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EL
ARTÍCULO SE HA DIVIDIDO EN DOS PARTES. ESTA ES LA SEGUNDA; PARA
LLEGAR A LA PRIMERA HAY QUE PULSAR EL SIGUIENTE ENLACE:
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Los
capítulos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan
de imágenes con un amplio comentario explicativo (recogido
en rojo y cuya finalidad es razonar ideas).
Si desea leer el artículo entre líneas, bastará con seguir
la negrilla y las
letras rojas destacadas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Imágenes
de los dos pedestales que estudiamos en nuestro trabajo. Al
lado, fotografía
de una estela hallada en las cercanías de Calaibria -Portugal- que
analizaremos en esta segunda parte. Se trata de un ejemplar en
granito, de unos cuarenta centímetros de altura y unos quince de
diámetro; que presenta en su parte alta un símbolo que consideramos
un Crismón.
Abajo,
ara propiedad de la Casa del Temple (en Toledo); sobre la que
escribíamos en la parte primera de este trabajo; concluyendo que se
trata de un pedestal paleo cristiano, que fechamos en tiempo muy
cercano al año 500 d.C..
Considerándolo una de las pocas estelas católicas de esta época;
etapa en que los bárbaros arrianos azotaban la Península y los
clérigos hispano-romanos se veían obligados a refugiarse en lugares
muy apartados o de difícil acceso. Tal como sucedió en Asturias
(donde se han hallado estelas de este tipo); y al parecer también
Sos del Rey. De donde procede esta lápida paleocristiana, cuyo
dibujo de talla
creemos que representa un “Pez” y un “Crismón”. Diseño que
posiblemente se trataría de una de las primeras figuraciones del
“ICTUS” y de su aspa en la Península. En
la fotografía inferior, el ara de Casa del Temple (Toledo) y su
análisis de signos; en primera linea, los símbolos interpretados
por mí.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al
lado, imagen
tomada el día del Divino Pastor en la iglesia de Madroñera; donde
aparezco con unos cinco años, junto a “mi novia de entonces” (a
la que por respeto hemos tapado las facciones). Abajo,
una
de las estelas tartessias halladas en el alto de Almoroquí
(Madroñera); se trata de una losa inscrita en idioma turdetano,
fechada en el siglo VI a.C.
(pertenece al Museo Provincial de Cáceres, al que agradecemos nos
permita divulgar nuestra imagen).
Muy cerca de donde encontraron este sillar con epigramas tartessios,
pasé las vacaciones y los días festivos de invierno durante mi
infancia. Cuando
me llevaban en Navidad y Semana Santa a Las Infantas; cortijo sito
apenas un par de kilómetros de la finca Almoroqui, donde años más
tarde fueron descubiertas dos losas de procedencia tartessia y un
castro de la Edad del Hierro. En
la introducción y parte primera de este artículo, narrábamos las
razones por las que me aficioné a las “piedras” y al estudio de
la Historia; tras haber vivido mis primeros días de descanso en la
Comarca de Trujillo.
Un lugar cargado de maravillosos restos pétreos y de magníficas
leyendas, que macaron mi personalidad y mi imaginación. En
esta parte segunda, describo algunos sucedidos más sobre piedras y
leyendas; hechos y curiosidades que pude conocer de niño, mientras
pasaba los fines de semana o las vacaciones de Navidad y Primavera en
los campos de Madroñera.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado, la alberca de Trujillo,
aljibe al aire libre dentro de su muralla alta. Abajo,
detalle de tres losas que asoman
sobre las aguas, entre los restos de sillares antiguos, con los que
construyeron este foso para guardar aguas.
Por su aspecto y apariencia marmólea; creemos que esos escalones
pudieron ser piezas pertenecientes a un antiguo templo romano,
reutilizados para crear los muretes del depósito.
.
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado, imagen de la bajada en esta
alberca de Trujillo, donde en su parte alta (al final de la rampa) se
sitúa una antigua tumba que cumplía las funciones de pila para dar
de beber a las bestias
-utilidad que conservó hasta no hace tanto-. En la fotografía
tenemos en primer término ese cenotafio vacío usado de abrevadero,
motivo por el cual está completamente desgastado en la zona donde
los animales apoyaban el cuello. Además, se aprecia un orificio, a
la altura media del sarcófago de granito; que actuaría como
rebosadero, haciendo las veces de fuente, dejando caer el agua hacia
el foso del deposito que hay tras ella.
Abajo,
de nuevo, imagen tomada hace unos meses en este aljibe exterior de
Trujillo, donde yo aparezco al final cuadro
(precisamente tomando la foto anterior). Ilustramos el inicio de este
capítulo con la alberca trujillana y su tumba abrevadero, para
acompañar una de las historias más curiosas que escuché de niño
en esta zona.
A)
INTRODUCCIÓN:
Un
lenguaje pétreo; de la tumba de Viriato al sarcófago de Belén
.
Narrábamos
al comienzo del anterior capítulo que mi afición por las piedras
nació durante la infancia, cuando de niño quise ser pastor -de
ovejas o de cabras-. Una vocación que mis padres no me dejaron
seguir y que vi tristemente truncada, cada vez que me traían de
regreso a Madrid (al finalizar la Semana Santa o las Navidades).
Obligándome ir al colegio, pese a que yo quería ser pastor en
Madroñera (Cáceres); lugar que por entonces me parecía el más
bello de la Tierra. Y aunque mi familia no me permitía vivir en
Extremadura, ni menos dedicarme a la ganadería de por vida; al menos
sí logré pasar el tiempo de vacaciones junto a quienes guardaban
los rebaños que tanto me gustaban. Quienes me acogían como uno más;
recogiéndome en sus chozos, compartiendo conmigo cuanto tenían y
enseñándome todo lo que podían sobre el mundo pastoril (una
cultura nacida del neolítico, cuya civilización tan sabia como
milenaria, se extinguió a finales del pasado siglo...).
.
Allí,
entre los pastores -de Trujillo y Madroñera- aprendí a vivir como
ellos; disfrutado de las leyendas extremeñas a la luz de las
hogueras -entre migas, chacinas y candiles-. Fue entonces cuando me
enamoré de sus campos y de su Historia; comenzando a fascinarme los
restos pétreos que aparecían por doquier (cargados de magia y
de encanto). Nació por entonces mi admiración por Viriato, el
pastor lusitano del que tanto hablaban los trashumantes de la zona.
Mientras, en ese ambiente y entre aquellas personas con cultura en
la sangre, se producían internamente un cambio en la plasticidad
emocional no mensurable... . Tanto y de tal modo, que me
transportaron a soñar de continuo sobre sus leyendas y sus piedras.
Pensando a todas horas acerca de lo que podría haber bajo esas
terruños extremeños y en quienes las habrían habitado antes.
Llegando a imaginar de continuo lo que allí sucedió; mil, dos mil o
tres mil años antes... . Preguntándome desde niño y continuamente;
sobre las leyendas e historias de la zona, para intentar conocer el
pasado de aquella zona tan mistérica.
.
Este
fue el sueño del que jamás he despertado y en el que
-afortunadamente- sigo viviendo. Un paraíso que en gran parte fue
debido a las dosis de “morfeo” que inocularon sobre mí los
pastores extremeños, narrando episodios de Viriato y relatándome
las más fabulosas gestas que nadie podía imaginar. Episodios que
cuando los escuchaba de niño, me dejaban sin hálito y emocionado...
. Mirando perdidamente a esos montes donde habían vivido iberos
y templarios; o a las tierras donde había guerreado aquel otro
pastor, que casi logró vencer a Roma. Aunque, conforme cumplí
años y fui estudiando, comencé a pensar que todo aquello que me
enseñaron los cuidadores de rebaños, no eran más que cuentos
pastoriles. Pero mi falta de fe en quienes tanto me dieron y mi
carencia de cultura en la sangre; hizo que la vida me diera
finalmente una gran lección. Mostrándome como aquel sueño que me
regalaron los trashumantes, era tan cierto como verdadero.
.
Así
pues, decenios más tarde, tras escuchar de niño como los que guardaban ovejas en
Madroñera, afirmaban que en Santa Cruz del Puerto estaba enterrado
Viriato (señalando a pico San Gregorio, sito a muy pocos kilómetros
de donde pacía su ganado). Encontré una estela romana con el nombre
del héroe legendario; en la fachada de una de las casas principales
del pueblo situado bajo ese monte. Justo donde aquellos pastores
decían que se situaba la tumba del gerrillero lusitano: En Santa
Cruz del Puerto. Esta experiencia la recogíamos en la
introducción de nuestro anterior capítulo; relatando el modo en que
me d de bruces con la estela de un Viriato. Por lo que en esta
segunda parte, desearíamos narrar otra historia que me transmitieron
aquellos trashumantes de la Comarca de Trujillo y que creo pudo ser
cierta: La del sepulcro de Belén.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado, sarcófago románico que se
conserva en la terraza del Parador de Plasencia;
al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen. Este
cenotafio -que a la izquierda mostramos en vertical-, creo que es el
mismo del que hablaban algunos pastores, en los años de mi infancia.
Cuya posible procedencia narraremos bajo estas imágenes. Abajo,
la misma tumba, tal como se
muestra en el Parador de Plasencia, junto a unas columnas romanas.
No
solo me despertó de aquel sueño de los pastores, el encontrarme
ante la estela de Viriato -en el Puerto de Santa Cruz y a muy pocos
kilómetros de Madroñera-. Sino también pude experimentar un
amanecer parecido, al hallar muchos años después una tumba
románica; que trajo a mi memoria otra de las historias que los
ganaderos contaban. Aquella segunda narración versaba sobre una
ermita antiquísima de la zona, llamada la iglesia de Belén. Nadie
sabía su emplazamiento y mientras se les escuchaba hablar sobre
ella, pronto se descubría que nadie quería decir dónde estaba,
exactamente. Se trataba de una de las más antiguas iglesias
levantadas en la comarca y por ello la habían dedicado a Belén;
afirmando quienes relataban su leyenda; que para los historiadores y
los doctores más sabios (de las Universidades o de la Iglesia), era
un templo desconocido y desaparecido. Nunca referían dónde se
situaba; pero muchas veces destacaron que aquellas tierras y los
caminos que cruzábamos, se llamaban “Ruta de Belén a Madroñera”.
Asimismo, hablaban de ella como un templo solitario y en mitad del
campo; lejos de cualquier población. Por cuanto la consideraban
antiquísima y destruida hace casi un milenio.
.
Contaban
que los restos de esta ermita derruida habían aparecido cuando
comenzaron a arar con tractores, debido a que las rejas tiradas por
motores, se introducían más profundamente en la tierra. Así
fue como los labradores que tenían arrendado el terreno, comenzaron
a toparse con mojones o piedras que pertenecían al referido templo,
descubriendo muchos vestigios. Ello hizo que el propietario del
pago (dueño de una granja de cerdos en Trujillo) excavase con
maquinaria agrícola el terreno. Sacando de allí una tumba echa en
una pieza de granito rosa y decorada con arcos; que decidió usar
como abrevadero en sus porquerizas. En aquel “recipiente” dio de
beber a sus gorrinos durante años; hasta que allí pasó alguien que
le preguntó por la curiosa gran pila, donde daba agua a los
animales. El porquero respondió que era un recipiente encontrado en
sus tierras y señaló a un punto lejano, pero muy diferente al
verdadero emplazamiento del que procedía la tumba. Al poco tiempo
vio con sorpresa, como aparecían unos forasteros que le pidieron
permiso para excavar y le preguntaron el lugar exacto donde había
hallado la pila que usaba de abrevadero. Él les autorizó y volvió
a macar un punto muy diferente al que había realizado el hallazgo.
Por lo que tras unos días trabajando y sin resultados en la zona
indicada por el dueño de lugar; volvieron a hablar con él. Pero
observando las dudas con las que el porquero respondía, pensaron
que les estaba engañando. Así fue como más tarde intentaron
comprarle el sarcófago. Por cuanto aquel criador de cerdos,
desconfiado y observando que podía haber cometido alguna
irregularidad... . No queriendo más problemas, ni visitas extrañas.
Decidió tirar la tumba a una alberca cercana, para lo que necesitó
romperla y así poder arrastrarla partida hasta las profundidades de
esa enorme charca.
.
Tiempo
después regresaron los interesados en la pieza, para ofrecerle una
gran cantidad de dinero por ella. Pero su dueño aseveró que alguien
se la había robado; y como el granjero no quería denunciar la falta
de un simple abrevadero, nadie pudo encontrar más el sarcófago.
Siquiera supieron hallar la ermita de la que cual salió. Pues el
porquero calló para siempre y tampoco los pastores hablaban de su
emplazamiento, con el fin de que nadie robase ni expoliase piedras de
aquel lugar misterioso al que llamaban la iglesia de Belén (situado
entre Madroñera y Trujillo). Así narraban los hechos mis amigos
trashumantes, a la luz de los candiles y frente al hogar de las
lumbres con las que calentaban sus chozos; hablando con sigilo los
cuidadores de ovejas, sobre la referida ermita. Diciendo que aquella
tumba de Belén estaba maldita, porque se relacionaba con el pesebre
donde nació Cristo. Pues así
como Jesús había venido al Mundo en un lugar también llamado
Belén; teniendo como cuna un comedero de animales -de piedra-,
pasando frío y calamidades desde su llegada a la Tierra. Se pensaba
que algún otro Mesías podría volver a nacer en aquel sarcófago
del Belén junto a Madroñera; usado en este caso como abrevadero.
Por lo que era mejor que estuviera bajo al agua y que jamás nadie
viniera a nuestro Mundo en esas condiciones; tal como lo había hecho
Cristo, en el pesebre de Judea... . Y todo aquello lo
escuchaba yo de niño; en los chozos de pastores, al calor de las
hogueras y durante las noches extremeñas... . Mientras se escucha el
ulular del buho, el vuelo del murciélago y el aullido de alimañas;
bajo una cúpula de estrellas, que se perciben como los mil ojos de
un dios “panoptes”... .
.
Abajo,
el sarcófago románico que hallé
hace años del Parador de Plasencia.
Como podemos ver en imagen, fue
también abrevadero de animales, aunque en un momento alguien lo
destruyó, haciéndolo pedazos (tal como muestran las señales de
haber sido recompuesto posteriormente). Creemos que pudiera ser la
tumba de la que hablaban los pastores de Madroñera; que decían,
había sido hallada en las cercanías de Trujillo, en un lugar
llamado Belén.
Unos
cuarenta años después de oír esta historia narrada por los
trashumantes, fui a dormir al parador de Plasencia -al poco tiempo de
su inaguración-. Encontré en la terraza de este precioso hotel, un
sarcófago hecho en granito rosa y adornado con arcos. Con enorme
sorpresa pude ver que todo él, coincidía con la descripción del
cenotafio dada por los pastores de Madroñera y oída desde niño
(hace ya medio siglo de esto). Mi memoria comenzó a acelerarse a
la vez que mi corazón, cuando comprobé que se trataba de una tumba
románica, decorada de igual modo, tallada en la misma piedra y
color; que aquel del que me habían hablado los cuidadores de ovejas
en sus chozos. Pero no solo eso; sino, además se apreciaban en él
golpes, que muestran cómo ha sido roto en varios pedazos (hace
no mucho tiempo; ya que las grietas conservan aún aristas).
Finalmente, lo más llamativo, es que tiene un gran boquete en su
parte baja; abierto antes de haber sido troceado. Un agujero
desgastado por el agua, lo que demuestra que ha sido usado durante
años como fuente o abrevadero. Ello y la seguridad de que después
de utilizado como pila, fue partido; me trajo a la memoria la
historia de Nuestra Señora de Belén.
.
Evidentemente,
este sarcófago que encontré en el Parador de Plasencia quizás no
sea el mismo del que hablaban los ganaderos de Madroñera. Pero creo
que existen demasiadas coincidencias. Por cuanto no es vano pensar
que -con el paso de los años- alguien de la granja pudo recuperarlo,
sacándolo de la alberca para venderlo a un anticuario; quien a su
vez, lo haría llegar al decorador del referido Parador. Sea como
fuere, difícil será probar si este de la imagen es el mismo
sarcófago que aquel del que tanto me hablaron de niño; al igual que
la existencia de la ermita de Belén. Pese a todo, lo único cierto
de cuanto narramos, es que el poder de las piedras y su lenguaje, es
sobrenatural. Pues la Historia -al igual que sus restos materiales-
nos siguen y nos persiguen, por siempre y para siempre.
