco, inscrito en un círculo que no se ha llegado a completar. Aparecen un total de 8 radios. Algunos autores consideran este motivo como una cruz doble mezcla de una cruz griega y una cruz aspada.
Las medidas de los radios principales son 17 cms. para el vertical y 24 cms. para el horizontal.
Reverso: la decoración de esta cara es similar a la del anverso, pero más perfecta. El círculo que encierra el motivo radial se halla completo. Las medidas de los radios principales son 23 cms. y 25 cms.
Observaciones: En el transcurso de la Xª campaña fue localizada junto a la cabecera de la sepultura nº 49.
Lugar de depósito: en el Museo de Arqueología de Alava.
Bibliografía: inédita.
Paralelos: Ofrece similitudes con el motivo radial del reverso de una estela procedente de Olite (Jusue, 1984, nº 1), de otra de Lozoya (Madrid) (Frankowski, 1920, 103); de la necrópolis de Tiernes (Casa - Domenech, 1983), Navarra (Zubiaur, 1989, 358); La Bureba (Burgos) (Peralta, 1989a). Por su forma, ligeramente antropomorfa, la relacionamos con piezas de: Ríocerezo (Burgos) (Frankowski, 1920, 40); Renieblas (Casa - Domenech, 1983). Arguiñeta (Azkarate, 1984) y la de Espejo que estudiamos más adelante”.
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(27): Idem cita anterior. Paquita Sáenz de Urturi Rodríguez (SIC, pag. 146)
Estela nº 8
Procedencia: Ermita de San Juan y Santa Basilisa de Aistra (Zalduendo) (Foto nº 7 y 8).
Material: piedra caliza muy blanda, color blanquecino.
Estado de conservación: regular. Le falta una parte del disco y el vástago. En el resto ostenta algunos desconchados
Medidas: Altura total: 36 cms. (+)
Diámetro disco anverso: 32 cms.
Diámetro disco reverso: 32 cms.
Grosor disco: 8,5 cms.
Descripción y decoración: Estela discoidea que sólo conserva el disco y el inicio del vástago que nos hace pensar por la forma que presenta que pudiera corresponder a una pieza con hombreras, de tipo antropomorfo, como la nº 3 de Los Castros de Lastra. Está decorada con motivos incisos por ambas caras y un círculo rehundido en el anverso. La incisión muy marcada es de tipo triangular.
Anverso: el motivo decorativo consiste en un círculo rehundido en la parte central flanqueado en la parte superior por un triángulo formado por líneas incisas, dividido en dos partes; en la parte inferior aparecen tres líneas incisas en abanico. ¿Se trata de un esquemático antropomorfo?
Reverso: su decoración, exclusivamente incisa, presenta un rombo dividido en cuatro partes por un cruciforme, en cuya base aparece un rectángulo, de lados ligeramente curvados, cruzado por cinco líneas verticales, una de ellas es prolongación de la línea central del rombo. V. Pérez de Villarreal considera estos símbolos como representaciones de lo que él denomina la cruz cósmica. (Pérez de Villarreal, 1988).
Observaciones: fue localizada en la tumba nº 10 de la necrópolis que rodeaba la ermita, formando parte de la cabecera de la misma. Este hecho hace pensar a Elisa García Retes que ese no era su lugar original, sino que fue reutilizada de una sepultura anterior. Quizás no sólo se quiso completar la sepultura sino que también se situó como un símbolo.
Bibliografía: García Retes, E. (1986)
Paralelos: en lo referente a la forma encajarían los ejemplares que hemos citado para las de Los Castros de Lastra. Pero en cuanto al motivo decorativo no hemos localizado ninguno similar.