.
Idea
que me trae a la mente algo que oí en Toledo, hace unos veinte años;
mientras observaba obnubilado unos capiteles. Momento en que me
preguntó un amante de todo lo pétreo:
-¿A
ti también te hablan las piedras?-
Ante
lo que respondí:
-No
solo me hablan; sino que me cuentan su historia. Y por ello creo que,
desde niño, quedé preso de ellas...-.
Un
hecho cierto; tanto que mi afición por Tartessos nació en mis
días de Madroñera. Cuando todavía ni siquiera sabía qué era
Tartessos y mucho antes de que hallasen en ese pueblo las estelas
turdetanas -antes mostradas en foto-. Todo ello, como si el
lenguaje de las piedras quisiera enseñarnos que nuestro destino
puede escribirse en el pasado y en sus restos -que nos atraen
inevitablemente-. Mostrándonos que el futuro depende quizás de
aquello que admiramos del ayer; llevándonos hacia un mañana
conformado por lo que más amamos de la Historia y la cultura.
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Extremadura
es un precioso lugar cuyas piedras, pueblos, castillos, sus campos y
su Historia; nos hacen soñar. Al lado, una
esquina de una calle en Zafra; cubierta con una pequeña columna
(posiblemente romana). Abajo, estelas
halladas en Berzocana (a
pocos kilómetros de Madroñera), pueblo donde también se ha
encontrado un tesoro de la Edad del Bronce.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado, excavaciones en Medellín;
junto al suntuoso castillo, donde fue descubierto el teatro romano de
la Metillium latina y muy cerca donde está una de las necrópolis
tartessias más importantes de la Península. Abajo,
arco de Capera (Caparra) cuyo
cardo y decumano señalan de Norte a Sur, la Ruta de la Plata y de
Este a Oeste; el camino de Onuba a Artúrica y de Olisippo a Cesar
Augusta.
.
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado y abajo,
dos imágenes del castillo de Montanchez; aún pleno de lajas y
piedras caídas.
JUNTO
ESTAS LINEAS: Interior
de Santa Lucía del Trampal (junto a Montáchez), uno de los templos
cristianos más antiguos de la Península.
De fundación visigoda y asentada posiblemente sobre una necrópolis
romana; esta ermita que dista unos diez kilómetros de Montánchez,
tiene trazos claros del mozárabe previo a la huída de cristianos
hacia el Norte (tanto como del posterior prerrománico; aportados
durante la primera fase de la Reconquista).
BAJO ESTAS LINEAS: Imágenes de Montánchez, tomadas desde su castillo; al fondo, la carretera que lleva Santa Lucía del Trampal.
.
BAJO ESTAS LINEAS: Otra fotografía del maravilloso alto de Montánchez, lugar donde nos vienen a la mente los sueños de iberos (vettones y lusitanos), o sobre conquistas árabes y de caballeros templarios.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, una
estela romana, en las calles de Cáceres. Abajo,
aljibe árabe, en el interior del
Museo Provincial de Cáceres
-al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. La riqueza
arqueológica e histórica de esta zona de España, nos permite
disfrutar de restos pétreos de todas las épocas, esparcidos por
cualquier lugar -muchos de ellos en un estado inigualable-. Este es
el caso del depósito de aguas islámico, que se supone parte de la
alcazaba árabe cacereña (quizás de una mezquita interior
perteneciente al antiguo Alcázar musulmán).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado y abajo. Dos fotografías de una estela en un muro exterior de
la población de Estrella (Cáceres); en el exterior del pueblo y
cerca de su ermita mayor.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado, lápida gótica que podemos
ver caída junto al castillo al que perteneció. Abajo,
tres japonesas se sorprenden del estado
de este castillo extremeño, mientras a sus pies podemos ver la losa
gótica, recogida antes en imagen -omitimos el nombre del lugar, para
evitar que alguien vaya hasta él con un remolque a robar piedras-.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado y abajo. Varias fotos de un jardincillo interior, en un lugar
público de Extremadura; donde podemos ver multitud de piedras y
losas de todas las épocas
-omitimos el nombre del emplazamiento, con el fin de no levantar a
nadie la idea de hacerse con ellas-.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado y abajo. Varias fotos de un jardincillo interior, en un lugar
público de Extremadura; donde se observan multitud de piedras y
losas de todas las épocas -omitimos
el nombre del emplazamiento, con el fin de no levantar a nadie la
idea de hacerse con ellas-.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado y abajo. Varias fotos de un jardincillo interior, en un lugar
público de Extremadura; decorado con multitud de piedras y losas de
todas las épocas -omitimos
el nombre del emplazamiento, con el fin de no levantar a nadie la
idea de hacerse con ellas-.
B)
ESTELAS DE PORTUGAL:
.
B-
1 ) Estelas portuguesas, según Eugeniusz Frankowski:
.
Comenzamos
nuestro análisis sobre el pedestal de Calaibria, recogiendo
brevemente lo que nos dice Eugenio Frankowski sobre esas losas en
Portugal. Extrayendo ideas de su magnífica obra, cuya
publicación cumple ahora cien años (1)
; donde en sus primeras páginas identifica los
ídolos placa calcolíticos (de pizarra) con el uso y el diseño de
las estelas funerarias. Considerando que estos idolillos planos y de
piedra negra, representaban al difunto o serían un homenaje al
fallecido -a modo de exvotos ofrecidos en los dólmenes o
túmulos, donde se enterraba a un finado de importancia-. Pudiendo
considerarse así estas placas antropomórficas, talladas en
fragmentos de pizarra; una forma de losa conmemorativa, tal como más
tarde fueron las aras y lápidas a lo largo de la Historia
(2) .
.
Posteriormente,
en su capítulo Estelas discoideas en Portugal (3)
, Frankowski recoge un mapa de distribución; donde puede observarse
que era el Alto Duero el lugar con más hallazgos hasta la fecha en
que publica su libro. Debido a ello, diversos autores lusos habían
estudiado por entones este fenómeno, tan extendido por el país
vecino.
Donde desde etapa romana y hasta el Renacimiento, se impuso en casi
todo este territorio el uso de “Cabeceiras de Sepulturas”
(expresión lusa que debemos traducir por “estelas sepulcrales”).
Sigue
Frankowski mencionando que debido a la proliferación de aras en
Portugal -desde época
prehistórica y prerromana, hasta la bajo medieval-; algunos
de los museos lusos contienen las mejores colecciones del Mundo.
Añadiendo
que “La
mayoría de ellas ostentan signos labrados en las dos caras,
semejantes casi todos a los de las estelas de España, entre los
cuales predomina la cruz trazada decorativamente”
(4)
. Finaliza este capítulo el autor hablando del método para fechar
estas lápidas; fijando como medio común, el análisis del lugar de
aparición. Debiendo estudiarse debidamente: El cementerio en que se
hallan, las sepulturas a que pertenecen y las poblaciones antiguas
más cercanas al emplazamiento donde se encontraban. Determinando
Frankowski que -además- podemos considerar las losas en que aparecen
aperos de trabajo y labranza, como piezas cercanas al siglo XV;
mientras las que lucen cruces de tipo Malta y del Temple, serían
también estelas bajomedievales
(5)
. A todo lo que hemos de apuntar que quedaría
una gran laguna cronológica y numerosos ejemplares sin poder
catalogarse;
correspondiendo con aquellas que se sitúan
entre la etapa tardo romana y la altomedieval. Un momento que
comprende desde el siglo V al XII; donde habríamos de encuadrar toda
pieza que no puedan integrarse entre los tipos romanos, los de la
prehistoria y Edad del Hierro, o los puramente medievales.
.
Por
su parte, en su capítulo ESTELAS
ALARGADAS DE LA REGIÓN DEL DUERO
(6) ;
Frankowski comienza describiendo que la extensa aparición de
lápidas en este área del Alto Duero, ha permitido los mayores
avances en el estudio de ellas. Citando el modo en que se han podido
analizar la gran cantidad de estelas, de esta prodecencia y que
conservan diferentes museos de Portugal; donde podemos comprender su
diseño y su evolución antropomorfa
(7) .
Acerca
de lo que el autor escribe: "
En el mismo amplio territorio del Duero, en las comarcas colindantes
de España y Portugal, se han encontrado gran número
de estelas funerarias alargadas, cuyos adornos representan una
interesantísma fase de transición hacia la utilización completa
de la primitiva representación del muerto, grabada en forma de
estela discoidea. Estos monumentos fueron publicados por los señores
Pereira Lopo, Leite de Vasconcellos, P. F. Fita y Gómez-Moreno.
Todas ellas pertenecen al mismo grupo y proceden de un período de
romanización, que trajo el adoptar la lengua, escritura y fórmulas
de los dominadores, pero manteniendo un fondo peculiar de
tradiciones. En la parte superior de la mayoría de estas lápidas
funerarias vemos claramente grabadas las estelas discoideas, con sus
adornos de la svástika multirayada, que, como hemos dicho antes, ha
nacido en las estelas discoideas como relleno más típico e ingenuo
de la superficie circular, al perderse la significación de las
líneas de la cara humana” (8)
.
.
Sigue
Frankowski escribiendo en este capítulo donde trata acerca de esas
lápidas lusitanas: "Sobre
varias estelas de la región del Duero vemos, en la parte inferior,
unos adornos constituidos por barritas grabadas paralelamente en
número de dos o tres. Algunas de ellas están redondeadas en su
parte alta; en otras se desarrollan las curvas de herraduras. Se han
propuesto distintas explicaciones de estas liguras. Unos han visto
en ellas representaciones del puente, indicación geográfica; otros,
puertas que conducen al otro mundo, basando esta hipótesis sobre la
existencia de la representación de las puertas en los monumentos
funerarios romanos. En esta última explicación tenemos un ejemplo
clásico de las transplantaciones peligrosas de las ideas romanas y
griegas a otros territorios. Comparando entre sí todas las liguras
de esta clase conocidas, se nos ocurre la idea de que representan
figuras antropomorfas degeneradas, que en su contorno se aproximan
mucho a las mismas estelas discoideas" (9)
. Todo lo que ratifica que este
autor explica
comúnmente las representaciones sin un sentido pleno, como
esquematizaciones de la figura humana. Un diseño antropomorfo, que
quizás tenga razones para atribuirlo a esas formas extrañas y cuya
función sería la de recordar a un finado o bien homenajear a quien
se dedica la lápida. Siendo así, quizás podríamos ver en la
estela de Calaibria, la figura esquematizada de un ser humano, tal
como muestran las imágenes que de ella vemos a continuación.
.
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos
ejemplos de losas portuguesas, de enorme importancia, inexistentes en
otras zonas de la Península. Al
lado,
una “estela alentejana” guardada en el Museo Arqueológico de
Beja -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Estas
interesantes lápidas representan armamento de la época y se fechan
entre los siglos XV y el XI a.C. -siendo muy diferentes y ajenas a
toda escultura o ara coetáneas halladas en nuestras tierras-. Por
su datación, hemos de considerar que se deben a una migración
llegada desde Oriente Medio, o del Egeo; venida hasta la zona del
Alentejo a finales de la Edad del Bronce (entorno al 1400 a.C. y -a
mi juicio- en busca de metales). La perfección de su talla, las
armas y los elementos que se representan estas losas alentejanas,
hablan de una aculturación procedente del Oriente Mediterráneo, con
gran técnica artística -semejante a la que solo tenía por entonces
Egipto o Creta-. En el resto de la Península no se han encontrado
ejemplares de “losas tipo alentejano”, aunque estas tienen cierto
paralelo con algunos ídolos de la Edad del Bronce hallados en
Cantabria y Soria.
Abajo,
famosa
lápida turdetana llamada “estela de Abobada”, fechada en los
siglos VIII al V a.C., tal
como la muestra el Museo Arqueológico de Beja -al que agradecemos
nos permita divulgar nuestra imagen-. Se
trata de una lápida tartéssica con inscripción epigráfica en
lengua de esta civilización y que representa a un músico o bien un
augur
(mostrando signos astrales y lo que parecen flautas). Sin lugar a
dudas, es la más importante de todas las estelas decoradas de la
Edad del Hierro; lo que muestra una vez más la tradición lusitana
de estas piezas pétreas y la importancia de las lápidas de Portugal
-que en numerosos casos son de mayor relevancia que las del resto de
la Península-. Pese a ello, no
existen grandes estudios sobre las estelas del país vecino; quizás
por la enorme abundancia de ejemplares que tienen, lo que lleva a que
infravaloren este patrimonio de lápidas -pertenecientes a todas las
épocas-.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, diversos ídolos-placa
de la Edad del Cobre y el Bronce, tal como las muestra el Museo
Arqueológico de Badajoz
-al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Para
Frankowski estas piezas pudieron ser el precedente más primitivo de
las estelas funerarias. Se
trata de figuras antropomorfas, toscamente talladas en lajas de
pizarra y con dibujos geométricos. Se fechan entre el 3500
y el 1500 a.C. y suelen hallarse en túmulos o enterramientos
relacionados con dólmenes. Proliferaron
especialmente en época del Campaniforme y se consideran un objeto
votivo; aunque Frankowski los interpreta como la imagen del
difunto, al que se recordaría con ellas (pudiendo depositarse sobre
el cuerpo del finado).
Abajo,
de nuevo el mapa que publica Frankowski en la página 176 de
su maravilloso libro editado hace ya cien años -ESTELAS DISCOIDEAS
DE LA PENÍNSULA IBÉRICA-. En
este plano podemos ver claramente los enclaves en que por entonces se
habían hallado más estelas: Burgos, Navarra, el área vasca y en el
Douro (Portugal) -concretamente en el Alto Douro, de donde procede la
estela de Calaibria que estudiamos en este trabajo-.
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BAJO
ESTOS PÁRRAFOS: Dibujo
que presenta Frankowski en su página 142; explicando las forma
antropomórficas de algunas estelas del Alto Duero portugués.
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BAJO
ESTOS PÁRRAFOS: Dibujo que
presenta Frankowski en su página 148; explicando las forma
antropomórficas de algunas estelas del Alto Duero portugués.
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JUNTO BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, láminas del libro de Frankowski, recogidas de su página 107; donde podemos ver algunas figuras extrañas en las estelas de Portugal. Abajo, el ara de Calaibria, en fotografía a la izquierda y dibujada, a la derecha. En un primer análisis parece que tenía tallada un Crismón y una cruz, aunque -como luego veremos-, pudieron añadirle otros dibujos posteriormente.
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JUNTO BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, láminas del libro de Frankowski, recogidas de su página 107; donde podemos ver algunas figuras extrañas en las estelas de Portugal. Abajo, el ara de Calaibria, en fotografía a la izquierda y dibujada, a la derecha. En un primer análisis parece que tenía tallada un Crismón y una cruz, aunque -como luego veremos-, pudieron añadirle otros dibujos posteriormente.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, quien redacta estas lineas, hace unos cinco años, en el pueblo de Monsanto -Portugal-. Esta aldea cercana a la Extremadura española, está levantada en una colina cubierta de enormes piedras; sus casas se hallan incrustadas en las rocas graníticas e incluso algunas de ellas están inmersas en esas grandes bolas pétreas. Todo Monsanto es una enorme losa tallada, donde se han adherido viviendas. Abajo, las calles de este precioso lugar portugués, donde podemos comprender la importancia de la piedra para las gentes de origen lusitano y vettón.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, quien redacta estas lineas, hace unos cinco años, en el pueblo de Monsanto -Portugal-. Esta aldea cercana a la Extremadura española, está levantada en una colina cubierta de enormes piedras; sus casas se hallan incrustadas en las rocas graníticas e incluso algunas de ellas están inmersas en esas grandes bolas pétreas. Todo Monsanto es una enorme losa tallada, donde se han adherido viviendas. Abajo, las calles de este precioso lugar portugués, donde podemos comprender la importancia de la piedra para las gentes de origen lusitano y vettón.
B-
2 ) Estelas portuguesas; su enorme proliferación y la falta de
estudios acerca de ellas:
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Como
hemos expresado, no son muchos los trabajos dedicados a las losas,
aras y pedestales antiguos portugueses. Pese a ello, este país
es uno de los lugares de Europa donde han aparecido más estelas
funerarias, atendiendo a su número y a su variedad. Hallándose en
tierras lusas lápidas datadas en plena Edad del Bronce; en la
primera del Hierro, en el Segundo Hierro, en etapa romana,
tardorromana, goda, prerrománica y finalmente estelas medievales.
Existiendo innumerable variedad y tipos de estas laudas, que varían
desde las fechadas en el siglo XV a.C., hasta una infinidad del XV
d.C.. Tres mil años, en los que se observa como una de las
costumbres seguidas y continuadas en Portugal; fue honrar al difunto
junto a una “cabeceira de sepultura”. Losa conmemorativa o
lápida votiva, que ya acostumbraban a colocar sobre las tumbas
durante el final de Bronce (desde el 1500 al 1000 a.C.); y que
siguieron usando durante la etapa tartésica (desde el siglo IX al V
a.C.). Lo que también utilizaron las tribus celtas, llegadas a
Lusitania desde el VII a.C.; momento en que estas piedras adoptarían
diseños de tipo indoeuropeo -con formas en zigzag, a modo de
trenzas, de tretratkis o de estrellas entrelazadas-.
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Acerca
de este último tipo de dibujos tallados, publicó Mario Cardozo un
estudio, que se recoge en la reedición del libro de Frankowski,
realizada por Gomez-Tabanera en 1989 (10). Trabajo intitulado “Tipos de Svásticas
en el Museo Arqueológico Martins Sarmento de Guimaraes (Portugal)”,
donde el autor que fue director de esta institución, analiza las
formas de cruces y tretratkis que guardan las piezas allí
custodiadas. Llegando a la conclusión de que es cierto que este
símbolo se extendió por todo el mundo indoeuropeo, desde
Escandinavia a Alemania; y de territorio germano a Liguria, Francia,
las Islas Británicas, el Norte hispano y Portugal. Pero también
descubre que el trisquel y el tretarkis se han usado en infinidad de
culturas ajenas al mundo ario; habiendo sido un símbolo solar o
astral en Mesopotamia, Oriente Medio y hasta en África -miles de
años antes de aparecer en Europa-. Por su parte, otro autor
portugués también participó en la reedición de la obra de
Frankoswki -que realizó Gómez-Tabanera en 1989-. Nos referimos a
José Beleza Moreira, quien añade en esta nueva publicación un
capítulo titulado “NUEVAS APORTACIONES BIBLIOGRÁFICAS SOBRE
ESTELAS DISCOIDEAS DE PORTUGAL” (11)
. Donde podemos ver los estudios sobre aras
portuguesas; observando que la bibliografía lusa aportada apenas
cubre cuatro páginas, en una la relación de obras acerca de estas
losas, que parte desde 1883 y termina en 1987. Estando compuesta por
menos de sesenta trabajos, de los que apenas veinte, son libros; y el
resto, separatas.
.
Llama
la atención los pocos estudios sobre estelas, publicados en el país
vecino; máxime cuando en su territorio han aparecido miles de losas,
lápidas, aras y laudas (fechadas entre los siglos XV a.C. al XVII
d.C.). Aunque -como decimos- es quizás esa profusión de hallazgos,
lo que probablemente ha convertido en normal encontrar por doquier,
tumbas y piedras de todas las épocas. Tantas, que quizás han
aburrido a los expertos en el tema; quienes a cada paso que daban, se
han ido topando con una nueva estela (mientras pretendían buscar
otros restos...). Ello explicaría la falta de interés entre los
investigadores portugueses; al menos hasta nuestros días; pues hace
muy poco por fin se celebró en Lisboa el Congreso Internacional de
Estelas funerarias. Un evento que había tenido lugar antes en
ciudades como San Sebastián, Soria, Santander o Pamplona; de los que
recogemos sus índices de artículos y sus actas en cita (12)
. Pese a ello, ni en el Congreso de Lisboa, ni en
los anteriores; hay extensos estudios que puedan ampliarnos el corpus
de estas piezas en Portugal. Pues tal como veremos en imagen del
índice de este Congreso -incluido entre fotos, bajo este párrafo-;
apenas se han interesado por realizar un catálogo pormenorizado y
cronológico de las innumerables losas, laudas, aras y lápidas, que
pueblan los museos de Portugal. Por todo lo que vamos a recoger un
gran número de imágenes sobre ellos, para poder estudiar bien la
que encontramos, procedene de Calaibria -que analizaremos al final de
este artículo-.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al
lado, ara
sepulcral romana del siglo III, hallada en Beja y con forma de
barrica; tal
como la exhibe el Museo Arqueológico de Évora
-al
que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Entre
las diferentes formas de sepultura que encontraremos en el Portugal
romanizado, se hizo común este tipo lauda que imita una “cuba”
de vino. Especialmente,
aparecen en el Alentejo; lo que nos habla de que aquella zona debió
ser rica y muy afamada por sus “caldos”.
Abajo,
sala
del Museo Arqueológico de Évora en la que se conservan las tumbas
de la necrópolis medieval, sobre la que se elevó el edificio que
hoy alberga esa institución. En la parte inferior de la imagen, los
cenotafios; en la zona alta, las estelas que corresponderían a los
enterramientos. Agradecemos
al Museo Arqueológico de Évora, nos permita divulgar nuestras
fotografías.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, otro ara sepulcral
romana en forma de barrica; en este caso expuesta en el Museo
Arqueológico de Beja -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Abajo,
una tienda de antigüedades en Portugal, donde hace varios años se
vendía una de estas tumbas romanas.
BAJO
ESTE PÁRRAFO: Detalle
de la sepultura romana en forma de cuba de vino,
que estuvo a la venta hace varios años en un anticuario portugués.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos
imágenes de Castelo Mendo (Portugal); pequeña aldea en cuyas
murallas y casas podemos hallar infinidad de estelas y hasta verracos
ibéricos.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Imágenes de Castelo Mendo (Portugal); pequeña aldea en
cuyas murallas y calles podemos hallar infinidad de estelas y tumbas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Otras dos imágenes de Castelo Mendo (Portugal); en este
caso, dos verracos vettones, situados en la entrada a su muralla.
Todo ello muestra la riqueza que tienen las aldeas y pueblos de este
país vecino, donde aparecen por doquier, estelas, lápidas y hasta
esculturas celtibéricas (adosadas a sus casas y muros medievales).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotografías tomadas en el
Museo Etnográfico de Estremoz -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Patio donde
se exponen las estelas y capiteles. Al
lado, una losa del siglo XIV, con forma de estrella de cinco
puntas. Abajo, el autor de este
artículo, posando como una piedra más, en este precioso entorno
cubierto de restos medievales y tardorromanos.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Otras dos fotografías tomadas
en el Museo Etnográfico de Estremoz -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. En
ellas observamos algunas de las múltiples estelas medievales que
guarda esta preciosa institución, sita en una vieja casa de la
subida al castillo.
JUNTO
Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos
imágenes tomadas en un monasterio en ruinas, de Évora. Al
lado, una de las ventanas
góticas. Abajo,
algunos de los restos, todavía en el terreno.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Cruceiro
y numerosas estelas partidas, en el interior del monasterio de Viana
do Alentejo
-al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Este
recinto amurallado, que anteriormente fue fortaleza templaria, es de
una belleza inigualable y puede compararse con el extremeño
monasterio de Guadalupe. En su interior encontraremos infinidad de
estelas (del Temple o más modernas), en ocasiones completamente
rotas (como se aprecia en la imagen bajo estas lineas).
BAJO
ESTAS LINEAS: Estelas
partidas, junto al cruceiro de Viana do Alentejo
-al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-.
BAJO
ESTAS LINEAS: Estelas
partidas, junto el cruceiro de Viana do Alentejo
-al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-.
BAJO
ESTAS LINEAS: Estelas
partidas, en el cruceiro de Viana do Alentejo -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Estelas medievales y lápidas del Renacimiento, en el suelo
del maravilloso convento y en la iglesia de Viana do Alentejo
-al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Estelas procedentes de la ciudad luso romana de Ammaia, en
las cercanías de Marvao (a
cuyo museo agradecemos nos permitan divulgar nuestras imágenes).
Esta urbe romana, en el paso hacia la Ruta de la Plata; ha sido
recientemente excavada, creando un precioso museo -levantado hace
años- donde se exponen numerosas estelas halladas entre sus ruinas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Estelas procedentes de la ciudad luso romana de Ammaia, en
las cercanías de Marvao (a cuyo museo agradecemos nos permitan
divulgar nuestras imágenes).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Estelas romanas procedentes de la antigua diócesis
Braccariense, tal como se exponen en el museo arqueológico de Braga
(al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes).
SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Tres imágenes de la antigua urbe de Castelo Vide (junto a
Marvao y a la antigua Ammaia). En ellas vemos portadas y fuentes de a
judería, plenas de estelas y rastros pétreos antiguos.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Diferentes estelas medievales, expuestas en el Museo de
Marvao -Portugal- (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras
imágenes).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Diferentes estelas medievales, expuestas en el Museo de
Marvao -Portugal- (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras
imágenes).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Diferentes estelas medievales, expuestas en el Museo de
Marvao -Portugal- (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras
imágenes).
SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Diferentes estelas medievales, expuestas en el Museo de
Marvao -Portugal- (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras
imágenes). Al lado y abajo, una lápida
judía con la Menhorá grabada en su dorso y frente.
B-
3 ) Portugal; cinco milenios de estelas, aras, lápidas y laudas:
.
Si
tuviéramos que resumir la tradición “laudal” de nuestro país
vecino, deberíamos comenzar diciendo que su Historia comprende
más de cinco mil años de representaciones pétreas. Cincuenta
siglos que se inician en pleno calcolítico (entorno al 3500 a.C.)
cuando se tallaban las famosas pizarras antropomórficas con
decoraciones triangulares; cuya tradición se mantuvo durante
milenios para terminar sobre el 1600 d.C., con las últimas lápidas
funerarias discoideas. Historia que comienza en plena
civilización dolménica, cuando se honraba a los difuntos
enterrándolos en enormes túmulos y colocando junto a ellos figuras
“oferentes”. Esculturitas hechas en hueso e incluso en marfil,
conocidas como exvotos megalíticos; aunque en una gran mayoría
fueron ídolos oculados de alabastro o bien pizarras diseñadas
durante la Civilización del Vaso Campaniforme, con decoraciones
triangulares.
.
Aquellas
piezas votivas permanecieron en uso durante unos dos mil años, hasta
que la Edad del Bronce llegó a su máxima expansión. Nos referimos
a la etapa denominada Bronce Final Peninsular, que se inicia entorno
al 1600 a.C.; cuando decae la Cultura de El Argar y comienza la
crisis de las civilizaciones atlánticas. Etapa, en que tras dejar de
utilizarse túmulos y dólmenes para el enterramiento; aparecen las
primeras cistas, quizás como formas unidas a las tumbas argáricas.
De tal manera, durante la Era de Los Millares (3500 al 2700 a.C.
-aprox.-) y del Vaso Campaniforme (2700 al 1700 a.C. -aprox.-); se
usaron esos idolillos exvotos que podemos relacionar con estelas y
aras antecesoras de las lápidas sepulcrales. Aunque, tras la caída
de las culturas antes referidas y el dominio de El Argar; se pierde
en gran parte la tradición de estas figuras votivas pétreas.
Todo lo que marca ya una ruptura final con las tradiciones
anteriores; un hecho que se observa claramente en la Península desde
el siglo XVII a.C.. Cuando se hace común los enterramientos en
cistas, colocando al muerto en posición fetal, inhumándolo bajo las
casas o dentro de tinajas (“pithoy”). Costumbres “nuevas”
que culminan tras la llegada de la cultura de los Campos de Urnas,
que desde el siglo XII a.C. se extiende desde Centro Europa
expandiéndose gradualmente por nuestra Península. Comenzando
por establecerse en el Levante Norte, para seguir avanzando por el
actual Aragón y el Este de Castilla; cubriendo finalmente todo el
territorio central y oriental de español.
.
Pese
a ello, el área atlántica parece que fue visitada por otros
precolonizadores, muy diferentes y ajenos de quienes difunden los
Campos de Urnas; aunque coetáneos y con parecidos fines: Intentando
alcanzar Iberia para hacerse con sus riquezas de metales. Nos
referimos a colonos venidos por mar desde zonas como Cerdeña o el
Oriente Mediterráneo, buscando minas -de oro, plata, cobre y estaño-
en el litoral onubense, portugués o gallego. Precolonizadores
que sabemos vienen desde el siglo XIV a.C., navegando, con el fin de
comerciar los ricos metales de las costas atlánticas peninsulares;
quienes dejarían en el Sur de Portugal las primeras lápidas de
Europa. Losas maravillosamente talladas, fechadas entre los siglos
XIV al XI a.C. y conocidas como estelas alentejanas (de las que
hemos visto imágenes anteriormente). Tras esta etapa de colonos
más antiguos, se produciría la fusión entre aquellos viajeros
llegados del Mediterráneo y las gentes indígenas que vivían
desde la Edad del Bronce en el extremo Oeste y el Suroeste
peninsular. Naciendo culturas autóctonas como fue la tartessia,
que se iniciaría entorno al siglo X a.C., culminando unos doscientos
años más tarde. Pero eclosionando al entrar finalmente en
contacto con los nuevos colonizadores del Sur de Iberia: Los
fenicios. Púnicos llegados por barco desde Tiro y Sidón (antes del
siglo IX a.C.) que fundan colonias como Gadir; desde las que
comerciaron con el Oriente mediterráneo, las riquezas metalúrgicas
que trocaban con los indígenas peninsulares. En esta etapa que
comprende desde el 950 al 450 a.C., se desarrollan otro tipo de
estelas, llamadas en Portugal lápidas de la Edad de Hierro y
conocidas en España como losas tartessias (diademadas o de
guerrero).
.
Se
pasa posteriormente al Hierro Pleno, momento en que los fenicios
dominan las costas y el comercio por mar de los metales ibéricos;
mientras se van asentando en la Península numerosas tribus celtas
(centro europeas). Es cuando las gentes gaélicas llegan a
nuestras tierras gradualmente, desde el siglo VIII a.C. -caminando o
en pequeñas canoas-. Instalándose en la cornisa cantábrica y en
las costas del Atlántico, logrando mimetizarse con los antiguos
habitantes de esas zonas oceánicas. Fraguándose desde el siglo
VII al V a.C. las distintas tribus celtibéricas y las
ibero-gaélicas; destacando entre estas últimas, las de los castros
y las lusitanas (que se caracterizan por ser navegantes y
descendientes directas del mundo atlántico del Bronce). Tras la
caída de Fenicia, invadida repetidamente por los asirios en los
siglos VII y VI a.C.; les sucederán en sus colonias occidentales los
cartagineses, que conquistan progresivamente el Sur y el Este
peninsular. Mientras el Noroeste y la zona de Portugal, queda en
manos de tribus ibero-gaélicas; quienes sin identificarse con las
celtíberas, no participan ni toman partido en las guerras púnicas.
Es durante este periodo cuando se genera un tipo de estela y grabada
en piedra, que se denomina en Galicia “piedra formosa”.
Relacionando sus dibujos en forma de “eses” y trenzados, con la
“hermosura” extraña en sus dibujos (similares a cestas,
peinados o cuerdas atadas). A este tipo de losas castreñas, se unen
diseños de significado astral, talladas con lineas similares a
hélices, rayos solares o cuartos lunares. Creando un estilo de
lápidas, cuyos dibujos característicos se mantendrán en Portugal
durante casi quince siglos; desde el V a.C., hasta el XV d.C.. Todo
lo que marcará el uso de determinadas decoraciones pétreas,
típicamente lusitanas; entre las que se encuentran: La trenza, el
tetratkis, la cuerda atada, la cesta, las olas, la rama del helecho,
los rayos solares o el cuarto lunar (a los que unirán otros símbolos
religiosos, como la cruz o las aspas).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, entrada a la iglesia
de San Miguel en el palacio y castillo de los duques de Braganza,
Guimaraes (Portugal). Abajo, suelo de
esta ermita, plena de estelas medievales.
BAJO
ESTAS LINEAS: Estelas
medievales en la iglesia de San Miguel del Castillo (Guimaraes),
datada en el siglo XIII.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Estelas expuestas en el Museo Museo Arqueológico Martins
Sarmento de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, ara romana. Abajo, piedra
castreña con el tetratkis, svástica giratoria o lauburu.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins
Sarmento de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, piedra castreña con formas circulares. Abajo,
friso castreño con decoración en “eses”.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Estelas expuestas en el Museo Arqueológico Martins
Sarmento, de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, aras romanas. Abajo, estela
medieval con una estrella de cinco puntas, un tetratkis o lauburu y
una cruz cristiana.