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Sin embargo, sobre la primera fecha, siglo XI, por la que abogan la mayor parte de los investigadores de esta problemática para datar las primeras estelas, consideramos que se debe adelantar hasta el siglo IX, basándonos principalmente en los datos que nos ha proporcionado la excavación de Los Castros de Lastra, y que nos van a permitir no sólo fechar las estelas de este yacimiento, sino también las que responden estelas de este yacimiento, sino también las que responden a un esquema tipológico similar, y que es el que nosotros hemos considerado como los tipos a y b.
Los Castros de Lastra ha proporcionado dos niveles medievales, el inferior, al que corresponde la ermita en torno a la cual se construyó una necrópolis, se ha podido datar -basándonos en elementos arquitectónicos prerrománicos, cerámicas y superposición de un nivel superior-, entre los siglos IX al XI. Por lo tanto al haber aparecido varias estelas en esta necrópolis no tenemos dudas de fecharla entre esos siglos (IX al XI). Datos que nos confirman también los epígrafes de Argineta y Abadiano. (pag 146)”
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(28): NUEVAS ESTELAS DISCOIDEAS DE SANGÜESA-ROCAFORTE (NAVARRA) Juan Cruz Labeaga Mendiola /// Cuadernos de Sección. Antropología-Etnografía 10. (1994) p. 329-340
SIC Pag 332
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(29 a): JESÚS UKAR MURUZABAL
Ayer y hoy de la estela discoidea en Navarra” -op citada en (7)-
imágen pag 160 .
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(29 b): JESÚS UKAR MURUZABAL
Ayer y hoy de la estela discoidea en Navarra”
imágen pag 160 .
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(30): Estelas funerarias en Navarra. Su evolución en el tiempo CARMEN JUSUÉ SIMONENA y MA. INÉS TABAR SARRÍAS -7 calibrí 12-
Dialnet-EstelasFunerariasEnNavarra-144867
Pags, 13 y 14. (SIC)
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(31): El cristianismo en Asturias en época visigoda Narciso Santos Yanguas -2 arial 12 tumbada-
Tiempo y Sociedad Núm. 5, 2011, pp. 6-42 (ISSN: 1989-6883) (SIC)
Santos Yanguas en El cristianismo en Asturias en época visigoda: “Cabe destacar, a este respecto, algún ejemplar especialmente significativo, como el correspondiente a la piedra con representación de varios crismones hallada en Veranes (Gijón), o bien la cerámica, sin duda paleocristiana, en la que aparecen figurados igualmente dichos objetos cristianos y que se fecha en el siglo V, aparecida igualmente en Gijón”. (pag 15) “Tales enclaves tendrían como marco tanto a los antiguos asentamientos castreños (San Chuis de Allande como ejemplo más representativo) como a las villae astur-romanas (origen, por ejemplo, de la primera iglesia prerrománica de Asturias en Santianes de Pravia) o, finalmente, a antiguas termas (el caso del conocido como "Torrexón de San Pedro" de Veranes o de la iglesia de San Pedro en Gijón, esta última edificada sobre una parte de las construcciones termales de la ciudad romana de Gigia) (pag 22)
Restos de la basílica paleocristiana de Veranes (Gijón)
En este sentido la basílica de Marialba de León y la primitiva iglesia de San Pedro de Veranes parecen ofrecernos una idea aproximada acerca de las características propias de aquel cristianismo aislado (pag 32)
Aunque esta organización eclesiástica no nos sirva para confirmar el carácter de antigua basílica episcopal de Veranes (donde han aparecido restos de un mosaico romano), no debemos olvidar que, desde los años centrales del siglo V, se refugiarían en las regiones septentrionales hispanas algunos obispos procedentes de la Meseta, al igual que sucedería durante el siglo VIII como consecuencia de la invasión musulmana. (pag 34)