.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento, de Guimaraes (Portugal) -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al lado y Abajo, piedras castreñas con decoración en forma de “eses”, cestas y cuerdas.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento, de Guimaraes (Portugal) -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al lado y Abajo, piedras castreñas con decoración en forma de “eses”, cestas y cuerdas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento
de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado y Abajo, aras romanas
halladas en castros del Alto Douro.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento
de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado y Abajo, piedras castreñas
con decoración en forma de cestas o cuerdas anudadas. Esta
decoración gaélico-lusitana se mantendrá hasta el siglo XV de
nuestra Era; la veremos idealizada y sofisticadamente tallada en las
fachadas manuelinas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento
de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, piedras de origen castreño. Abajo,
portada castreña con decoración en forma de cestas o cuerdas
anudadas. Este tipo de diseños
-a mi juicio- darán origen a las formas que veremos durante la
arquitectura manuelina del siglo XV portugués.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento
de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado y Abajo, diferentes aras y
piedras castreñas con decoración en formas lusitanas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento
de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, ara romana. Abajo,
miliarios y estelas tal como se exponen en el claustro del
monasterio-museo de Guimaraes.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento
de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, piedras castreñas que se consideran aras con boquete;
aunque a mi juicio pueden tratarse de “potadas”, anclas de
embarcaciones o de grandes pesas marineras. Abajo,
piedras castreñas, alguna con decoración en trenza.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Museo Arqueológico Martins
Sarmento de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado y abajo, diferentes imágenes del claustro que contiene
miliarios y piedras luso romanas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento
de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, estela o lápida gótica que imita las decoraciones
castreñas. Abajo, aras y piedras
castreñas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Arqueológico Martins Sarmento, de
Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, estela columbario. Abajo,
aras y piedras castreñas; algunas con decoración en trenzas y otras
antopomórficas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento
de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, estelas castreñas, una de ellas antropomórfica.
Abajo, trozos de esculturas y piedras
castreñas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento
de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, lápidas funerarias castreñas, halladas junto a Braga.
Presentan como motivos decorativos el lauburu múltiple. Abajo,
esculturas y piedras castreñas (en el centro, una extraña clave).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Arqueológico Martins Sarmento de
Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, lauda romana con decoración en aspa lauburu. Abajo,
lápidas medievales.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Piezas expuestas en el Museo Arqueológico Martins Sarmento
de Guimaraes (Portugal) -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado y Abajo, piedras luso romanas.
.
.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Piezas expuestas en el Arqueológico Martins Sarmento de Guimaraes (Portugal) -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Arriba, pesas, ruedas de molino y otros utensilios castreños. Al lado, ventanas de casas o templos castreños, con el tetratkis simplificado en su diseño. Abajo, piezas tardorromanas y castreñas, con diversas decoraciones y sobre un banco.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Fotos tomadas en el Convento de Santa Clara, de Coimbra -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al
lado, diversas piezas desmotadas y halladas en las
excavaciones de las campañas llevadas a cabo desde el año 1995 al
2000. Abajo, estado del convento a día
de hoy.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Fotos tomadas en el museo de Penamaçor (Portugal)
-al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-.
Diversas estelas medievales, de
las muchas que se exponen en el museo de este lugar cercano a Coria,
en España.
C
) CALAIBRIA ó CALIABRIA; localización e identificación:
.
C-1)
El antiuo episcopado de Calaibria:
En
un artículo de Jose I. Martín Benito, liberado en la red e
intitulado “Caliabria y Ciudad Rodrigo”
(13) ; podemos obtener
numerosos datos sobre esta urbe portuguesa desaparecida. Una
fundación comúnmente considerada sueva y convertida en obispado
durante la Alta Edad Media; que fue abandonada gradualmente después
del siglo XVI, hasta su total desaparición (quizás debido a
epidemias de peste o cólera). Acerca de ella, nos dice Martín
Benito, que debió iniciarse como sede episcopal en época visigoda;
dependiendo de Salamanca o de Viseo, tras haber sido largo tiempo
parroquia de de esta última capital portuguesa -al menos hasta el
año 589-. Tal era su importancia en aquella época, que en la
diplomacia figuran varios obispos de Calaibria asistiendo a los
concilios godos de Toledo -durante el siglo VII-. Aunque esta
ciudad debió ser destruida con la invasión árabe; después de la
Reconquista se volverá a citar esta Calaibria en documentos de los
siglos IX, X, XI y XII; mencionando que pertenecía ya a conventos
lusos.
.
Tras
el 1058 (aprox) se comienza a vincular la sede de Calaibria con la de
Ciudad Rodrigo, urbe episcopal a la que finalmente se une -desde
época de Fernando III el Santo, según algunos textos-. Pero, pese a
su historia, su importancia y el obispado, Calaibria fue gradualmente
abandonada -quizás debido a enfermedades-; no quedando más que
algunos restos, en el siglo XVII.
Debido a ello, el Padre Flórez recoge solo el hecho de que se
situada entre los ríos Cóa y Águeda, pero desconoce su ubicación.
Por su parte, Salazar escribió en 1659 :
“Así
pues, la ciudad de Caliabria se hallaría en la ribera del Duero,
sobre un alto monte, en término de Almendra, de donde procederían
varias estelas romanas”.
Quizás Salazar toma esos datos y ubicación de Sánchez Cabañas,
que decenios antes nos dijo: “Parece,
por tanto que desde el siglo XVII hay coincidencia en identificar las
ruinas de Caliabria con el monte que se yergue prominente en la
margen izquierda del Duero, en el término de Almendra”. Por
su parte, la Academia de la Historia de Portugal -en su Memorial-,
se refiere a la misma urbe cuando comenta ciertas peculiaridades
sobre su vecina Almendra. Refiriendo que a “siete
leguas al Nordeste de la villa de Trancoso, dos al Noroeste de
Castelo Rodrigo, y una al Oriente del río Côa, se halla la villa de
Almendra, que tomó el nombre por la abundancia de este fruto que hay
en su término, en el cual se reconocen las ruinas de la antigua
Caliábriga…”
-ver cita (13)
-.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, La Hispania visigoda,
tal como la presenta el profesor Tuñón de Lara, en su HISTORIA DE
ESPAÑA (tomo II “Romanismo y Germanismo”). En el mapa veremos la
situación e importancia de la Calaibria goda -que he marcado con un
cuadro rojo-; el número
633 se refiere al año en que era sede episcopal y cuando sus obispos
ya asisten a los cónclaves del Reino de Toledo.
Abajo,
foto del castillo de Vilanova de Foz Côa;
población muy cercana a Almendra, y donde se hallan los famosos
grabados rupestres -con más de quince mil años de antigüedad-.
Entre Almendra y Vilanova se encuentra un lugar llamado hoy
Castelo Melhor, donde se sitúan las ruinas de la Antigua Calaibria.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Fotos de los montes que rodean a la desaparecida Calaibria,
en el municipio portugués de Almendra.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Montes que rodean a la desaparecida Calaibria, en el
municipio portugués de Almendra. Observemos, al
lado, las terrazas de labor para trabajar las viñas, los
olivos y los almendros. Abajo, la
población de Almendra vista de lejos; con los árboles que le dan
nombre, en flor.
SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Fotos de la fuente y lavadero de Almendra. Arriba,
mi mujer en este lugar; al lado,
detalle de un abrevadero creado con una antigua tumba (posiblemente
romana). Abajo, el mismo lavadero y el
sepulcro de granito, usado como pila.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Los montes y tierras de labor que rodean la montaña donde
estuvo Calaibria.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, botella de aceite de
oliva Quinta Do Bispado dibujada por mí. Este aceite está fabricado
por la Casa Carm, con los olivos que cuida junto a la antigua ciudad
de Calaibria; es uno de
los mejores del mundo y recuerda el obispado de aquella vieja urbe
visigoda. Abajo, más
fotos de este prodigioso lugar, junto al rio Côa (que vemos en la
parte baja de la imagen).
C-2)
Identificación de Calaibria (Caliabria Calábriga) con una antigua
ciudad ibérica:
Podemos
leer numerosos datos sobre el obispado y fundación de esta urbe, en
textos de los siglos XIX y comienzos del XX; como
las “Variedades
de la Caliabria romana”,
escrito por Fidel Fita
(14)
. Incluso Wikipedia (15)
recoge
brevemente su historia medieval, considerándola creada por los
suevos y mencionando que no se comprende bien su abandono o
desaparición. Pese
a todo, nosotros
creemos que aquel baluarte sito en una montaña junto el rio Cóa, no
es una fundación goda y que se trata de una famosa ciudad ibérica
(hasta hoy perdida). Nos referimos a COTTAIÓBRIGA
(Kottaiobriga ó Cottaébriga) de la que nos dicen las fuentes que
fue una urbe de los vettones posteriormente desaparecida -lugar
que algunos la relacionan con una Cottaeobriga, mal identificada con
Setúbal por Cortés (16)
-.
Sobre
esta ciudad prerromana (aún sin localizar), escribe Julián
Rubén Díaz en su DICCIONARIO
TOPONÍMICO: "Cottaeobriga".
“Almeida,
Guarda; en la cuenca del Côa (CUDA flumen). La denominación del río
parece que tiene relación plena con este topónimo así
como con el etnónimo, LANCIENSES TRASCUDANE (del otro lado del
Cuda).
Quedando sin embargo Cottaeobriga, entre los LANCIENSES OPPIDANI,
conocidos generalmente como Vettones, en convento Emeritensis. Ciudad
mencionada por Ptolomeo” (17)
.
.
Tras
leer las frases de Julián Rubén Díaz, personalmente no nos cabe
duda de que la famosa Cottaeobriga de los vettones lancienses (que él
identifica con Almeida), es la que posteriormente nombraron los godos
Calaibria (o bien Caliabria). Pues no solo se identificarían ambas
ciudades por la ubicación de la urbe perdida vettona; situada por
los textos de Ptolomeo junto al rio Côa (en
las cercanías de la actual Almeida o de Guarda).
Sino principalmente porque a juicio de J.R. Díaz ese castro ibérico
tomaba su nombre del río que circunda sus tierras: El Cóa;
denominado en tiempos prerromanos como CUDA flumen. Asimismo,
determinan las fuentes antiguas que Caliabria
estaba ubicada en “LANCIA
Transcudana”; que según Cortés se relaciona con “la villa de
Trancoso” (18)
.
Por cuanto, sabiendo que Trancoso es una población lusa que dista de
Almendra apenas treinta kilómetros, podemos identificar plenamente
la situación de aquella urbe perdida de los vettones, llamada
Cottaibriga.
Además la expresión “LANCIA
Transcudana” -a mi entender- hemos de interpretarla como el
territorio de estos íberos, cercano al Côa y limítrofe con Lancia
(el gran baluarte astur leonés que dominaba desde Mansilla de las
Mulas a Astorga). De tal manera, la
“Transcudana” hemos ubicarla en la frontera entre “lancianos”,
vettones y los luso braccarienses. Es decir, al otro lado del río
Cóa; entre Almendra, Vilanova de Foz Cóa y cerca de Trancoso; en el
lugar donde se situaría COTTAIBRIGA, cuyo significado es “la
ciudad del Cóa” (la urbe que presidía ese río). Pues este
topónimo nace a mi juicio de las voces iberas “COTTA” (río Cóa
-Cuda flumen-), unida a “BRIGA”, que en lenguas prerromanas
peninsulares significa “ciudad”.
.
De
tal modo, el “Burgo del Coa” -la Cottaebriga vettona- se hallaría
justo en la margen descrita de este río; en un alto que dominaba el
valle de su cauce y donde hoy sabemos que estuvo la antigua Calaibria
sueva. Posterior
urbe y obispado visigodo, que a mi entender tomó su nombre del
antiguo asentamiento prerromano existente en sus cimientos. Por
cuanto expreso, me atrevo a afirmar que la ciudad ibérica de
Cottaióbriga, sería la posterior Calaibria goda (junto a Almendra,
en Portugal). Desaparecida al menos desde el siglo XVI; situada en un
conocido monte actualmente poblado de olivos, con cuyos frutos se
fabrica un aceite denominado Quinta Do Bispado. Marca
de óleo que no solo es una de las mejores del Mundo, sino que además
recuerda aquel episcopado Calaibrés; cuyos orígenes creemos poder
demostrar, se remontan al mundo ibérico. En
la urbe perdida, sita entre Almendra y Vilanova de Foz Còa; junto a
un lugar abandonado, hoy denominado Castelo Melhor y cercana a un
pago que llaman mirador de San Gabriel (por su dominio sobre el río
Côa y el Alto Douro)..
SOBRE
ESTAS LINEAS: Mapa
de la zona, con la localización de la Calaibria visigoda, que
identificamos con la Cottaibriga prerromana. En imagen, marcados con
números los siguientes puntos:
1-
Vilanova de Foz Côa: Famosa
localidad portuguesa, conocida por los grabados rupestres cuya
datación se remonta a casi veinte mil años de antigüedad.
2-
Calaibria; la Cottaebriga vettona: Localicación
de la ciudad perdida de Cottaibriga, que -a mi entender- fue la
posterior Calaibria visigoda. Sita junto a Castelo Melho, en un alto;
pertenece al municipio de Almendra.
3-
Almendra: Localidad donde se
sitúa la antigua Calaibria y donde actualmente se fabrica el aceite
Quinta do Bispado (recordando aquella sede episcopal de origen godo).
4-
Trancoso: Punto cuyo topónimo
nace del término “transcurdana”, usado por Ptolomeo y otros,
marcando dominios de los vettones unidos a Lancia y donde estaba a
urbe de Cottaebriga. El nombre de “Transcurdana” procede de Tras
el río Côa; del mismo modo que la voz “Cottaebriga” -a mi
juicio- nace de las palabras ibéricas “ciudad del Côa” (lo que
hoy se diría “Coa-burgo”).
5-
Castelo Rodrigo: Importante
alto, donde se supone que se refugiaron los visigodos en su huida
-durante la invasión de los musulmanes, a comienzos del sigo VIII-.
Contiene ruinas árabes, un recinto amurallado que se supone de
origen godo y un gran convento en su zona Este -bajo el monte donde
se levantó ese punto vigía-.
6-
Almeida: Localidad que se
identifica históricamente con la perdida Cottaebriga; sin más
argumentos que su importancia, su gran castillo y su próximidad
relativa al río Côa. Pese a todo, hemos visto que no se encuentra
precisamente en las cercanías de este afluente del Duero; ni menos
en una fundación de gran antigüedad (pareciendo más bien una
localidad que ganó relevancia en el sigo XVI, gracias a su situación
fronteriza y a su enorme recinto amurallado). Por ello, nuestra
localización de Cotteibriga en la desaparecida Calaibria, creemos
que es la acertada.
7-
Ciudad Rodrigo: Importante
diócesis y bastión español, del cual dependió el obispado de
Calaibria en su última etapa (aproximadamente, desde el siglo XIII).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, imagen del texto en
el Diccionario Toponímico de Julián Rubén Díaz; donde trata sobre
Cottaeobriga y acerca del río Coa (Cuda flumen). Abajo,
entrada a la bastida de Almeida (Portugal). Esta ciudad, muy
cercana a Almendra, se ha identificado con la antigua Cottaebriga de
los vettones. A mi juicio, Cottaebriga es -sin duda alguna- la
Calaibria situada junto al Côa. Lo que se explica incluso
etimológicamente, debido a que el rio se denominaba “CUDA”; por
cuanto COTTAE-briga sería la ciudad del Cóa.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Fotos de los edificios de la población de Almendra (muchos
de ellos tienen restos que pudieran proceder de la antigua
Calaibria). En las imágenes podemos observar que este pueblo
contiene numerosos restos antiguos (medievales, góticos y barrocos)
por lo que no es extraño que en su cercanía haya aparecido la
estela que estudiamos en este capítulo.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Otras fotografías de edificios y calles de Almendra. En
las imágenes podemos observar que contiene numerosos restos antiguos
(medievales, románicos, góticos y barrocos) por lo que no es
extraño que en su cercanía haya aparecido la estela que estudiamos
en este capítulo.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Fotos de Castelo Rodrigo; precioso pueblo que se alza sobre
la zona del Alto Douro, culminando en un recinto amurallado, pleno de
edificios antiguos. Al lado, algunas de
sus casas; abajo, el aljibe árabe de
Castelo Rodrigo. El área
del Côa ha sido durante milenios un punto de enorme importancia
-militar y agrícola-; por lo que no es extraño que en las cercanías
de Almendra aparezcan infinidad de restos y estelas, como la que
estudiamos en este trabajo.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Las calles de Castelo Rodrigo. Observemos en la imagen de
abajo unos extraños dibujos en el alféizar de una casa antigua, en
este pueblo y que pretenden ser inscripciones árabes o judías. Se
encuentran en una zona que se supone judería; ya que como es sabido,
tras la expulsión de los hebreos de España, muchos se refugiaron en
esta parte de Portugal. Pese a ello, las inscripciones de la imagen
parecen apócrifas y quizás se trata de símbolos masónicos
tallados en el siglo XVIII (imitando signos judeo cúficos);
pretendiendo dar prestigio a la casa que los luce.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Calles, rollo gótico y fachadas de Castelo Rodrigo. Muchas
de las casas contienen restos muy anteriores, recuperados en sus
fachadas durante posteriores reconstrucciones, llevadas a cabo en los
siglos XVIII y XIX.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
El aljibe árabe, en Castelo Rodrigo. Se supone que en esta
población que lleva el nombre del último rey godo, se refugiaron
los visigodos durante la invasión de las tropas musulmanas. Aunque
un siglo más tarde sería conquistado por los fundadores del
califato de Córdoba.
Al
lado, mi mujer junto a una de estas casas del pueblo
portugués; pleno de edificios de origen gótico y reconstruidos
posteriormente.
Al lado, restos de lo que parece un ara (medieval o renacentista); en mitad de las calles de Castelo Rodrigo.
Abajo,
entrada a la muralla de Castelo Rodrigo.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Convento de Castelo Rodrigo. Interior y fachada, hace unos
quince años (antes de que se restaurase)
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Interior del Convento de Castelo Rodrigo, antes de su
restauración. En imagen de al lado, mi mujer junto a una gran
estela apoyada en la pared.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Diferentes estelas medievales, tal como se conservaban en
el Convento de Castelo Rodrigo, antes de que se restaurase.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Interior del convento de Castelo Rodrigo. Al
lado, estela medieval y mi mujer a su lado (observamos el gran
tamaño de la losa). Abajo, otras
lápidas de menor importancia, tal como se conservaban antes de su
rehabilitación.
.
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Estelas del convento de Castelo Rodrigo. Observemos que una
de ella contiene un aspa cruzada, tal como también veremos en la
estela de Calaibria (que estudiamos en este capítulo).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Imágenes del Duero a su paso por Almendra; en las
proximidades de donde se situaba la antigua Calaibria.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Fotos del Duero y de la zona donde se hallaba Calaibria (la
antigua Cottaebriga).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Fotos del área donde están las ruinas de Calabria (a mi
juicio, la antigua Cottaibriga). Abajo, el
monte en el que se alzaba esta ciudad visigoda y que antes fue ibero
vettona.
D
) LA ESTELA CALAIBRIA (ó CALIABRIA):
.
D-1)
Tipología, procedencia y diseño:
En
las imágenes bajo estos párrafos, podemos observar la referida
estela que estudiamos -fotografiada en todos sus lados-. La pieza
se encuentra en colección particular portuguesa y se trata de un
bloque irregular, tallado en granito, de unos 40 centímetros de alto
y aproximadamente 15 ctms. de ancho. Tiene inscripciones en cada una
de sus caras; de las que considero algunas como apócrifas o modernas
(probablemente del siglo XIX) y otras antiguas. Entre las marcas
viejas, la principal se aprecia en su frente y es un aspa (Crismón)
rodeado por un círculo. La más llamativa de las incisiones
originales, se halla en la parte baja -en su base- y consiste en una
circunferencia partida por su mitad (con lo que parece una cruz).
Todas estas tallas antiguas parecen al menos del siglo XVI o XVII
(debido a sus dibujos y desgastes).
.
Acerca
de su hallazgo, diremos que fue tomada directamente de una fachada,
donde permanecía a la vista (colgada de un alambre). Procediendo de
un lugar deshabitado y muy próximo a Calaibria; un pago que se
denomina “de la piedra escrita” (da pedra escrita). Un
hecho llamativo, pues ese nombre se suele dar a zonas del campo donde
aparecen numerosos restos antiguos; pero sobre todo, a espacios que
han sido frontera en la más remota antigüedad. Así sucede en
Cenicientos, Madrid; cuya “piedra escrita” era un punto de
frontera entre los vettones y los carpetanos (19)
. Ello, indicaría -quizás- que este lugar donde se tomó la
estela de Calaibria y situado junto al Côa; pudo ser un antiguo
límite de tribus ibéricas (quizás entre vettones y lusos
braccenses). Pese a todo, la pieza que estudiamos, no puede
considerarse muy antigua; pues no presenta signos de carácter
prerromano, ni romanos (sino más bien parece una piedra de época
barroca). Sobre su fecha y uso, trataremos en nuestro último
epígrafe, cuando analicemos la pieza, para llegar a una conclusiones
definitivas. Antes de ello y debiendo analizarla, intentando
determinar su época y uso; la compararemos con otros bloques
semejantes. Para lo que presentamos a continuación diversas fotos de
este pedestal y de otras aras similares; imágenes que nos van a
ayudar en su estudio final.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
La estela de Calabria, en su parte frontal y en la zona
alta. Al lado, vemos su zona delantera,
tallada con lo que parece un Crismon. Abajo,
su base -donde se apoya-; contiene un dibujo en forma de
circunferencia con una cruz interior. Estas marcas parecen muy
antiguas; aunque en mi opinión no pueden considerarse medievales. La
pieza es -de algún modo- antropomorfa; semejando en su diseño una
figura humana. Bajo el aspa que contiene en su frente, hay unas
lineas rectas verticales, que hacen suponer otros signos que ya se
han borrado.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, parte superior de la
piedra, donde parece que alguien ha marcado modernamente números
-sobre unos trazos que antes tenía-. Abajo,
parte posterior de la estela y cara opuesta a la que tiene el
Crismón. Se aprecian en ella algunas lineas de talla antigua y
números que creemos se han grabado más tarde.
JUNTO BAJO ESTAS LINEAS:
Laterales de la misma estela, en esta
caso con números modernos; junto a la cifra, lineas que parecen más
antiguas a otras añadidas.
D-2)
Modelos similares a la Estela de Calabria:
A
continuación vamos a recoger imágenes que nos van a ayudar a
comprender qué puede ser esta pieza hallada junto a Calaibria,
procedente de ese lugar llamado “piedra escrita”.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, fotografía publicada
por Eugenio Francowski, en su libro sobre estelas discoideas
(20) ; en ella podemos ver una pieza casi igual a la que
estudiamos hallada en el Côa. La de imagen era un ara que hace cien
años estaba en el pueblo madrileño de Lozoya (Madrid) y de la que
actualmente se desconoce el paradero. A mi juicio, se trata de un
mojón que delimitaba un terreno, un municipio o unas propiedades muy
antiguas. Abajo, diferentes diseños
decorativos de estelas, tal como lor recoge Gómez-Tabanera, en su
trabajo que acompaña la reedición del libro de Frankowski (21)
. Observemos el aspa, en su primer modelo.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Foto publicada por Fco. Javier Zubiaur Carreño en su
trabajo “Estelas discoideas de Navarra"
(22) -agradecemos al autor nos permita
divulgar esta imagen- .La pieza tiene cierto parecido con la que
estudiamos; aunque esta recogida por Zubiaur es un ejemplar del alto
medievo, que se adscribiría al estilo de estelas esquematizadas de
tipo vascongado. Abajo, fotos de aras
con aspas publicada por F. Marcos Simón en “Estelas Discoideas de
Aragón” -agradecemos al autor nos permita divulgar esta imagen-
(23).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, otra estela
semejante, esta vez publicada por E. Peralta -agradecemos al autor
nos permita divulgar esta imagen- (24) .
Abajo, diferentes dibujos de Mario
Cardozo en su trabajo “Sobre el simbolismo de la Swástica”
-agradecemos al autor o herederos, nos permita divulgar esta imagen-
(25) .
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al
lado,
anillos
de bronce y plata de los siglos IX al X d.C. procedentes de la
necrópolis de Momoitio -Garai- (tal
como se exponen en el Museo Arqueológico de Bilbao; al que
agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes).
Observemos que ya la decoración en cruz con aspa (cruz de ocho
puntas) consistía un motivo sagrado para los habitantes de esta
zona.
Todo lo que derivaría seguramente hacia el diseño de la “Unión
Jack” en las Islas Británicas; que nacería a mi juicio de este
símbolo medieval, como idealización de la cruz de San Jorge, San
Andrés y San Patricio (antecedente claro de la Ikurriña -bandera
vasca-).
Abajo,
dibujo y cartel del Museo Arqueológico de Bilbao con una
estela hallada en Elorriaga (Lemoa) -agradecemos
a esta institución, nos permita divulgar nuestra imagen-.
Fechada en los siglos III al IV d.C., representa dos personajes, que
debemos identificar con los difuntos y al dorso tiene una cruz aspada
(de ocho puntas).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al
lado,
estela
del monasterio de Bujedo (Burgos). Dibujo
coloreado digitalmente por mí, desde el que publican en su libro
ESTELAS DISCOIDEAS DE LA RIOJA; M.A. y Ma. Pía Pascual Mayoral
-pag.359-. Donde nos dicen sobre ella: “No
54 (fig. 51) De
origen desconocido,
actualmente
está colocada en los parques que rodean al monasterio de Bujedo
(Burgos).
Realizada
en piedra arenisca, tiene una decoración muy semejante en ambas
caras: una estrella de seis puntas formada por seis radios incisos
que se entrecruzan en un punto central”.
Como vemos, es muy parecida a la que estudiaremos, procedente de
Calaibria (Portugal).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, lápida de sepultura
en granito fechada entorno al siglo XV, tal como la expone el Museo
Arqueológico de Évora (al que agradecemos nos permita divulgar
nuestra imagen). Esta estela es casi igual en sus diseños y material
a la de Calaibria que estudiamos. Procede de la necrópolis hallada
bajo el edificio, hoy museo de esta capital portuguesa.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Fotos de dos bolardos de granito en Portugal. Al
lado, entrada a las bodegas Mateus.
Abajo, una escalera y su apoyo, tallads sobre una roca
natural, en Monsanto.
D-3)
Conclusiones a la Estela de Calabria:
Tras
lo expuesto y después de analizar las imágenes anteriormente
incluidas; considero que esta pieza hallada junto al Côa, no es
un bolardo, ni un simple objeto decorativo. Tampoco se trataría
de un bloque usado para la construcción, ni una pieza común con
menos de doscientos años (tal como algunos han afirmado). Creemos
que es una estela muy similar a la que había en Lozoya (Madrid) y a
la que actualmente se expone en el museo de Évora (ver fotos
anteriores). Por todo ello, considero personalmente que se
trataría de un bloque tallado en fechas cercanas al siglo XV o el
XVI, y que en su momento sirvió para demarcar o marcar un punto
(seguramente sagrado). Así pues, sabiendo que procede de un
lugar denominado “la piedra escrita”; que se halla junto a la
ciudad desaparecida de Calabria. Creo que puede tratarse de un
demarcador con el fin de recordar ese territorio del antiguo obispado
portugués; aunque quizás mejor sería pensar que pudo señalar la
urbe que fue abandonada. Indicando -quizás- que donde estaba “la
piedra escrita”, existía un límite en el que comenzaba un área
de peste o de cólera. Enfermedades que -se supone-, hicieron
abandonar la urbe sobre el Côa (Cottaebriga, luego Calaíbria).
Ya que aquella ciudad episcopal se vació durante los siglos XIV al
XVI; llegando a desaparecer casi por completo poco después.
Debiendo considerarse la hipótesis de que su despoblación fue
causada por epidemias; en una memoria olvidada, que quizás quiso
recordarse con estas piedras “escritas” y que para nada podemos
considerar simples bolardos.
.
Por
lo demás, los números que aparecen en ella, semejan haber sido
tallados muy posteriormente. En mi opinión, pueden deberse a las
campañas que Welllington realizó en la zona. Nos referimos a la
toma de Ciudad Rodrigo y al avance del ejército británico en 1811;
ayudando a portugueses y españoles a expulsar de la Península al
invasor francés. En este momento -durante la Guerra de la
Independencia-; la pieza que estudiamos pudo ser encontrada por
algún inglés. Quien relacionando el aspa del Crismón que luce la
estela, con el símbolo de la Unión Jack; quizás le añadió la
fecha de la victoria sobre Napoleón, de las tropas luso inglesas en
la Batalla de Fuentes de Oñoro. Derrota de los franceses que motivó
que los galos entrasen a saco sobre Almeida, solo tres meses después
(en agosto de 1811). Generándose desde este momento un terrible
frente en la zona; que culminará con la toma de Ciudad Rodrigo por
Wellington y la liberación de Almeida, a finales de aquel 1811.
.
Con
esta hipótesis, se podría explicar por qué en la parte alta de la
estela que estudiamos hay inscrita una cifra, que claramente es 1811;
y que tal como decimos, coincide con el año de las campañas de
Wellington en las proximidades de Almendra. Por lo demás, en
otras caras de la pieza, se han grabado los números 4 y 8, mientras
contiene también un 33 en uno de sus lados. Cifras que pueden
indicar las fechas y el batallón que participó en aquel frente
abierto en agosto de 1811. Quizás expresando: 4 – 8 – 1818
(cuatro de agosto de 1811). Sea como fuere; estos números parecen
añadidos posteriormente y no ser originales de la pieza, que se
trataría de una estela mucho más antigua. Pese a todo y aunque que
esta es nuestra teoría; nunca podríamos determinar si todas las
inscripciones que hay en la estela son coetáneas. Por cuanto de ser
así, se trataría probablemente de un pedestal conmemorativo de las
batallas de Fuentes de Oñoro, con la Unión Jack en su frente y las
fechas de las contiendas en sus lados.
.
D-4)
Documentación adjunta iconográfica:
A
continuación, añadiremos varias imágenes más; con el fin de
argumentar mejor nuestras conclusiones sobre la estela de Calaibria.
SOBRE
ESTAS LINEAS: De
nuevo, fotografía de la estela de Calaibria, esta vez con mi mano
sobre ella (para comprender su tamaño).
SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Imágenes de una de las múltiples iglesias extremeñas del
siglo XVI. En este caso
se trata de la de Santiago, en Higuera Real (junto a Frejenal de la
Sierra), un edificio mudéjar renacimiento. Como la
mayoría de los templos de esta época extremeños, tiene sus
ménsulas y apoyos pétreos trabajados en granito. En la foto podemos
compararla con la estela de Calaibria, comprendiendo que se
corresponden en etapa y estilos.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos piezas romanas. Al lado,
pequeño ara tardorromana perteneciente a la catedral de Orense (a
la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).
Abajo, una estela ibero romana en la
fachada de la iglesia de Villalcampo (Zamora). Bastará ver estas dos
piezas para comprender que no tienen relación estilística, ni de
época; con la estela portuguesa que analizamos.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
La iglesia visigoda-mozárabe de Melque (a la que
agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Observamos que la
decoración y trabajo en los sillares este templo, no se relacionan
con la pieza de Calaibria.
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
De nuevo, la iglesia visigoda-mozárabe de Melque (a
la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo,
restos aún sin montar en el edificio. Como decimos, la
decoración y trabajo de sus sillares, no tienen relación alguna con
la pieza de Calaibria. Aunque sabemos que la pieza portuguesa procede
de una zona con restos de una ciudad perdida visigoda; a mi juicio,
la estela de Calaibria no se puede considerar de esta etapa (siquiera
prerrománica o románica).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, hornacina mozárabe
de la iglesia de Santa Marta de Tera, Zamora (a
la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo,
fotografía de Santa Lucía del Trampal (Cáceres), también
visigoda y mozárabe. En ambos casos es fácil comprobar que la
estela de Calaibria no es una pieza visigoda; ni siquiera de las más
toscas y comunes que se hicieron en tiempos mozárabes o
prerrománicos.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
La iglesia de Santa María en Fuente del Rebollar, Soria.