A modo de resumen hemos de afirmar, en primer término, que los diferentes tipos de documentación no permiten un análisis profundo para llevar a cabo una reconstrucción de todos estos problemas, dado que la documentación literaria, además de resultar escasa, se fecha en un momento tardío, al tiempo que la epigráfica parece ofrecernos una datación insegura y muy corta (décadas finales del siglo IV e iniciales del V). / Junto a ello los testimonios arqueológicos (restos de hipotéticas capillas, ermitas, basílicas paleocristianas....) nos ofrecen unos paralelismos evidentes con otras regiones del Noroeste peninsular, en especial de León y Lugo, cuyos primeros ejemplares arrancan de la misma época. / En este contexto se inscriben algunos restos de especial significado hallado en suelo astturiano, entre los que sobresalen la piedra con crismones procedente de la porimitiva iglesia de Veranes o los fragmentos de cerámica palocristiana encontrados en Gijón, sin olvidar los mármoles visigodos correspondientes a la iconostasis de Santa Cristina de Lena o al cancel de la iglesia de Santa María de Lugo de Llanera. (pag 37)
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(32): Nuevas evidencias del cristianismo en Asturias: los crismones de la villa romana de Veranes (Gijón) Carmen Fernández Ochoa, Fernando Gil Sendino, Javier Salido Domínguez
Gerión 2013, vol. 31, 385-416
(SIC)
2. Los crismones de Veranes y su contexto arqueológico
Los testimonios que se presentan a continuación corresponden a dos sillares de arenisca que contienen símbolos cristianos, pero que proceden de dos lugares distintos.
El que denominaremos “crismón de la Abadía” se encuentra actualmente en la puerta de acceso a la sacristía de la actual Abadía de Cenero, a pocos kilómetros de la villa romana de Veranes y fue llevado a este lugar por el párroco de Cenero, D. Manuel Valdés Gutiérrez a mediados del siglo XX. El segundo sillar se halló en el transcurso de las excavaciones de la villa de Veranes en el año 2008 (pag 387)
Los crismones, ampliamente representados en todo tipo de soportes desde el siglo IV d.C., cuando Constantino toleró el culto del Cristianismo después del Edicto de Milán del año 313 d.C., están constituidos por las letras griegas Χ y Ρ, que corresponden a las dos primeras del nombre de Cristo en griego (Χριstός, el ungido).Posiblemente la representación abreviada del Labarum constantiniano pasó a constituir desde estos primeros momentos un emblema del monarca o marca del poder imperial. (pag 391)
En cuanto a la datación de los crismones del primer tipo del sillar de Veranes, pueden fecharse entre finales del siglo V d.C., que coincide con el momento de abandono de la villa romana, y el siglo VIII d.C., datación obtenida por C-14 para el primer individuo inhumado en la tumba 593. Este tipo de cristogramas simples son frecuentes en representaciones cristianas procedentes del entorno de Roma y datadas en momentos anteriores, entre finales del siglo IV d.C. y comienzos del V d.C. Se han localizado en lugares tan emblemáticos como la catacumba de Panfilo en Roma donde además de cruces, son numerosos los crismones de este tipo.(392)
El amplio arco cronológico que encierran los crismones de Veranes se puede aquilatar más a partir de otras evidencias como, por ejemplo, los grabados, las inscripciones y otras representaciones de cristogramas plasmadas en manuscritos. En este sentido, el tipo de grafía de los crismones de Veranes se asemeja notablemente a las inscripciones en soporte pétreo fechadas entre los siglos VI y VII d.C. en Hispania, en
concreto, en las pizarras de época visigoda (392)
No obstante, según la tipología establecida por Eisenlohr, cristogramas similares aparecidos en Hispania se podrían situar a lo largo del siglo VI d.C. e incluso en momentos anteriores, como los grabados interpretados como crismones localizados en Peñalba de Villastar (Teruel), (393)