En este caso vemos algunas estelas bajomedievales pertenecientes a la
antigua necrópolis del templo; que fueron colocadas posteriormente
en los muros del recinto, con fines decorativos. Observamos ciertos
parecidos entre estas lápidas y la de que estudiamos de Portugal
(especialmente con la de imagen, al lado).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
La iglesia de Andaluz, en Soria. En este caso las estelas
se adhirieron a su fachada en época románica; por lo que esas losas
incluidas en las paredes son más antiguas que las anteriores (y la
de Calaibria). Observemos
la diferencia entre las estelas de Fuente Rebollar y la que aparece
en un lado del atrio de este templo soriano de Andaluz.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos casos de estelas y restos aparecidos casualmente. Al
lado, el patio de una casa en Lagartera (Cáceres) donde vemos
un verraco ibérico de granito y varias losas de la Baja Edad Media.
Abajo,
una hornacina en el claustro de Sasamón,
donde hay varias piezas; entre ellas una estela de los siglos XIII al
XV.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos estelas medievales en pleno campo (aún en su antigua
necrópolis). No mencionamos el pueblo donde se hallan para que nadie
pueda tener la tentación de hacerse con ellas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Finalizamos publicando dos montones pétreos de los muchos
que los peregrinos acumulan, en El Camino de Santiago.
Esta costumbre es antiquísima y parece que procede del tiempo en que
no había miliarios, ni señales. Debido a ello, los caminantes
dejaban piedras en los cruces y cambios de ruta, para reconocerlas a
su vuelta, con el fin de no perderse. En imagen dos
de esas pilas de cantos arrojados por los caminantes; con su cruz en
la cumbre. Última foto, que incluyo como señal de mi cariño a las
piedras y a cuanto ellas nos legan y enseñan.
EL
ARTÍCULO SE HA DIVIDIDO EN DOS PARTES.
ESTA
ES LA SEGUNDA; PARA LLEGAR A LA PRIMERA HAY QUE PULSAR EL SIGUIENTE
ENLACE:
-----------------------------------------------------
CITAS:
-----------------------------------------------------
(1):
ESTELAS
DISCOIDEAS
DE
LA
PENÍNSULA
IBERICA
EUGENIUSZ
FRANKOWSKI - Madrid 1920-
Reeditado
por Gómez-Tabanera, en Oviedo - 1989.
.
(2):
Idem
cita (1),
págs 22y 23 (SIC):
“examinaremos
las
placas
de pizarra de la Península ibérica, procedentes algunas
de
Portugal, otras de Extremadura y mediodía de España, y encontradas
en los dólmenes y varias, en las grutas de las citadas comarcas.
Estos
interesantísimos documentos de
la Prehistoria fuéron
estudiados
por distintos autores. Todos ellos los interpretan
como
ídolos, añadiendo algunos que presentan el mismo ídolo
femenino
que aparece en Francia y parte de Europa en el neolítico y
eneolítico
Es
de suponer que pertenecen al mismo grupo de expresión religiosa de
que hablábamos anteriormente y no vemos razón
suficiente para llamarles ídolos y mucho menos con si
dejarles
como la representaeión de la diosa protectora de los
muertos.
(...)
Mencionaremos
tan sólo de
paso otra tentativa del Sr. Siret, que pretende explicarlas
como estilizacíones
antropomorfas de Las palmeras. Según
nuestro modesto parecer
“apoyado con documentos de etnografía comparada, representan ellos
la figura del muerto para
cuyo descanso se “construyó”
el dolmen, la morada eterna.
Es de suponer que, lo
mismo
en este que en otros casos
citados más arriba, los vivos han proporcionado al alma del
muerto la imagen
de su cuerpo para que encuentre en ella su
morada y deje en paz a
los vivos”.
.
(3):
Idem
cita (1),
págs 105 y ss.
.
(4):
Idem
cita (1),
pág. 105
"La
existencia de los modestos monumentos funerarios rurales, tales como
estelas discoideas, fué indicada por varios autores en Portugal.
Los describían A . Mesquita de Figueiredo , G. Pereira , F . Al
ves Pereira , J . Leite de Vasconcellos y otros. Ultimamente, V,
Correia ha publicado un interesantísimo articulo, titulado
«Cabeceiras de Sepultura Medievaes», donde hace la reseña de las
estelas de este tipo existentes en Portugal, publicando otras
curiosísimas, hasta entonces desconocidas, y de ias cuales
reproducimos algunas (láminas VII,., y iX , ). El mapa (lám. XI)
enseña los puntos donde se ha encontrado este tipo de monumento
funerario, y de su dispersión se deduce que estaba en uso en casi
todo el país. Los Museos de Lisboa, como el Etnológico y Carmo, lo
mismo que los provinciales, de Santarem, Evora, Deja, Tomar y
Kigueira da Koz, guardan interesantes colecciones de estelas. La
mayoría de ellas ostentan signos labrados en las dos caras,
semejantes casi todos a los de las estelas de España, entre los
cuales predomina la cruz trazada decorativamente". (SIC;
pag 105)
.
(5):
Idem
cita (1),
pág. 110
"Como
indicios seguros para la apreciación de su época indica la vecindad
de los templos medioevales y de los cementerios con aquellas
sepulturas antropomorfas, la presencia de los sarcófagos de la misma
forma dentro de las construcciones románicas y góticas, como los
claustros de (Coimbra,
(Lisboa, etcétera), y, últimamente, la existencia de las sepulturas
cavadas en roca, al lado de las cuales, en su cabecera o pies, se
distinguen cavidades prolongadas destinadas a ia sujeción del pie de
las estelas discoideas. Las estelas con aperos de labor los señores
G. Pereira y V. Correia, las consideran procédentes del siglo X V
. El carácter medioeval de otras estelas lo confirman algunas
cruces típicas, esculpidas sobre sus discos. Es de suponer que aquí,
lo mismo que en España, se ha conservado el uso de las estelas en
los sitios más apartados del movimiento mundial" (SIC
110)
.
(6):
ESTELAS
ALARGADAS DE LA REGIÓN DEL DUERO (pag. 147 y ss)
Idem
cita (1)
.
(7):
Idem
cita (1),
págs. 147 y 148
"Ia
parte Norte de Portugal, la vasta comarca de la cuenca
del
río Duero, nos ha proporcionado una multitud de monumentos
funerarios que, mejor que en ninguna parte, permiten
estudiar
la descomposición de la primitiva figura humana y la
estilización
de la estela discoidea.
(pag 147)
En
el Museo Etnológico de Lisboa se conserva, entre otras, una numerosa
colección de estelas, reunida por el Sr M. Negráo, y que proceden
de la región de Cárquere (a unos 60 kilómetros, aguas arriba, de
Oporto, a la izquierda del Duero).
Todas
ellas han sido publicadas por el Sr. Leite de Vasconcellos”.
(pag 148)
.
(8):
Idem
cita (1),
págs. 148 y 149
.
(9):
Idem
cita (1),
págs. 155 y 156
.
(10):
ESTELAS
DISCOIDEAS
DE
LA
PENÍNSULA
IBERICA
EUGENIUSZ
FRANKOWSKI (Madrid
1920)
Reeditado
por Gómez-Tabanera en Oviedo 1989
MARIO
CARDOZO
Tipos
de Svásticas en el Museo Arqueológico “Martins Sarmento” de
Guimaraes. Págs. 513 y ss
.
(11):
ESTELAS
DISCOIDEAS
DE
LA
PENÍNSULA
IBERICA
EUGENIUSZ
FRANKOWSKI (Madrid
1920)
Reeditado
por Gómez-Tabanera en Oviedo 1989
José
Beleza Moreira, de Marinha Grande; Coimbra
“NUEVAS
APORTACIONES BIBLIOGRÁFICAS SOBRE ESTELAS DISCOIDEAS DE PORTUGAL”
pag.
507 y ss.
.
(12):
DIFERENTES
ARTÍCULOS PUBLICADOS EN LOS PRINCIPALES CONGRESOS INTERNACIONALES
SOBRE ESTELAS FUNERARIAS:
.
IV
Congreso Internacional de Estelas Funerarias
(1991. San Sebastián)
.
Inmemoriam
de nuestro maestro don José Miguel de Barandiarán
Gurutzi
De Arregi
11-18
La
estela prerromana en Bizkaia: nuevas aportaciones y ensayo de
interpretación histórica
Miguel
Unzueta Portilla
19-38
La
necesidad de una aproximación arqueológica al estudio de la lápidas
funerarias romanas: El motivo de las "Arquerías" en Álava
Carlos
Ortiz de Urbina Montoya, Ramón Loza Lengaran
39-54
Iconografía
de las estelas funerarias de época romana en Álava. Ensayo de
identificación de los objetos representados
Eliseo
Gil Zubillaga
55-68
Inventarios
Una
estela con el aspa de San Andrés en Estella (Navarra)
Pedro
Argandoña Ochandorena
69-76
Estelas
medievales navarras. Nuevas aportaciones. Señorío de Baigorri
Carmen
Jusué Simonena, Rosa María Armendáriz Aznar
77-88
Estelas
discoideas de origen desconocido recogidas en el Museo de Navarra
María
Inés Tabar
89-114
Nuevas
estelas funerarias en la Merindad de Sangüesa. Navarra: Induráin
(Izagaondoa)
Alfredo
Armendáriz Lizárraga
115-124
Nuevas
estelas discoidales en Álava
Francisca
Sáenz de Urturi Rodríguez
125-150
Nuevas
estelas discoideas en Gipuzkoa
Fermín
de Leizaola Calvo
151-156
Monumentos
funerarios en las ermitas de Bizkaia
Gurutzi
Arregi Azpeitia
157-172
Estela
de "Valle Arratia"
Ignacio
Rotaeche
173-176
Aportación
al estudio iconográfico de la estela medieval vizcaínaZabala
Altube, María José María José Zabala Altube
177-192
Estelas
medievales del monasterio Cisterciense de las Huelgas de Burgos
Manuela
Domenech, Carlos de la Casa Martínez, Joan Menchón i Bes
193-214
Hilarri
bat Sasamon-en (Burgos, Espainia)
Anton
Erkoreka Barrena
215-218
Estelas
medievales de la provincia de Soria II
Carlos
de la Casa Martínez, Manuela Domenech
219-247
Estelas
de la provincia de Guadalajara (Estudio de un conjunto de dieciséis)
José
Ramón López de los Mozos Jiménez
247-270
Algumas
profissoes representadas em estelas discoides portuguesas
José
Beleza Moreira
271-296
Aspectos
onomásticos y epigráficos de las estelas altomedievales cántabras
José
Raúl Vega de la Torre
297-316
Zur
frage des vorkommens von rundscheiben in Böhmen
Zdenek
Prochazka
317-328
Nuevas
estelas discoideas de Sangüesa-Rocaforte (Navarra)
Juan
Cruz Labeaga Mendiola
329-342
Simbología
y Técnicas
Temas
iconográficos en las estelas funerarias de la IIª Edad del Hierro
en Álava: Representaciones astrales, animales y humanas
Idoia
Filloy Nieva
343-358
Comentarios
a las tesis antropomorfistas para la estela discoidea
Imanol
Agirre Arriaga
359-380
Simbología
de la cruz en las estelas de Navarra
Jesús
Ukar Muruzabal
381-396
Tipometría
de las estelas discoideas de Navarra
Pedro
Arrese Villanueva
397-416
Imageries,
images et imaginaire basques: Quelques principes d¿étude
Michel
Duvert
Resumen
417-436
L´expression
de la religion avec des symboles funeraires en Hongrie
István
Szilágyi
Resumen
437-444
Le
gisement de Pardies (Landes) et les tombes de pelerins
Maite
Labeyriotte, Richard Bavoillot, Robert Aussibal
445-480
Recherche
sur l¿origine de l¿union du cercle et de la croix autour de la Mer
Egee
René
Quehen
481-492
Le
symbolisme marial des steles discoidales
Robert
Aussibal
493-514
Técnicas
de talla en las estelas funerarias de época medieval en Catalunya
Joan
Menchón i Bes, Francesc Xavier Sole i Borras
515-536
Un
arpón ballenero en una sepultura de la iglesia parroquial del pueblo
de Bidarte (Lapurdi)
Fermín
de Leizaola Calvo
537-544
Metodología
y Estado de la Cuestión
Metodología
y ritos en las investigaciones estelísticasAguirre Sorondo, Antxon
Antxon
Aguirre Sorondo
545-552
Algunas
cuestiones metodológicas en el estudio de las estelas de los "Països
Catalans"
Joan
Menchón i Bes
553-576
Estelas
funerarias en Catalunya, algunas piezas singulares
Joan
Menchón i Bes
577-594
Apostillas
al estudio "estelas medievales cristianas de la península
ibérica"
Joan
Menchón i Bes, Carmen Jusué Simonena, Carlos de la Casa Martínez
595-608
Ensayo
de evaluación de nuestros conocimientos tocante a las estelas
discoideas
Pierre
Ucla
609-626
A
propos d'une coutume funeraire de l'antiquite tardive a Imus
Pyrenaeus St.Juan le Vieux dans les Pyrénées Atlantiques
Jean
Luc Tobie
627-643
........................................
V
CONGRESO INTERNACIONAL
DE
ESTELAS FUNERARIAS
SORlA,
28 de Abril al 1 de Mayo de 1993
.
Vol.
1. 1994. ISBN 84-86790-70-0
La
estela funeraria en la Prehistoria Ibérica
Juan
Antonio Gómez-Barrera
13-42
Noticia
del hallazgo del ídolo antropomórfico de Traibuenas
Jesús
Ukar Muruzabal
43-46
Las
estelas megalíticas del Noroeste en el contexto peninsular
Antón
Fernández Malde
47-54
De
nuevo sobre la estela funeraria de ampurias
Adolfo
J. Domínguez Monedero
55-62
Las
estelas decoradas del Suroeste y las corrientes historiográficas de
la arqueología española
Eduardo
Galán Domingo
63-70
Las
estelas decoradas del Bronce Final en Málaga: nuevas aportaciones
para su estudio
Fernando
Villaseca Díaz
71-76
La
estela funeraria en el mundo preclásico en la Península Ibérica
Ernesto
García-Soria, José Luis Argente Oliver
77-98
Estelas
y fronteras: un caso de estudio en el Bajo Aragón en época ibérica
Eduardo
Galán Domingo
99-106
Aproximación
a la problemática de las estelas epigráficas funerarias ibéricas
no decoradas
Arturo
Oliveros Morales
107-116
Estelas
y cipos funerarios en la necrópolis tumular de los Castellets de
Mequinenza (Zaragoza, España)
José
Ignacio Royo Guillén
117-134
Una
estela funeraria de El Atance (Guadalajara)
César
María Batalla Carchenilla
135-138
Las
estelas del Santuario protohistórico de Gastiburu, Arrazau (Vizcaya)
Luis
Valdés
139-146
Estelas
funerarias protohistóricas en la necrópolis medieval de Palacios de
la Sierra (Burgos)
Josefina
Andrío Gonzalo
147-154
Estelas
epigráficas prreclásicas de la necrópolis medieval de Palacios de
la Sierra (Burgos)
Josefina
Andrío Gonzalo
155-164
Las
estelas del cementerio vacceo de las Ruedas, Padilla de Duero
(Valladolid)
Carlos
Sanz Mínguez, Zoa Escudero Navarro
165-178
Datos
para una filiación egea de los carros grabados en las "Estelas
del Suroeste"
Fernando
Quesada Sanz
179-188
Estelas
funerarias con imágenes de toros
José
María Blázquez Martínez, María Paz García Gelabert Pérez
189-200
Las
estelas funerarias en el mundo clásico: el fenómeno emeritense
Trinidad
Nogales Basarrate
201-210
La
estela romana de Layas: un nuevo y curioso ejemplar funerario de la
provincia de Orense
Carmelo
Fernández Ibáñez, Alfredo Seara Carballo
211-220
La
estela funeraria romana de la comarca de Liébana (Cantabria)
José
Luis Ramírez Sádaba, Miguel Cisneros Cunchillos, A. Cisneros
Castillo
221-228
Las
estelas funerarias de época tardoantigua en la mitad Norte de la
Península Ibérica
Fernando
Pérez Rodríguez-Aragón
229-238
Las
estelas desaparecidas de época romana documentadas en Navarra
José
María Loizaga Arnaiz, Juan Francisco Relloso Villoira
239-246
Dos
nuevas estelas romanas en Navarra
Pedro
Argandoria
247-254
Hallazgo
de dos estelas funerarias celtíbero-romanas en San Esteban de Gormaz
(Soria)
Félix
García Palomero
255-262
La
estela de Chillón (Ciudad Real): algunas consideraciones acerca de
la funcionalidad de las "Estelas de Guerrero" del Bronce
Final y su reutilización en época romana
María
del Mar Zarzalejos Prieto, Carmen Fernández Ochoa
263-272
Acerca
del carácter no indígena de las estelas gigantes cántabras
Fernando
Pérez Rodríguez-Aragón, Jaime Nuño González
273-282
Problemática
cronológica y funcional de las estelas gigantes de Cantabria: una
aproximación crítica
José
Raúl Vega de la Torre
283-290
Algunas
series onomásticas indígenas en las estelas funerarias al sur del
Duero medio
Jaime
Díez Asensio
291-296
Pervivencia
de elementos indígenas en la estelas hispano-romanas en la provincia
de Soria
Celestino
Colín Vinuesa
297-300
Motivos
arquitectónicos en la decoración de las estelas funerarias gallegas
María
X. Rodríguez Pérez
301-308
Estelas
funerarias con retratos
José
María Blázquez Martínez, María Paz García Gelabert Pérez
309-322
Decoración
funeraria en la epigrafía celtíbero-romana de San Esteban de Gormaz
(Soria)
Félix
García Palomar
323-330
Formulación
en la epigrafía funeraria romana de la provincia de La Coruña
María
Paz Blanco Sanmartín
331-338
Epigrafía
urbana en la Meseta Norte: el conjunto de Pallantia (Palencia)
Liborio
Hernández Guerra
339-348
Hallazgos
epigráficos romanos de la Dehesa de Jaramiel Alto (Piñel de Abajo,
Valladolid)
Luis
Carlos San Miguel Maté, Jesús Álvaro Arranz Mínguez, Santiago
Carretero Vaquero
349-360
Lanzas
hinzadas, Aristóteles y estelas del Bajo Aragón
Fernando
Quesada Sanz
361-370
Vol.
2. 1994. ISBN 84-86790-71-9
Estelas
visigodas en la Península Ibérica, aproximación a su problemática:
cronología y funcionalidad
Joan
Menchón i Bes
377-403
La
estela funeraria hebrea en la Península Ibérica
Ana
María López Alvarez
405-418
La
estela funeraria en el mundo andalusí
María
Antonia Martínez Núñez
419-444
La
estela funeraria hispano cristina
Carlos
de la Casa Martínez, Manuela Doménech Esteban
445-461
Steles
et croix funeraries en Grèce
René
Quehen
463-488
Cinco
estelas discoideas en el señorío de Eulza Barañain: (Navarra)
María
Inés Tabar Sarrías, Mercedes Unzu Urmeneta
489-493
Estela
discoide en Viniegra de arriba: (Cameros-La Rioja)
Fermín
de Leizaola Calvo
495-496
Conjunto
de estelas fuenrarias medievales de Sagunto: (Valencia)
Carlos
de la Casa Martínez, Magdalena Monraval Sapiña
497-507
Estelas
medievales de las Altas cinco Villas de Zaragoza: I Sos del Rey
Católico
José
María Vilades Castillo, M. Elisa Palomar Llorente
509-518
Estelas
medievales de las Altas cinco Villas de Zaragoza II: Luesia, Ruesta y
Uncastillo
José
María Vilades Castillo, María Esperanza Ortiz Palomar, M. Elisa
Palomar Llorente, Juan Ángel Paz Peralta
519-529
Estelas
discoides en Anso, Hecho (Huesca) y Salvatierra de Esca (Zaragoza)
Fermín
de Leizaola Calvo
531-537
Un
grupo de estelas discoideas del siglo XIII de Jaca: (Huesca)
José
Luis Ona González, Francisco Marco Simón
539-548
Nuevas
estelas medievales de las merindades de Castilla: las estelas de
Mijangos, merindad de Cuesta Urria
José
Ángel Lecanda Esteban
549-555
Estelas
del yacimineto altomedieval de Frontada (Palencia)
Carlos
Lamalfa Díaz
557-564
Estelas
medievales de la Provincia de Soria III
Elena
Heras Fernández
565-579
Nuevas
aportaciones al conjunto de estelas funerarias de la Iglesia de San
Miguel Arcángel de Andaluz (Soria)
Raquel
Barrio Onrubia, Óscar Luis Arellano Hernández, Montserrat Lerín
Sanz, María Jesús Tarancón Gómez, Agustín Ruiz de Marco
581-591
Dos
estelas discoidales en Peroniel del Campo (Soria)
Francisco
de Borja Mobellán Iriarte
593-596
Una
estela discoidal en Torralba del Burgo (Soria)
José
Raúl Vega de la Torre
597-603
Contribución
al catálogo de estelas discoideas de Valladolid
José
Ramón López de los Mozos Jiménez
605-611
Nuevas
estelas discoideas de la Provincia de Guadalajara
José
Ramón López de los Mozos Jiménez
613-618
Funcionalidad
de las estelas discoideas en Navarra
Jesús
Ukar Muruzabal
619-630
De
la stele disoidale romaine aux formes modernes et actuelles
Robert
Aussibal
631-637
Les
esteles mitres
Robert
Aussibal
639-641
Los
motivos decorativos en las estelas medievales de Cantabria
María-Carmen
Martín-Gutiérrez
643-652
Signos
de oficios en estelas funerarias de Catalunya
Joan
Menchón i Bes, Peter Rius May
653-662
Mais
algumas profissoes representadas em estelas discóides portuguesas
José
Beleza Moreira
663-693
A
propos de deux steles discoidales a symbole solaire
Robert
Aussibal
695-703
Ensayo
de aplicación del análisis estratigráfico a los soportes
epigráficos
Miguel
Unzueta Portilla
705-711
La
estela funeraria moderna en la Península Ibérica
Antxon
Aguirre Sorondo
713-723
Las
estelas funerarias: ensayo de evaluación de nuestros conocimientos
sobre las estelas funerarias
Pierre
Ucla
725-731
....................................................................................................................
VI
Congreso
Internacional de Estelas Funerarias (1995.
Pamplona)
Inmemoriam
de nuestro maestro don José Miguel de Barandiarán
Gurutzi
De Arregi
11-18
La
estela prerromana en Bizkaia: nuevas aportaciones y ensayo de
interpretación histórica
Miguel
Unzueta Portilla
19-38
La
necesidad de una aproximación arqueológica al estudio de la lápidas
funerarias romanas: El motivo de las "Arquerías" en Álava
Carlos
Ortiz de Urbina Montoya, Ramón Loza Lengaran
39-54
Iconografía
de las estelas funerarias de época romana en Álava. Ensayo de
identificación de los objetos representados
Eliseo
Gil Zubillaga
55-68
Inventarios
Una
estela con el aspa de San Andrés en Estella (Navarra)
Pedro
Argandoña Ochandorena
69-76
Estelas
medievales navarras. Nuevas aportaciones. Señorío de Baigorri
Carmen
Jusué Simonena, Rosa María Armendáriz Aznar
77-88
Estelas
discoideas de origen desconocido recogidas en el Museo de Navarra
María
Inés Tabar
89-114
Nuevas
estelas funerarias en la Merindad de Sangüesa. Navarra: Induráin
(Izagaondoa)
Alfredo
Armendáriz Lizárraga
115-124
Nuevas
estelas discoidales en Álava
Francisca
Sáenz de Urturi Rodríguez
125-150
Nuevas
estelas discoideas en Gipuzkoa
Fermín
de Leizaola Calvo
151-156
Monumentos
funerarios en las ermitas de Bizkaia
Gurutzi
Arregi Azpeitia
157-172
Estela
de "Valle Arratia"
Ignacio
Rotaeche
173-176
Aportación
al estudio iconográfico de la estela medieval vizcaínaZabala
Altube, María José
María
José Zabala Altube
177-192
Estelas
medievales del monasterio Cisterciense de las Huelgas de Burgos
Manuela
Domenech, Carlos de la Casa Martínez, Joan Menchón i Bes
193-214
Hilarri
bat Sasamon-en (Burgos, Espainia)
Anton
Erkoreka Barrena
215-218
Estelas
medievales de la provincia de Soria II
Carlos
de la Casa Martínez, Manuela Domenech
219-247
Estelas
de la provincia de Guadalajara (Estudio de un conjunto de dieciséis)
José
Ramón López de los Mozos Jiménez
247-270
Algumas
profissoes representadas em estelas discoides portuguesas
José
Beleza Moreira
271-296
Aspectos
onomásticos y epigráficos de las estelas altomedievales cántabras
José
Raúl Vega de la Torre
297-316
Zur
frage des vorkommens von rundscheiben in Böhmen
Zdenek
Prochazka
317-328
Nuevas
estelas discoideas de Sangüesa-Rocaforte (Navarra)
Juan
Cruz Labeaga Mendiola
329-342
Simbología
y Técnicas
Temas
iconográficos en las estelas funerarias de la IIª Edad del Hierro
en Álava: Representaciones astrales, animales y humanas
Idoia
Filloy Nieva
343-358
Comentarios
a las tesis antropomorfistas para la estela discoidea
Imanol
Agirre Arriaga
359-380
Simbología
de la cruz en las estelas de Navarra
Jesús
Ukar Muruzabal
381-396
Tipometría
de las estelas discoideas de Navarra
Pedro
Arrese Villanueva
397-416
Imageries,
images et imaginaire basques: Quelques principes d¿étude
Michel
Duvert
417-436
L´expression
de la religion avec des symboles funeraires en Hongrie
István
Szilágyi
437-444
Le
gisement de Pardies (Landes) et les tombes de pelerins
Maite
Labeyriotte, Richard Bavoillot, Robert Aussibal
445-480
Recherche
sur l¿origine de l¿union du cercle et de la croix autour de la Mer
Egee
René
Quehen
481-492
Le
symbolisme marial des steles discoidales
Robert
Aussibal
493-514
Técnicas
de talla en las estelas funerarias de época medieval en Catalunya
Joan
Menchón i Bes, Francesc Xavier Sole i Borras
515-536
Un
arpón ballenero en una sepultura de la iglesia parroquial del pueblo
de Bidarte (Lapurdi)
Fermín
de Leizaola Calvo
537-544
Metodología
y Estado de la Cuestión
Metodología
y ritos en las investigaciones estelísticasAguirre Sorondo, Antxon
Antxon
Aguirre Sorondo
545-552
Algunas
cuestiones metodológicas en el estudio de las estelas de los "Països
Catalans"
Joan
Menchón i Bes
553-576
Estelas
funerarias en Catalunya, algunas piezas singulares
Joan
Menchón i Bes
577-594
Apostillas
al estudio "estelas medievales cristianas de la península
ibérica"
Joan
Menchón i Bes, Carmen Jusué Simonena, Carlos de la Casa Martínez
595-608
Ensayo
de evaluación de nuestros conocimientos tocante a las estelas
discoideas
Pierre
Ucla
609-626
A
propos d'une coutume funeraire de l'antiquite tardive a Imus
Pyrenaeus St.Juan le Vieux dans les Pyrénées Atlantiques
Jean
Luc Tobie
627-643
Las
estelas funerarias galo-griegas: Clasificación formal y paralelos
Fernando
Fernández, Eugenio Ramón Luján Martínez
247-253
Epigrafía
picta en ogham y memoria del difunto: Ensayo de reconocimiento
Fernando
Fernández Palacios
255-264
Tipología
das estelas rectangulares portuguesas
José
Beleza Moreira
265-303
La
legalidad de las estelas: Del Decreto de 1963 a bien de interés
cultural
Societat
Catalana d'Arqueologia
305-313
Un
monumento casi-discoideo en Mastrique (Maastricht), Países Bajos
Jaak
Nijssen
315-326
La
christianisation des stèles funéraires de l'âge du fer en Bretagne
Gildas
Bernier
327-330
Stèles
et croix en Grèce, Bulgarie et République de Macédoine
René
Quehen
331-355
Stèles
dïscoidales et croix de Toulouse
Robert
Aussibal
357-367
Epígrafes
con en Asturias
Margarita
Fernández Mier
371-375
Epigrafía
romana de Espadaña (Salamanca)
Agustín
Jiménez de Furundarena, Liborio Hernández Guerra
377-381
Algunas
reflexiones sobre la estela funeraria consagrada a Ataecina
Eugenio
Ramón Luján Martínez
383-388
Estelas
romanas en la provincia de Badajoz: Su significado sociológico
José
Luis Ramírez Sádaba, Trinidad Nogales Basarrate
389-401
Esquematizaciones
humanas en las estelas altomedievales de Cantabria
María-Carmen
Martín-Gutiérrez
403-409
Hilarri
berri bi La Prada (Burgos)
Antxoka
Martínez Velasco
411-415
Un
nuevo grupo de estelas medievales con motivos cruciformes en
Cantabria
María-Carmen
Martín-Gutiérrez
417-429
Cabecera
de sepultura con tema de hilandera en Sitio de Nazaré (Portugal)
Carlos
de la Casa Martínez, Manuela Doménech Esteban
431-432
Contribución
al estudio de las estelas discoidales de las comarcas catalanas de
Les Garrigues y El segrià: Piezas de La Granadella y Torrebesses
Josep
Gallart Fernández
433-451
Estelas
funerarias de Catalunya: Estado actual
Joan
Menchón i Bes, Peter Rius May
453-461
Estelas
medievales de la provincia de Soria: IV
Carlos
de la Casa Martínez, Raquel Barrio Onrubia, Montserrat Lerín Sanz,
María Jesús Tarancón Gómez, Agustín Ruiz de Marco, Óscar Luis
Arellano Hernández
463-487
Estelas
en el camino de Berrús: Villalba dels Arcs -Terra Alta- (Tarragona)
Francisco
Xavier Solé Borrás
489-495
Una
estela decorada de época romana en Sangüesa (Navarra)
Juan
Cruz Labeaga Mendiola
499-501
Estelas
funerarias de tema religioso en Abaurrea Alta (Navarra)
Miguel
Ibáñez Artica
503-509
Estelas
de Burlada (Navarra)
Pedro
Arrese Villanueva
511-517
Estelas
funerarias de Mélida (Navarra)
Daniel
García Jaurrieta
519-527
Contribución
al inventario de estelas discoideas de Navarra: Los ejemplares de
Aincioa
Miguel
Bañales Leoz, Araceli Iturri Villanueva
529-543
Una
estela funeraria del cementerio de la Iglesia de San Juan Bautista,
Estella
Gabinete
de Arqueología NAVARK
545-549
Dos
estelas discoideas de la Plaza Vieja de Tudela
Begoña
Martínez Aranaz, Luis Navas Cámara
551-554
Dos
nuevas estelas discoideas en Sangüesa (Navarra)
Juan
Cruz Labeaga Mendiola
555-558
Nueva
estela discoidea en Cabanillas (Navarra)
Begoña
Martínez Aranaz, Luis Navas Cámara
559-562
Estelas
de la zona sur del Valle de Esteríbar
Pedro
Arrese Villanueva
563-571
Algunas
estelas de las sierras de Andía y Urbasa y zonas periféricas
Fermín
de Leizaola Calvo
573-579
Las
estelas funerarias recogidas por la Comisión Provincial de
Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra
Emilio
Quintanilla Martínez
581-585
Noticia
sobre cuatro estelas discoideas en Navarra
Rosa
Rodríguez Cayetano, María del Carmen López Echarte
587-593
Nuevas
estelas discoideas de Vera de Bidasoa (Navarra)
Vidal
Pérez Villareal
595-604
Monuments
funeraires (Hil-Harriak) et maison (etxe)
Michel
Duvert
607-622
Iglesia
del Santo Sepulcro de Torres del Río: Estela funeraria
Fernando
Cañada Palacio, Mercedes Unzu Urmeneta, Luis Francisco Labé
Valenzuela
623-627
Representación
en piedra del crucificado
María
Inés Tabar Sarrías
629-633
Reaparición
del uso de la estela discoidea
Vidal
Pérez Villareal
635-639
................................................................................................................
Actas
del VII Congreso Internacional de Estelas Funerarias
Santander,
24-26 de octubre 2002
Vol.