El segundo tipo de cristogramas del sillar de Veranes, mucho menos frecuente en el registro arqueológico, cuenta con tres trazos cursivos paralelos en la parte inferior. En alegorías similares, se representan en los apéndices laterales, a ambos lados de la rho, las letras a (alfa) y ω (omega) (...) Esta misma tipología aparece en las ya citadas catacumbas de Ex Vigna Chiaraviglio, junto al complejo de San Sebastián, en la vía Appia Antica, cuya datación se fija entre la segunda mitad del siglo IV y principios del V d.C (pag 394)
Por otro lado, los cristogramas de este segundo tipo de Veranes son similares al crismón grabado en la inscripción colocada en la puerta de acceso, quizás principal, a un monasterio de religiosas en el año 651 d.C. o 661 d.C.. descubierta en las inmediaciones de la iglesia de Santa María de Eulalia de Mérida. En este caso, del crismón penden las dos letras griegas que no encontramos en el sillar asturiano. 395
De acuerdo con el análisis que hemos realizado anteriormente, podemos llegar a la conclusión de que el sillar de la tumba 593 se podría fechar en torno a los siglos VI–VII d.C. y quizá, preferentemente, en el siglo VII d.C. La construcción de la tumba 593 supuso la reutilización del sillar, pues los cristogramas no eran visibles durante su uso como material de construcción del enterramiento (...) Todo este proceso, difícil de aquilatar cronológicamente, debió producirse entre los siglos V y VI d.C. (pag 396)
2.2. El sillar de la Abadía de Cenero
La iglesia o Abadía de San Juan Bautista de Cenero, próxima a las ruinas de Veranes, conserva en la entrada de la sacristía un gran sillar de arenisca con un grabado laciforme. Esta pieza, junto con otros sillares y dovelas, fue encontrada formando parte de un acceso a la cuadra de una casa de la aldea de Veranes. (...) 399
el grabado del sillar de la Abadía de Cenero puede constituir un cristograma de tipo constantiniano que presenta una apariencia muy esquemática debido a la técnica empleada en su ejecución, concretamente el grabado, un simplismo que encontramos también en grafitos del siglo IV d.C. (400)
3. Veranes y la implantación del cristianismo en Asturias
La importancia de los crismones hallados en Veranes, cuya datación proponemos entre los siglos VI y VII d.C., debe apreciarse en el marco del exiguo elenco de documentos materiales disponibles sobre las etapas
iniciales del cristianismo en Asturias”.(pag 403)
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(33): la pirámide ornamentada de Buniel, Burgos, y que se fecha en el siglo V.”
LAS ESTELAS FUNERARIAS DE CANTABRIA: SU EPIGRAFÍA; Carmen MARTÍN GUTIÉRREZ (Instituto de Prehistoria y Arqueología Sautuola , Santander). Espinilla (1.7)
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(34): RESTOS ROMANOS EPIGRÁFICOS EN SOS
Los restos romanos hallados en la comarca de Sos del Rey Católico son numerosos. El hecho de cruzar una calzada romana por el territorio, con sus respectivos ramales, y el asentamiento de más de una villae junto a las calzadas supone que la aparición de restos de esta gran civilización sea constante y, al mismo tiempo,variada y cuantiosa.Vamos a ver sólamente algunos de estos restos que por su funcionalidad fueron grabados con inscripciones.
El contenido de las inscripciones romanas puede ser muy variado: religioso, jurídico, monumental, histórico, honorífico, sepulcral...; una de las inscripciones más comunes halladas en Sos son las monumentales, realizadas en los miliarios, donde se indican la milla de la vía, autor, motivo, fecha de construcción, nombre del gobernador bajo el que se construyó, etc..., pero sobre todo son numerosas las inscripciones funerarias o sepulcrales, debido, sin duda, al descubrimiento de necrópolis en la zona.
FRAGMENTO EPIGRAFICO
OBJETO: Bloque de arenisca.
LUGAR: Sofuentes.
DESCRIPCION: Fragmento central de un bloque de arenisca local.
INSCRIPCION: (…)Octavio(…/…)Sergio(…/…)ro Oc(tavi…/…e)t-Cae(cili…/…)et(…)
UBICACIÓN: Fuente del antiguo lavadero, junto a las piscinas, en Sofuentes.