1. 2004. ISBN 84-95516-82-9
Estelas
en contexto arqueológico y documental
La
estela y la muerte
José
Ramón López de los Mozos Jiménez
33-72
Notas
sobre las estelas funerarias en el Próximo Oriente Antiguo: el caso
de Anatolia
Juan
Manuel González Salazar, Fernando Fernández Palacios
75-92
El
motivo del toro guerrero en las estelas sirio-palestinas y sus
analogías con las estelas tartésicas
Sebastián
Celestino Pérez, Carolina López Ruiz
95-108
Estelas
antropomorfas y estatuas-menhir: su papel en la articulación del
espacio funerario megalítico
Marta
Díaz-Guardamino Uribe
111-121
Estelas
en la necrópolis de incineración de Herrería (Guadalajara)
Fátima
Marcos Fernández, Teresa Sagardoy, Jesús Francisco Torres Martínez
125-138
Estelas
funerarias y grupos de parentesco en la región Celtibérica
Manuel
Ramírez Sánchez
139-156
La
estela romana de tradición indígena en Vizcaya: origen y estado de
la cuestión
Miguel
Unzueta Portilla
159-180
Dos
estelas procedentes de las localidades de Valdorros y Villangómez
(Burgos) con mención del antropónimo "Paesicus"
Aránzazu
Urbina Alvarez, Helena Gimeno Pascual
183-192
Las
estelas funerarias galaico-romanas a la luz de la nueva arqueología
epigráfica
Ana
María Suárez Piñeiro
195-206
Las
estelas funerarias figuradas de época romana en Galicia
Cristóbal
Nodar
209-224
Estelas
funerarias del Valle de Arán (Lérida)
José
María Blázquez Martínez, María Paz García Gelabert Pérez
227-242
Una
estela funeraria romana al paso de la ruta 24 del itinerario de
Antonino: la estela de Monesterio
Carlos
Javier Caballero Casado, Sonia Fernández Esteban, Amparo Martín
245-252
Estelas
de Cantabria (Edad Antigua)
Indigenismo
y romanidad en las estelas funerarias de la Cantabria antigua
Eduardo
José Peralta Labrador
257-356
De
nuevo sobre las estelas gigantes de Cantabria
Teresa
Cerezo Sánchez, José Raúl Vega de la Torre
359-368
La
"Fusayola" pétrea del "oppidum (s) amanorum" y
su decoración: un esquema común a las estelas cántabras
Ramón
Bohigas Roldán, Miguel Unzueta Portilla, Carlos Cancelo Mielgo, Juan
Tomás Molinero Arroyabe
371-382
Vol.
2. 2004. ISBN 84-95516-83-7
Estelas
de Cantabria (Edades Media y Moderna)
Estelas
funerarias medievales en Cantabria
María-Carmen
Martín-Gutiérrez
405-444
El
despoblado y la necrópolis medieval de San Vicente de Rasgada
(Valdrredible, Cantabria)
Ramón
Bohigas Roldán, Javier Marcos Martínez
447-470
La
estela de Monegro (Campoo de Yuso): un nuevo antropomorfo en las
manifestaciones funerarias medievales de Cantabria
Manuel
García Alonso
473-488
Aportación
al catálogo de estelas discoideas de la Comarca de Campoo
(Cantabria)
Ramón
Bohigas Roldán, Alfonso García Revuelta
491-508
Románico
en Campoo: restos medievales en la Hermandad de Campoo de Suso
Beatriz
Valiente Barroso
511-530
Estelas
medievales de Santiurde de Reinosa (Cantabria)
Enrique
Gutiérrez Cuenca, Lino Mantecón Callejo
533-548
Acerca
de las estelas de Santander
Teresa
Cerezo Sánchez, José Raúl Vega de la Torre
551-560
Estela
discoidal de la ermita de Santa Ana (Castro Urdiales, Cantabria)
Antxoka
Martínez Velasco
563-568
Dos
nuevas estelas discoidales de cronología medieval en Santibáñez
(Cabezón de la Sal)
Ramón
Bohigas Roldán, Conrado Chatruch Durán, Manuel García Alonso
571-584
La
colección de estelas del Museo Diocesano "Regina Coeli" de
Santillana del Mar
Ramón
Bohigas Roldán, Enrique Campuzano Ruiz
587-610
Pervivencia
de la simbología funeraria de las estelas autóctonas hispanas e
hispanorromanas: las ventanas monolíticas del municipio de Rasines,
Cantabria
María
Paz García Gelabert Pérez
613-629
Vol.
3. 2004. ISBN 84-95516-84-5
Estelas
en contexto arqueológico y documental (segunda parte)
Estelas
medievales, contextos arqueológicos y documentales ¿un objetivo
imposible?
Joan
Menchón i Bes
653-686
Posibles
estelas funerarias pictas escritas en ogham (siete años después) y
notas lingüísticas de las inscripciones oghámicas de Escocia
Fernando
Fernández Palacios
689-714
La
estela de Llánaves de la Reina (León): entre la tradición
vadiniense y el altomedievo
Ramón
Bohigas Roldán, José Avelino Gutiérrez González
717-734
Estelas
en contexto arqueológico y revisión de criterios crono-tipológicos:
a propósito de algunas nuevas estelas medievales de las merindades
José
Ángel Lecanda Esteban
737-756
Profissôes
representadas em estelas rectangulares portuguesas
José
Beleza Moreira
759-770
Camino
a Santiago: cruces de piedra, piedras de cruces
Carlos
de la Casa Martínez, Manuela Domènech
773-790
Estela
dicoidea de Santa Pía (Zigoitia, Alava): sobre la reutilización de
un tenente de altar como estela
Francisca
Sáenz de Urturi Rodríguez
793-804
Estelas
funerarias de época meriní halladas en Algeciras (Cádiz)
Yolanda
Oliva Cózar, Virgilio Martínez Enamorado, Antonio Torremocha Silva
807-838
Las
estelas funerarias medievales del castillo de la Adrada (Avila)
Manuel
Pérez Rodríguez-Aragón, Miguel Angel Martín Montes, María Pérez
Nieto
841-856
Las
estelas y la muerte: su presencia en el cementerio contemporáneo
Señalización
de tumbas y estelas discoidales
Antxon
Aguirre Sorondo
861-887
Estela
conmemorativa en la carretera (San Esteban de Gormaz, Soria)
Félix
García Palomar
883-888
Estelas,
inventarios y catálogos
Tres
nuevas estelas medievales de San Esteban de Gormaz (Soria)
Félix
García Palomar
893-900
Maçon
(Hargin) et art funéraire en Pays Basque Nord: essai sur les rythmes
et les modes de création en milieu traditionnel
Michel
Duvert
903-910
A
propos de deux stèles discoïdales á "cupules"
Robert
Aussibal
913-918
Las
estelas medievales en la provincia de Palencia: nuevos hallazgos
Carmelo
Fernández Ibáñez, Carlos Lamalfa Díaz
919-936
Estelas
dicoideas en las sierras Andia, Urbasa, Entzia y en sus inmediaciones
(nueva aportación)
Fermín
de Leizaola Calvo
939-949
Estelas
medievales de Valderejo (Álava)
Antxoka
Martínez Velasco
953-961
Aportaciones
al inventario de las estelas discoidales de las Comarcas del Segriá,
Les Garrigues y el Pla d'Urgell (Lérida)
Antoni
Llusà i Guash, Josep Gallart Roméu
965-994
Contribución
al inventario de las estelas funerarias discoidales de la comarca de
la Noguera (Lérida)
Jordi
Trullols Grané, Josep Gallart Fernández, Jaume Camats Campabadal,
Rafel Gomà Fontanet
997-1030
..........................................................................................
Actas
del VIII Congreso Internacional de Estelas Funerarias
Museo
Nacional de Arqueología de Lisboa mayo 2005 -editado en mayo 2006-
.
(13):
Caliabria
y Ciudad Rodrigo
José
Ignacio Martín Benito
Publicado
en “Caliabria y Ciudad Rodrigo”. Ciudad Rodrigo, Carnaval 2001.
Salamanca, pp. 325-331
Con ese mismo título:
“Caliabria y Ciudad Rodrigo”, el P. Fidel Fita publicaba en 1913
en el Boletín de la Real Academia de la Historia un pequeño
artículo donde daba a conocer la correspondencia enviada por el
obispo civitatense Pedro Gómez de la Torre al P. Enrique Flórez en
1755, para la preparación de su España Sagrada. En las cartas el
obispo daba cuenta, entre otros, de los privilegios de 1171 y 1191
conservados entonces en el Archivo de la catedral de Ciudad Rodrigo y
donde se hace mención de la donación real a la iglesia civitatense
de la ciudad de Calabria[1]. En ese mismo Boletín, Fita publicaba
otro artículo con el título “Caliabria romana”[2], donde daba
cuenta de algunos epígrafes romanos, lo que indicaría la antigüedad
de esta ciudad, para la que se han señalado, como veremos más
adelante, varios asentamientos y cuya historia, al menos desde
mediados del siglo XII, parece estar vinculada a la erección de la
diócesis de Ciudad Rodrigo.
II. Caliabria
La sede episcopal de
Caliabria debió ser fundada en época visigoda y vino a ocupar un
espacio entre las de Viseu, Egitania (Indanha) y Salamanca.
Anteriormente había sido parroquia del obispado de Viseu, como
recoge el parroquial suevo, redactado entre 572 y 589 y al que se
añadió luego: quae apud Gotos postea sedes fuit[3]. J. Vives
sostiene que fue fundada después de 621, mientras que Fita se
decanta entre 603 y 610, fechas del reinado de Witerico[4]. Se tienen
noticias de cuatro de sus obispos que asistieron a varios concilios
de Toledo y Mérida, entre 633 y 693[5] y que en la ciudad se acuñó
moneda en época de Witerico[6]. Referencias a la diócesis
calabricense tenemos también en los códices medievales de los
siglos IX y X (nóminas cordobense y mozárabe), donde se incluye en
la provincia de Lusitania, sufragánea de la metrópoli
emeritense[7]. La División de Wamba, documento apócrifo de
principios del siglo XII, señala el nombre y los límites de las
sedes episcopales. Entre ellas se cita Caliabria teneat de Sorta
usque Albennam. De Soto usque Faram[8]. Independientemente de la
falsificación del documento –todo apunta a que fue elaborado por
el obispo de Oviedo don Pelayo, como ya apuntaron Flórez y Risco-,
interesa el texto por recoger la memoria del nombre de Caliabria,
unas décadas antes de la creación del obispado civitatense y del
título que usó el primer obispo de la nueva sede de Ciudad Rodrigo:
Dominicus calabriensis[9]. También en la nómina leonesa, de 1058
–tres años antes de la cesión de los derechos episcopales de
Ciudad Rodrigo a la iglesia compostelana-, se incluye Caliabria en
Lusitania[10].
Localización. En el
privilegio de donación que Fernando II hace a la iglesia de Santa
María de Ciudad Rodrigo por el que le entrega la Torre de Aguilar y
Calabria, se dice que esta última está entre los ríos Côa y
Águeda[11]. Flórez, no obstante, ignora su ubicación, “pues hoy
no se conocen vestigios; y mientras no aparezcan, ignoraremos el
sitio individual”, escribe el agustino[12]. No se si Flórez debió
conocer la obra de Juan Tamayo de Salazar, que sí sitúa el
emplazamiento de la ciudad. Salazar publicó en 1659 su Anamnesis,
sive conmmemoratio omnium Sanctorum Hispanorum, y allí dice
refiriéndose a Caliabria:
Así pues, la ciudad
de Caliabria se hallaría en la ribera del Duero, sobre un alto
monte, en término de Almendra, de donde procederían varias estelas
romanas. Años antes a la descripción de Tamayo de Salazar, también
Sánchez Cabañas se refirió a su emplazamiento:
Parece, por tanto que
desde el siglo XVII hay coincidencia en identificar las ruinas de
Caliabria con el monte que se yergue prominente en la margen
izquierda del Duero, en el término de Almendra. Así lo reconoció
también la Academia de la Historia en su Memorial histórico al
referirse a la Villa de Almendra. “siete leguas al Nordeste de la
villa de Trancoso, dos al Noroeste de Castelo Rodrigo, y una al
Oriente del río Côa, se halla la villa de Almendra, que tomó el
nombre por la abundancia de este fruto que hay en su término, en el
cual se reconocen las ruinas de la antigua Caliábriga…”[15]. Del
siglo XVII es también la obra de Rodrigo de Acunha, arzobispo de
Braga, Historia eclesiástica de Braga com as Vidas dos seus
Arcebispos e Varoês santos e eminentes do Arcebispados de Braga,
donde se recoge las actas de la vida, culto y milagros de San
Apolinar que, según la leyenda fue obispo de Caliabria y sufrió
martirio en época de Trajano[16].
Hoy parece pues
admitido el emplazamiento de Caliabria en el término de Almendra a
orillas del Duero (foto 1). Así lo recoge Fortunato de Almeida en su
História da Igreja em Portugal:
IV. La creación del
obispado civitatense y su legitimidad: su relación con Caliabria
La institución de la
diócesis de Ciudad Rodrigo tiene lugar en 1161, cuando el rey de
León Fernando II hace donación de los derechos episcopales a la
iglesia compostelana y a su obispo electo Fernando Gudesteiz[23]. Sin
embargo no será hasta 1168 cuando comencemos a tener noticias del
primer obispo. El 10 de julio de aquel año, en la donación que hace
el rey a la iglesia de Compostela de la villa de Cuntis y cinco
iglesias más a cambio de la ciudad de Coria, entre los obispos
confirmantes del documento (León, Astorga, Oviedo, Zamora,
Salamanca, Lugo y Orense) se halla también la firma del obispo
Domingo de Ciudad Rodrigo. El prelado no debía haber sido todavía
consagrado, pues confirma el documento como “electus Civitatis
Roderici”[24]. Sin embargo, esta fue la única vez en todo su
pontificado que Domingo usó su título de obispo de Ciudad Rodrigo.
Sólo tres meses más tarde, cuando desde León el rey y su curia
confirman el anterior documento, nuestro prelado está presente en
calidad de “Dominicus calibriensis” y como tal usó ese título
hasta su muerte en 1172. ¿Qué había pasado? Esto es, ¿por qué en
el corto espacio de tiempo Domingo abandonó su título de obispo de
Ciudad Rodrigo y comenzó a utilizar el de Caliabria?”
José
Ignacio Martín Benito
Publicado
en “Caliabria y Ciudad Rodrigo”. Ciudad Rodrigo, Carnaval 2001.
Salamanca, pp. 325-331
.
(14):
VARIEDADES
CALIABRIA ROMANA -17 ebrima-
P.
Fidel Fita 1913 en el Boletín de la Real Academia de la Historia
.
(15):
Sede
titular de Caliabria
.
(16):
CORTÉS
M.
(1836). Dicc. t. II, pág. 397.
.
(17):
Julián
Rubén Díaz
DICCIONARIO TOPONÍMICO Y
ETNOGRÁFICO DE HISPANIA ANTIGUA
(Pozuelo
de A. ; MADRID 2004)
COTTAIOBRIGA,
PAG 193.
.
(18):
M.
Cortés. Diccionario…, T III, p.122.
.
(19):
Sobre
lugares llamados PIEDRA ESCRITA, ver mi artículo:
PUNTOS
GEODÉSICOS Y PIEDRAS MEGALÍTICAS: OMPHALOS Y MARCAS DE ORIENTACIÓN
(Capítulo 107 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El
Carambolo"). Pulsando
abajo
.
(20):
ESTELAS
DISCOIDEAS
DE
LA
PENÍNSULA
IBERICA
EUGENIUSZ
FRANKOWSKI - Madrid 1920-
Reeditado
por Gómez-Tabanera, en Oviedo – 1989.
Imagen
45
, pag. 147
.
(21):
Idem
cita anterior. Pag 266
En
ESTELAS
DISCOIDEAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA de Frankowski; Gómez-Tabanera
añade un capítulo intitulado “Estelas discoideas del Noroeste"
.
(22):
Estelas
discoideas de Navarra Escrito
en abril de 1896 por Francisco Javier Zubiaur Carreño.
Liberado
en la red y publicado en el libro:
ESTELAS
DISCOIDEAS
DE
LA
PENÍNSULA
IBERICA
EUGENIUSZ
FRANKOWSKI (Madrid
1920)
Reeditado
por Gómez-Tabbanera en Oviedo 1989, páginas 352 y ss.
.
(23):
Idem.
cita anterior; pag 385.
ESTELAS
DISCOIDEAS DE ARAGÓN.
F.
Marco Símón; de la Universidad de Navarra.
.
(24):
Idem.
cita anterior; pag 468
Enrique
Peralta Labrador.
ESTELAS
DISCOIDEAS DE CANTABRIA Y ESTELAS ARQUETÍPICAS DE LA MESETA NORTE
.
(25):
Idem.
cita anterior; pag 518
MARIO
CARDOZO, director del Museo de Guimaraes.
Sobre
el simbolismo de la swástica.
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